Capítulo 16

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Vertió el contenido de té en la última taza y se sentó a la par de Yuu, que parecía niño consentido con la atención de su contrario, incluso si se trataba de una simple bebida. Mika no podía mentir, adoraba esos ojitos esmeralda centelleando de esa manera, así que una sonrisita diminuta se formó en sus labios.

Carraspeó al darse cuenta de ese detalle, así que simplemente situó la taza frente a Yuu y recorrió el azúcar para que quedara más cerca del moreno. Al final de cuentas él prefería el sabor amargo en sus bebidas como en té o café.

—Gracias —farfulló el azabache endulzando su bebida.

—Yuu, ¿Hay algo que te moleste a ti de mí? —quiso saber Mikaela, admirando al moreno con una seriedad incómodo para el mismo. Ciertamente eso era un problema muy arraigado en Yuu, siempre huyendo de la incomodidad y tensión, en especial si aquello es entre el rubio y él.

—No lo creo así —fue sincero, admirando su taza—, para ser sincero, eres demasiado bueno conmigo. Pero, también hablando con honestidad, pienso que no es bueno, porque, muchas veces pienso que las cosas que hago no te afectan ni lastiman.

Mika llegó a pensar que para su contrario sería bastante absorbente el hecho de que pedía mucha de su presencia, o que muchas veces llegaba a ser un poco quisquilloso.

—Nunca ha sido mi intención herirte, Mika —jamás se cansaría de repetir aquello, porque sí, debió ser más considerado y empático con el rubio, y se sentía pésimo de haberse dado cuenta de ello cuando el de ojos azules terminó por explotar y expresar su sentir—, sé que muchas veces me expresaste tus deseos y lo que no te agradaba y soy consciente de que soy un caprichoso, pero... —Yuu miró a Mika con un intenso brillo de deseo y anhelo en sus esmeraldas—, yo te prometo que estoy intentando cambiar eso de mí, incluso con mis amigos y familia he intentado modificar mi egoísmo, y mi falta de sensibilidad —se atrevió a llevar sus manos a las del rubio—, sigo fiel en pensar que no te voy a pedir que vuelvas conmigo a menos que tú así lo desees, pero quiero expresarte mis sinceras disculpas y mi promesa de intentar cambiar lo más que pueda —finalizó apretando las manos del blondo.

Este por su parte, desvió la mirada. El tic tac del reloj resonaba por la casa, y Mika por un momento se perdió en el instante en que sus zafiros conectaron con los agujeros carbón del perro de su contrario.

Apretó las manos de Yuu sin darse cuenta, queriendo darle otra oportunidad y a la vez temiendo que las cosas entre ellos se rompieran más de lo que de por sí ya lo habían hecho.

—Mika, te amo —susurró Yuu.

El rubio volvió su mirada a Yuu, que le miraba como un cachorrito falto de amor. Mika quiso reír, y así lo hizo, mientras pequeñas gotitas cristalinas rodaban por sus mejillas.

¿Qué había de pensar? Más que amaba a Yuu tanto como este lo hacía.

Solo que ambos aprendían, a veces cuando una relación flaquea, puede deberse a que se rompe algo para construir algo más firme y estable. Como en el pasado, cuando Mika actuaba como un celoso y posesivo novio que lastimaba a Yuu.

—Si decidimos volver, entonces, ¿Cómo nos arreglaríamos?

Yuu pareció bastante interesado en aquella pregunta, y con una sonrisa enorme en su carita, decidió acercarse un poquito más a Mika, cambiando incluso de asiento para sentirlo más a su lado.

—Me gustaría que me enseñaras algunas cosas.

—¿Qué cosas exactamente?

—Quiero lavar la ropa, y, también planchar. Y cocinar.

Mika sonrió por aquella respuesta, se acercó a Yuu y depositó un beso en su sien sin poder evitarlo, logrando que el de ojos verdes sonriera a más no poder ante aquel gesto.

—Pero quiero pedirte algo.

—Mh, dime.

—Si algo me pides y no lo hago, por favor tampoco lo hagas tú. A veces solo soy olvidadizo, déjame acostumbrarme, ¿Está bien? Admito que soy un consentido, pero estoy camabiándolo en serio.

Aquel comentario llegó a lo más profundo del corazón de Mika, dándose cuenta de que era cierto que no todo era culpa de Yuu.

Al final, una relación es de dos. Y Yuu se equivocaba, pero también él. Seguramente no se daba cuenta que muchas veces Mika se molestaba en serio, y ese fue en parte el error del mismo rubio.

—Si hay algo que quieras hacer dilo directamente por favor y negociémoslo. ¿Si?

Aquello tenía referencia a la ocasión en la que deseó viajar con su novio y Mika lo sabía. Asintió con la cabeza y siguieron acordado un par de reglas y obligaciones de pareja.

Media hora después de acuerdos y negociaciones, ambos decidieron que a la mañana siguiente lo intentarían de nuevo.

Al final, tampoco necesitaban todo el tiempo del mundo. Las palabras son clave, la comunicación se debe de dar sin mentiras y secretos, de forma directa y clara, y si algo no va bien, el mejor método para arreglarlo es hablarlo y darse cuenta que no todo cae en una sola persona.

Al final del día, aprovechando su acercamiento, jugaron un rato con Kuma y luego Mikaela le mostró a Yuu cómo preparar curry.

Mika dio un poco de orden al desorden de su novio y así se retiró a casa de sus padres con una sonrisa resplandeciente.

A la vez, Yuu durmió como un bebé esa noche, sabiendo que las cosas se habían podido arreglar.

La felicidad inundó sus corazones, pero todavía había mucho por hacer. Por el momento solo desearon concentrarse en que habían dado un enorme paso en su relación y las cosas debían de cambiar inminentemente, pero habían comenzado con el pie derecho.

Después, Yuu tenía planeado volver a pedir matrimonio a Mika. Con antelación había sido el rubio quien pidió su mano. Pues bien, a Yuu nada le costaba hacerlo también, y no estaba dispuesto a esperar a que su pareja fuese el de la iniciativa, así que su ánimo estaba en lo más alto a lo que podía llegar. Había sido un día espléndido después de tantas peleas y sentimientos conflictivos en el corazón de ambos.

¿Con quién se queda el perro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora