Mika ya había propuesto matrimonio a Yuu hace un par de meses en la casa de los padres de este. Ambos le dieron la bendición a los dos, y había sido un día sumamente maravilloso y hermoso para ambos. Yuu deseaba volver a ese momento, porque sentía que su novio ya no le amaba más. Parecía que seguían una rutina muy similar en donde ya ni siquiera peleaban por Kuma y sus acciones destructivas. Parecía más que Mika se había cansado de batallar con él. Ya no lo regañaba. Ya no le pedía muchas cosas, ya ni siquiera le daba las buenas noches y eso preocupaba bastante al azabache.
Antes de dormir, Yuu tampoco se aseguraba de recordarle a Mika que lo amaba, y en las mañanas, este parecía ignorarlo. No lo despertaba con besos como normalmente, y tampoco se despedían de piquito como era costumbre al asistir a sus respectivos trabajos.
No se dio cuenta de cuándo todo cambió tan drásticamente. ¿Quizá se trataba de Kuma? Quizá no debió adoptar al cachorro, incluso cuando Mika parecía ya no repeler su presencia y ahora hasta le compraba juguetes y premios para cuando Kuma se portaba bien.
¿Pero y él?
Por esa razón Yuu había estado evitando llegar a casa. Se había empezado a hacer costumbre que Yuu llegara al anochecer para cenar, por lo menos de tres a cuatro veces por semana.
Su vida amorosa se estaba yendo por la borda, y le dolía el corazón, pero no hacía nada al respecto.
Por otro lado, Mika se encontraba triste. Triste y enojado. Yuu no se preocupaba por los cambios que había hecho a propósito, solo deseaba obtener un poco de lo mismo que él daba. Mika siempre era el primero en pedirle sinceras disculpas cuando peleaban y siempre, siempre apoyaba cada decisión, sueño, meta y proyecto en su novio, incluso si esas ideas no tenían futuro o no eran tan brillantes.
A veces llegaba a sentirse culpable, quizá había estado siendo muy injusto con su novio, ¡Pero no era su culpa encontrarse así de molesto! O quizá sí. Sí lo era. Porque Yuu siempre pensaba en sí mismo antes que en los dos por igual, como él lo hacía, y de acuerdo, quería ser también egoísta de vez en cuando.
~
Mika había preparado curry, ciertamente la mesa se encontraba casi en silencio de no ser porque patitas correteando por la casa se escuchaban de fondo.
—Esto está delicioso, como siempre —afirmó Yuu sonriéndole a su novio.
—Gracias, no sabía que preparar hoy —aceptó sin dirigirle la mirada a Yuu, llevando un poco de arroz a su boca.
El menor carraspeó incómodo, desvió la mirada y luego volvió a mirar a su novio. Ciertamente no sabía qué más podía decir.
—Por cierto, a Kuma se le acabó la comida, deberías comprar más —comentó el rubio, dejando sus palillos en el plato para ver a Yuu—. Estos días Rene estará de viaje y me pidió que lo supla en el hospital que trabaja, así que me quedaré gran parte del día y no podré ir a comprarla, asegúrate de hacerlo en serio porque Kuma ya no tiene más. De todos modos cuando salgas del trabajo mañana te enviaré un mensaje para que pases a comprar eso.
—¿Cuánto tiempo suplirás a Rene? Y.. yo, sí, claro, mañana pasaré a comprar el alimento.
—Él fue al curso del que te hablé hace unos días pero se irá un par de días antes, de todos modos solo lo supliré tres día, ya que el tiempo restante no se le descuenta su sueldo y afortunadamente el fin de semana ayuda a su situación.
Yuu asintió con la cabeza en respuesta a lo comentado, y luego tomó la palabra.
—¿Por qué no fuiste a ese curso?
—Quería ir contigo, pero está bien. De todos modos odio viajar, me marea hacerlo —fue su respuesta.
Yuu no pudo soportar más la tensión que había entre ambos. Colocó con tanta fuerza sus manos en la mesa, que el mayor dio un respingo.
—¿Ya no me amas, Mika? —pidió saber con una mirada inundada en tristeza y preocupación.
El mencionado no respondió en seguida, y no porque no lo hiciera, sino porque le sorprendió la pregunta de su novio. Y también se sintió mucho más culpable por haber sido así de frío y distante con Yuu cuando jamás lo había sido antes. Ya ni siquiera habían buscado lo restante para su boda.
—¿Mika?
El rubio negó con la cabeza, pero no hacia Yuu sino hacia sí mismo para despejar un poco su mente.
—Yuu-chan, créeme que siempre te amaré —contestó mirando sus pálidas manos, jugando con sus dedos.
—Entonces, ¿Puedo besarte? —pidió acercándose al rubio.
Este por su parte fijó sus zafiros en su pareja y asintió con la cabeza, llevando su diestra a la mejilla de Yuu, para luego acercarse y unir sus labios.
Aquella sensación de beso fue sumamente tensa. Mika amaba a Yuu. Lo hacía sinceramente, pero no sentía que el azabache le retribuyera de la misma manera.
Por ende, ese beso tosco duró un par de segundos, y ambos incómodos con la situación y con un nudo en sus gargantas, se quedaron en completo silencio.
—Siento no decirlo tan a menudo como tú, pero te amo, Mika.
—También te amo, Yuu, yo... —quiso decir algo más. Que esperaba que le demostrara un poco más su cariño, o que tomara la iniciativa de vez en cuando. Pero se quedó sin palabras.
—Perdón si hice algo mal —carraspeó yuu—. Te amo, te amo Mika, te amo, te amo mucho.
El sentimiento sincero en el azabache por ese momento conmovió a Mika, así que se acercó a su novio y lo envolvió con sus brazos protectores.
—Shh, no digas más, Yuu-chan. Está bien, lamento no haber sido tan demostrativo contigo, te amo —susurró besando su nuca.
Mika era débil a Yuu. Y Yuu inconcientemente se aprovechaba de eso.
Para fortuna de ambos, la sensación de ahogamiento en los dos terminó por un momento en cuanto Kuma interrumpió su abrazo, haciéndolos reír a ambos por aquel acontecimiento.
ESTÁS LEYENDO
¿Con quién se queda el perro?
FanfictionSi tú te vas, y yo me voy, ¿con quién se queda el perro?