[Y ella odia el sol.
Pero ella no lo odia.
Y él es como el sol.
¿Cómo no podía odiarlo sino odiar el sol si fueran lo mismo?]
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Este fanfic contiene una gran cantidad de temas oscuros, por lo que todo está ba...
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-¿Vienen los Vaughan, padre? -preguntó Draco.
-Eso creo-respondió Lucius sin mirarlo. Narcissa los esperaba en su asiento.
El verano había pasado sin problemas, al menos eso pensaba Draco. Ese beso (si podía llamarlo así) con Leevanna lo había mantenido distraído durante más de una semana y no entendía por qué. No debería pensar en ese beso. Pero no pudo evitarlo. Los dos meses de verano, había tenido que intentar bloquear su memoria para no entrar en una especie de trance recordando la frialdad pero al mismo tiempo la calidez de sus labios.
¿Por qué? ¿Por qué no lo había hecho antes? Por qué ... ¿Por qué nunca se había imaginado besarla, sus labios? Por qué no? Todo el tiempo que había estado en Hogwarts siempre había escuchado cómo los chicos hablaban de ella y lo bonita y agradable que era. Siempre. Desde el maldito primer año. Desde la primera vez que bajó del Expreso de Hogwarts. Desde la primera vez que entró al Gran Comedor y el sombrero Seleccionador dijo "Slytherin"
Aunque en primer año, todos estaban un poco asustados de ella y su familia todos los rumores que corrían por el castillo. Pero nunca la había juzgado ni escuchado las acusaciones porque todos le tenían un poco de miedo a su padre también. En primer año parecía muy tímida, siempre sonrojándose suavemente cuando alguien le hablaba o un profesor la hacía pasar al frente. Todos se preguntaban por qué llevaba esos guantes de cuero negro que le impedían tocar nada ni a nadie.
Podía recordar la primera vez que alguien la había tocado (por accidente y apenas era un cepillo) y había saltado tan asustada que se había caído al suelo después de abofetear agresivamente la mano de la persona que se había atrevido a tocarla : un chico de tercer año en ese momento.
El chico había tratado de disculparse porque había pensado que la había abofeteado o algo así, pero ella comenzó a temblar mientras gritaba que no podía tocarla ni siquiera acercarse. Podía recordar cómo todos se veían tan preocupados y un prefecto de Ravenclaw tuvo que llamar a Severus Snape. Nadie habló de eso después de eso, todos se preguntaron por qué había reaccionado de manera tan agresiva y defensiva, pero nadie preguntó.
