Capítulo trece

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Capítulo trece: El señor Kowalski

—Adentro —le dijo Newt a su criatura, mientras la metia en la maleta

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—Adentro —le dijo Newt a su criatura, mientras la metia en la maleta. 

—¿Que demonios acaba de pasar? —gritó Lily, cuando recuperó la voz. 

Se acercó rápidamente hacia Newt desde la escalera mientras no despegaba la vista de cómo él guardaba algo en su maleta. Newt levantó la vista tratando de buscar el brillo característico en los ojos Lily, que estaban encendidos de furia. Luego, la desvió para tranquilizar a sus animales. 

El señor Kowalski y Lily se miraron sin entender la situación. Lily estaba enfurecida pero con una pizca de desconcierto. El señor Kowalski todavía estaba atónito. 

—Señor Scamander, ¿podría responder mi pregunta? —Lily le echó un vistazo al interior de la maleta y vio como algo se movía en el saco de Newt. Automáticamente, se llevó la mano a un dedo.

—Responderé todas tus preguntas, Lily —aseguro Newt, viendo como ella miraba a la criatura en su bolsillo delantero del abrigo—. Solo dame unos segundos.

—¿Unos segundos? —masculló, acercándose—. ¿Unos segundos? Unos segundos le costó a usted teletransportarse de aquí para allá con nosotros. 

Newt pensaba responder, y explicar qué hechizo había usado. Pero cuando se levantó para enfrentarse cara a cara a Lily, vio como su criatura restante se metía por los bordes de la bodega. No fue el único, el señor Kowalski y Lily estaban al tanto. En ese momento Lily cayó en cuenta de que eso fue lo que vio caminando por encima de la parte central del banco.

—Claro que no —dijo Newt, sacando su varita para apuntarla a la puerta de la bodega—. Alohomora. 

La puerta de la bodega comenzó a abrirse. 

La boca de Lily parecía nunca cerrarse por el asombro. Mucho menos la del señor Kowalski.

—Así que van a robar el dinero, ¿no? —dijo la voz del señor Bingley, una vez éste estaba a pocos metros de ellos. Tenía cara de poco amigos, y cuando los tres se dieron vuelta acompañados de sus maletas, presionó el botón de emergencia que estaba en la pared junto a él.

Petrificus totalus —pronunció Newt, apuntando desde el bolsillo con su varita al señor Bingley. 

Una chispa emergió desde el abrigo de Newt y con un simple contacto petrificó al señor Bingley. Que cayó sin que nadie lo atrapara.

—¡Sr. Bingley! —susurró el señor Kowalski, aterrado.

—¡Oh, por Dios! —dijo Lily en voz baja, adelantándose unos pasos.

Mientras tanto, la puerta de la bodega seguía abriéndose aún con el sonido de la alarma del banco. Newt dejó a un lado su maleta en el suelo.

—No, no, no, señor Scamander... —musitó Lily, al darse vuelta. Kowalski imitó su acción.

—¿Deberíamos escapar? —preguntó él, mientras observaba como Newt sostenía entre manos un animal y de él caían monedas de oro.

Lily miró primero Kowalski, después a Newt y volvió a mirar al señor Kowalski.

—Yo sólo lo conozco hace unas horas.

Ambos miraron a su alrededor como si esperaran que todo fuera un show montado.

—Y sólo hace unos minutos.

—Razón de más para salir corriendo —murmuró Lily, viendo con una mueca como el señor Scamander le hacía cosquillas a una criatura.

De ese cruce entre un pato y una rata caían todo tipo de joyería, monedas y relojería. Parecía no tener fin y por un momento Lily se preguntó si seguía teniendo sus aretes de oro.

Cómo era de esperarse, empezaron a descender por las escaleras pasos pesados que indicaban la llegada de la nada esperada policía.

—No —espetó el señor Kowalski, mirando a los policías—. No. No disparen.

Y antes de que le hubiera dado a ellos tiempo de responder, Newt salió del interior de la bodega con su maleta, entrelazó sus dedos con los de Lily, y junto con el señor Kowalski, volvieron a teletransportarse.

Volvieron a aparecer en uno de los costados del banco, Lily siendo aplastada contra la pared por el pecho de Newt y Kowalski pegando su cabeza contra la pared. Lily soltó la mano de Newt y éste guardó, o forzó, en seguida a su criatura a entrar en el maletero.

—¡Okey, tiene que dejar de hacer eso! —gritó Lily, haciendo un ademán con las manos.

—Por última vez, alimaña atrevida, quita las patas de lo que no te pertenece  —regañó Newt a su criatura.

El poco valor que le quedaba a Lily se esfumó en el momento que vio que la maleta del señor Scamander no tenía fondo. Retrocedió hasta dar su espalda con la pared a la cual el señor Kowalski estaba aferrado por el susto.

—Lo lamento mucho —dijo Newt, refiriéndose en especial a Lily que lo miraba asustada.

—¡Sabía que había algo raro en usted! —dijo en voz baja, señalando a Newt amenazadoramente—. Primero la maleta se abre sola. Luego, veo a un animal... raro, corriendo por el banco.

—¿Qué te parece si te lo explico, Lily.... señorita Macmillan? —corrigió al ver su expresión tensa—. Mientras tanto, usted ha visto demasiado —ahora se refería al señor Kowalski—. Si no le molesta, párese ahí.

La duda de porqué el señor Scamander la había dejado a un lado mientras él sacaba de nuevo una vara madera y excluía al señor Kowalski de la situación le quemaba la cabeza.

Primero, sabía su nombre aunque nunca la haya visto en su vida. Segundo, estaba muy interesado en todo lo que la rodeaba. Tercero, tenía poderes mágicos. Un tipo muy raro.

—Será sólo un segundo —calmó Newt al señor Kowalski, alisando sus hombreras.

Lily aprovechó el leve momento de distracción de Newt, quién tomaba de la manga su varita, se aferró al cuello de su camisa y tiró de él hasta tal punto que Newt pudo oler su típico olor a vainilla y galletas. No le dio tiempo a él para tomar a Lily de la cintura cuando ella ya le había proporcionado un golpe seco con la ayuda de la pared más cercana.

El señor Scamander cayó de rodillas al piso mientras Lily tomaba su maleta y se acercaba a su oído.

—En serio lo siento, señor Scamander —susurró con voz dulce que hizo imposible que Newt se enojara con ella.

Desde la pared, el señor Kowalski miraba atónito la escena. Hasta que cuando Lily empezó a correr con los tacones en dirección a la salida de la calle, él la alcanzó trotando con su maletín siempre a la mano.

Así fue como Newt, desde el piso y con un dolor insoportable en la cabeza, veía como la bufanda escarlata de Lily colgaba a los costados de su cuerpo mientras ella se alejaba.

Otra vez.




♫motive - Ariana Grande, Doja Cat

eunoia ; newt scamander  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora