Con las expectativas selectivas de su abuelo por las nubes, un apellido sin buena reputación y un perfil bajo que, espera, mantener; Lily esta decidida a que puede pasar siete años en Hogwarts, sin llamar la atención de nadie. La de nadie salvo la d...
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23 de Julio de 1910
—Y entonces le dije —exclamó, haciendo un ademán con las manos y sonriendo—: «¡Eres realmente bueno en Cuidado de Criaturas Mágicas, Newt!» ¿A que no es buen tema de conversación? —preguntó retóricamente, apoyando sus codos en la mesa y acercándose a su amiga que se sentaba enfrente, esperando que le diera la razón—. ¡Bueno, parece que no!
Golpeó la mesa con el puño, se sentó en su asiento, bufó y miró a su amiga con ojos de cachorrito mojado.
Su primer año no comenzó como Lily lo hubiera querido. Solo eran miradas y saludos en los corredores, como si fueran dos desconocidos. En segundo año, las clases mixtas más comunes eran Hufflepuff y Slytherin, y por otro lado, Gryffindor y Ravenclaw. Una chica de la casa de Ravenclaw le contó durante una clase de Transformación que Newt se escapaba al Bosque Prohibido con la compañía de una chica que debía tener la edad de él. Cuando le preguntó cómo era que sabía, la chica contestó «Sé muchas cosas, sino no sería de Ravenclaw».
¿Acaso se había olvidado de ella?
Curiosamente, una de las pocas clases que compartían era Cuidado de Criaturas Mágicas, pero las charlas no surgían con fluidez. Newt, más de una vez, sólo la escuchó mientras ella hablaba de la fascinación que tenía ella acerca del gusto de él por las criaturas mágicas. Esto a Lily no le gustaba nada: miraba fijamente a Newt mientras tiraba una maceta llena de lombrices explosivas a la tierra. Luego Seraphina tenía que buscar la manera de bajarle los humos contándole como le había ganado una discusión a Septimus, el amable pelirrojo que le dio la bienvenida a Lily en su primer año.
—¿Acaso hice algo mal? —preguntó, haciendo a un lado su avena—. ¿Ahora no puedo ser su amiga? ¿O está demasiado ocupado con su nueva amiga y eso por que no me habla?
—Lily —estableció tranquila Seraphina, tomando la mano inquieta de Lily y apretándola—, es cuestión de tiempo a que se de una conversación. Y si nunca se da, quizás debas dejarlo con Leta. No querrás parecer molesta.
—¿Quién? —cuestionó, sacando su mano y parándose de su asiento—. Seraphina, ¿Qué Leta?
—¿Sabés qué? —sugirió, imitando su acción y tomando su libro—. La profesora Merrythought nos está esperando en el salón para una clase de duelo con los de Ravenclaw. Es posible que esté presente el profesor Dumbledore, y deveras, deveras quiero borrarle esa sonrisa patética a Septimus Nosequé.
Septimus y Seraphina acostumbraban a pelear muy seguido en la sala común, salones para cuestionar la respuesta del otro e inclusive en los pasillos. Seraphina manejaba un odio irracional hacia él, mientras que Septimus se lo tomaba con calma y no ayudaba nada que él fuera de Gryffindor también.
No queriéndose encontrar con la ira y la curiosidad insoportable de Lily, Seraphina salió corriendo del Gran Comedor con una tostada en la boca y su bufanda colgando de un codo. Lily tomó la suya, se la enredó alrededor del cuello y salió detrás de su amiga a la clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras.
