Capítulo cinco

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Capítulo cinco: Para siempre

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Capítulo cinco: Para siempre

10 de Agosto de 1911

Día habitual, día tranquilo. Así eran todos los días en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Y es que, si ya pasaste tres años completos en las instalaciones, ya mucho no te sorprende. Hechizos que aprender, partidos que ganar, exámenes que realizar y, lo que más le gustaba a Chelsea, comida que comer.

De habitual no tenía nada para Lily, lo cual eso la afectaba muchísimo. Ese fue el día en el que cayó en cuenta de que deveras tenía un flechazo por Newton Scamander. Porque, si de algo sirven los sueños, soñar que una persona te da un beso bajo la lluvia no es para nada normal. Tampoco significa que sean amigos que acostumbran darse cariño. Era realmente una imagen que vivió y sintió real. Demasiado real. El día en el que la etapa de crecer floreció y llegó sin previo aviso, sin siquiera preguntarle si estaba preparada. El día en él que querer entró en su corazón y le pegó en donde más le dolía: la soledad.

Porque podría apellidarse Black, pero a todo el mundo parecía darle igual, cosa que agradecía. Pronto, los profesores solo optaron por nombrarla Macmillan, cómo debía ser. Convivía la mayor parte del tiempo con Seraphina, Chelsea y Leia, Gryffindors; Septimus Nosequé, buscador de Gryffindor e interés amoroso de Seraphina Picquery; Armand Malfoy, compañero de Slytherin; Leta Lestrange, asemejada a amiga; y Newton. Newton Scamander. Amigo íntimo y colega en cuidado de criaturas mágicas.

Era el primer día que tendría que cargar con el sentimiento de culpa de sentir cosas por su amigo, día por el cual tendría que empezar a disimular y ser más discreta. Algo que le dolía mucho, puesto a que no quería arruinar la bella amistad. El primer día de muchos por venir y aparentar una simple amistad.

Si, realmente estaba enamorada de Newt Scamander.

La gentil y muy ruidosa, Seraphina Picquery, mejor conocida solo como Seraphina, entró en pánico y cierto regocijo. Aunque un poco molesta por que no le haya contado con lujos de detalles su encuentro con el señor Scamander el día que volvió a la sala común aún petrificada, como si hubiera visto un basilisco a los ojos. Seraphina hizo un cuestionario rápido a su corazón para asegurarse de que su amiga tenga los hilos en orden (según ella, era experimentada en los temas del amor) ¿Quieres hablar con otro chico? Mala suerte, solo te recordará a él. ¿Le envías indirectas y parece no captarlas? Mala suerte, los hombres son muy lentos para entenderlas. ¿Quieres dormir? Mala suerte, no dejaras de pensar en él. ¿Quieres ser una persona simpática y ordinaria para que no se de cuenta? Mala suerte, harás algo estúpido tarde o temprano y se enterará.

Lily, una persona tímida a la hora de expresarse abiertamente y llevadera en cuanto consejos inservibles, no se contuvo a privar a su abuelo James del asunto, ya que no le escribía desde el inicio de su tercer año. Pensó por un segundo, en comentarselo a Leta, después cayó en cuenta de que no valía la pena.

Afortunadamente, pensó, su abuelo no se sorprendería demasiado; sólo lo justo y necesario. La repentina muerte de su abuela y esposa los dejo a ellos dos en un casa humilde y descuidada (Emma solía mantener el orden y la limpieza). Lo que les dio tiempo para pasar juntos y quehaceres que repartirse. Incluso, cuando ningún vecino venía a la hora del té, chusmeaban y curioseaban de las polémicas del vecindario; cosas propias de los Macmillan.

eunoia ; newt scamander  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora