Capítulo quince

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Capítulo quince: Tina Goldstein y su bello piso

Las vías superiores que sobrepasaban la ciudad estaban oxidadas, demasiado oxidadas

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Las vías superiores que sobrepasaban la ciudad estaban oxidadas, demasiado oxidadas. Y por ahí, un animal raro rondaba.

Debajo la gente circulaba con normalidad, en escasez, pero con normalidad. No era una calle tan transcurrida como las del centro, era una zona comercial y los negocios cerrados o en mal estado conformaban toda la avenida. Ruta de piedra por la cual caminaban campantes Tina Goldstein y Newt.

Y ahí iba de nuevo:

—No puedo creer que no haya desmemorizado a esos nomagos —lo reprimió Tina por quinta vez.

Tina Goldstein era una persona muy pertinaz y elocuente según pudo notar Newt. No pertinaz a la manera de Lily, sino de la manera de alguien que es molesto y hace todo lo posible para lograr sus fines. Goldstein no era necesariamente cien por ciento ambiciosa, más bien un setenta por ciento.

No importaba cuántas veces tuviera que limpiar el nombre de Lily, Newt volvió a repetir.

—La mujer que estaba conmigo no es una... —Newt trató de recordar como llamaban a los muggles en Estados Unidos—. Nomago. Es...

—Es una bruja a la cual le borraron la memoria pero ahora no recuerda nada y cree que es increíblemente normal —completó Tina con cansancio—. Sí, señor Scamander, ya me lo explicó media docena de veces. Si abren una investigación con este caso, me despedirán. Mucho más si se enteran sobre lo del nomago.

Las calles mantenían un ritmo amigable. Una bicicleta pasó cerca suyo y una mujer cruzó la vía para entrar luego en un mercado.

—¿Por qué la despedirán? —preguntó Newt con curiosidad—. Al ser una bruja de sangre, no le veo motivo para que la despidan. Sólo bastará con que la presidenta la vea. Se lo aseguró. Además yo soy el responsable del...

—Lo que está en juego, según puedo analizar, señor Scamander, no es la sangre. Si no la memoria de ésta supuesta bruja —indicó con razón Tina, interponiéndose en el camino de Newt, quién se acercaba a ella amenazadoramente—. Y se supone que no debo acercarme a los segundos salemers.

De repente, voló frente a los ojos de ambos, una criatura alada, pequeña y azul. Tina lo miró con intriga y Newt con alarma. Luego, el animal desapareció volando en dirección contraria. Newt giró sobre sus talones y volvió la vista al frente. De repente, una vela se prendió en su cerebro.

Animal, maleta. Maleta, señor Kowalski. Señor Kowalski, Lily.

Y es que la supuesta polilla venía de calle arriba. Newt avanzó cuidadosamente, agudizando el oído por si llegaba a percibir un ruido familiar. O simplemente a Lily corriendo despavorida.

No se la veía nada contenta a Tina.

—¿Qué fue eso?

—Una polilla, creo —respondió Newt, avanzando. Comenzaron a escucharse ruidos doblando la esquina—. Una muy grande

eunoia ; newt scamander  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora