Capítulo diesinueve

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Capítulo veinte: El escarbato y sus joyas

Era desagradable el estado en el que estaban las calles de Nueva York

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Era desagradable el estado en el que estaban las calles de Nueva York . A pesar de ser una noche estrellada y despejada, de lugares inconcretos salía un gas apestoso que señalaba que la avenida no era la más propia de toda la ciudad. Sin embargo, los faroles que separaban la calle del sendero, irradiaban una luz blanca casi ilimitada; sin contar por un edificio al final de la vía que era una especie de gran campana de reloj. 

Con el ruido irritante de un motor de auto, Newt preguntó:

—Lo observé durante la cena. 

—Sí. —aseguró el señor Kowalski inmediato, mirando a Newt como si fuera lo más interesante pero problemático del mundo. Parecía que hubiera esperado que él hablara desde que salieron del departamento de Tina.

Lily miraba detrás de ellos, sobre su hombro, desconfiando, incomprensiblemente, de las personas que cruzaban el camino una calle abajo. No mejoró en lo absoluto ver, cuando alcanzó a Jacob, a un hombre de saco de color castaño parado junto a un poste de luz.

—Le agrada a la gente, ¿verdad, señor Kowalski? —interrogó Newt, mientras Lily se unía a la conversación con un gesto de interés en la cabeza luego de fruncir el ceño y seguir con la mirada a un hombre de bombín añil.

—Seguro que tú también. —afianzó indeciso el señor Kowalski, tratando de restarle importancia. 

—Es cierto, Newt —concordó Lily, asomando la cabeza sonriente. Llevaba en un mano su maleta—. Eres muy interesante. No veo motivo para que no le agrades a la gente.

—En verdad, hay muchos. Irrito a la gente. —clarificó Newt, como si fuera un secreto.

Lily abrió la boca y se tragó sus palabras de consentimiento. Sabía que no había un cumplido válido cuando alguien decía caer mal a las personas.

Cuando un coche pasó por la vía, el señor Kowalski decidió cambiar de objetivo y se inclinó por Lily.

—Pero tú debes resultar muy simpática, ¿cierto, Lily? 

—No del todo, siendo honesta —admitió Lily, con la mirada al frente—. Suelo ser muy aburrida en ocasiones y no tengo muchos amigos. Aunque me gusta pensar que existe gente a la que le intereso. 

Sonrió. Y el señor Kowalski se dio por vencido al tratar de animar a sus colegas.

—Ah...

—¿Que lo llevó a ser panadero? —indago Lily.

—¿Por qué decidió ser panadero? —cuestionó Newt, al mismo tiempo que Lily.

—Pues... —se dispersó el señor Kowalski, pasando una mano por su bolsillo—. Porque estoy muriendo en la fábrica de enlatados —un hombre con un paraguas paso al lado de Lily pero eso no interrumpió la explicación del señor Kowalski—. Todos ahí están muriendo. Te arranca la vida —pasó un dedo por el dorso de su nariz—. ¿Les gusta la comida enlatada?

eunoia ; newt scamander  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora