Capítulo veintiuno

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CAPÍTULO VEINTIUNO: 

A LA FUGA DEL ERUMPENT 

No haber sido aplastada por el erumpent le hizo saber a Lily que no había soñado nada

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No haber sido aplastada por el erumpent le hizo saber a Lily que no había soñado nada. Por una parte se alegraba, haber descubierto un nuevo mundo lleno de nuevas especies. Pero por otro le aterraba, porque el erumpent aún seguía con un objetivo claro: atrapar como sea a Jacob.

Mientras Jacob avanzaba por un estanque congelado, iba quebrando el hielo por cada paso que daba. Escaló, justo a tiempo, una piedra que allí se encontraba antes que el erumpent, que estaba a escasos centímetros, se dejara caer en el hielo con tal de alcanzar a Jacob. 

Lily se puso de pie y sintió una espantosa punzada en la cabeza. Se llevó la mano a la cara e hizo presión sobre la ceja. Al retirar la mano, notó como salía un hilo delgado de sangre. 

Mientras tanto, Jacob marchaba por el pedrusco sin darse cuenta de que tenía fin. Estaba desesperado y era hora de poner a prueba los métodos de seguridad de Newt que ofrecían la pechera y el casco.

Rengueando y con la cara salpicada de gotas de sangre por sacudirse la mano, Lily comenzó a correr a la par de Jacob, tratando de alcanzarlo bordeando el lago.

—¡Jacob! —gritó Lily cuando éste saltó de la piedra al suelo. El erumpent estaba demasiado cerca de Jacob.

El animal se arrojó sin dudarlo dos veces. Logrando que el hielo, evidentemente, se rompiera y toda el agua desbordara sin control. Jacob corría a la salida mientras el erumpent se las apañaba para salir del estanque. 

—¡Jacob! —bramó nuevamente Lily sin dar crédito a sus cuerdas vocales. Pero al tratar de correr un poco más, volvió a patinar en el piso y caer; aunque sin llegar a golpear su cabeza. 

Ni siquiera probó volver a ponerse de pie, sentía que no tenía la fuerza suficiente y era como si la punzada en la cabeza le estuviera perforando la frente. En el reflejo de un charco vio como su ceja estaba cubierta de sangre y la fina línea de la misma seguía diseñando una curvilínea hacia abajo. Se llevó dos dedos al camino y comprobó, sin expresión, como la sangre era de un rojo intenso y brilloso, que a la luz de la luna parecía duplicar su resplandor. No podía alzarse.

Nunca supo que la vista comenzó a nublarse y escuchar un pitido lejano, sólo se enteró de cómo la agarraban de los hombros y la enderezaban de tal manera que pudo estabilizarse un poco y poner los pies sobre la tierra. Apenas sentía el tacto, porque todo su peso estaba colocado sobre el cuerpo de Newt; que corría como si nada siguiendo la pista de Jacob. 

Newt la dejó descansando sobre una pared lejana, sin mucho tiempo para analizar la herida en su cabeza. Y en cuánto se enderezó, luego de decirle estrictamente a Lily que no se moviera de su lugar, el erumpent pasó rozando un pilar de ladrillos que se derrumbó en cuestión de segundos. 

eunoia ; newt scamander  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora