Capítulo diesiocho

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Capítulo dieciocho: Pickett, el Bowtruckle

La maleta se cerró una vez qué Lily y Jacob entraron

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La maleta se cerró una vez qué Lily y Jacob entraron.

Lo común que uno espere cuando descienda por una escalera es pisar escalónes existentes. De ser el caso particular en el cual los peldaños fueran invisibles, Lily podría haber sentido su ausencia. Pero como al meter un pie dentro de la maleta sintió algo firme, se aferró a la posibilidad de que lo que estaba pisando era un escalón. 

Grave error.

A los costados de su hombro percibió como se deslizaba en algo parecido a una rampa, pero que a la vez era demasiado corto para ser un tobogán. Cayó en picada todavía sin sentir nada similar a una escalera. En los segundos que duró su caída, se preguntó cómo había bajado el señor Scamander tan tranquilamente. 

Mientras sus manos tocaban ollas y cacerolas de metal, sus pies rozaban una escalera de ladrillos posicionada verticalmente. Al fin y al cabo, si estaba bajando por una escalera. De manera incorrecta, claro. Descendiendo por ella como si bajara mediante un trineo por una colina.

Rápidamente, Jacob se hizo a un lado y siguió las ordenes de el señor Scamander para que Lily pudiera hacer un descenso triunfal. Cuando sintió sus botas tocar el piso de madera, ella abrió los ojos. 

Lo primero que vio fue dos criaturas diminutas y aladas pasar por sus ojos fugazmente. Se enderezó y sintió su cara arder al cambio radical de temperatura. Lily se tomó unos segundos para recapacitar, respiró y miró a su alrededor. Así tres veces.

Las cosas, en su mayoría artefactos que Lily no había visto nunca, colgaban del techo. Cosas como jaulas vacías y canastas viejas. El interior de la maleta del señor Scamander era un completo desastre y Lily hacía el esfruerzo de poder ver todo con el mayor detenimiento.

Jacob estaba sentado en un banco junto a la escalera, igual de consternado que ella. 

—Si estás aquí es porque no tienes miedo, al parecer —sentenció con una sonrisa el señor Scamander, bordeando a Lily para llegar a Jacob. 

—Claro que no. —susurró Lily, fijando sus ojos en una planta exótica. 

Mientras el señor Scamander revisaba el brazo de Jacob, Lily comenzó a caminar por el espacio interior de la maleta; tocando con la yema de sus dedos las mesas de trabajo, escudriñando todo lo que podía y respirando el sospechoso olor a tierra mojada. 

El señor Scamander estaba detrás de Lily, dándole la espalda a la vez que ella trataba de hechar un vistazo a una curiosa ventana. 

Newt tenía pensado dejar que ella mirara todo lo que quisiera, no se enfadaría. 

Si la Lily de ese entonces, con su actual memoria, estuviera con él en ese instante, estaría ayudándolo a buscar un frasco que sanara la herida del señor Kowalski. O estaría tomando nota, perfeccionando sus habilidades de dibujo... alimentando alguna criatura.

eunoia ; newt scamander  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora