One-Shots Supercorp

No puedo dejar de sangrar, amor

AUTOR: #JMoonrise
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Sucede un martes.

Lena está entrando y saliendo de reuniones, lidiando con el equipo de producción sobre algunos fallos en su tecnología más nueva, respondiendo las preocupaciones de los inversores sobre un próximo lanzamiento y, por supuesto, apaciguando a los miembros de su junta que sienten que no está a la altura de su hermano. Es inductor de dolor de cabeza y está peligrosamente cerca de deshacerse.

Su teléfono celular permaneció inquietantemente silencioso durante todo el día, lo que no necesariamente de naturaleza extraña, a pesar de las fervientes promesas de mantenerla actualizada susurrando entre una ráfaga de besos. Es tarde en la tarde- -el sol descansa bajo en el cielo, reflejándose en los rascacielos de cristal, iluminando la belleza de la ciudad- -cuando finalmente tiene la oportunidad de soltarse el cabello, frotándose las sienes para aliviar algo de la tensión que se ha acumulado levantarse y quitarse los pies de los zapatos. Si bien son elegantes y necesarios para la imagen de su trabajo, son poco prácticos e incómodos. Y a veces desprecia la necesidad de tener una máscara de trabajo y las lecciones que se le inculcan acerca de nunca revelar su verdadero rostro.

Se sienta en su silla, los músculos se relajan en lugar de enroscarse con fuerza cada vez que alguien duda de sus capacidades o le lanza un insulto apenas velado. En su oficina, ella tiene el control y nadie más está cerca para verla así. Ella está acostumbrada tanto en este universo como en el último.

A lo que no está acostumbrada es a la preocupación y los nervios que carcomen el revestimiento de su estómago. Es constante y ajena. Desde el momento en que se levantó de la cama, preparándose para su día, tuvo esta sensación de pavor acumulándose en su vientre, creciendo y creciendo a medida que avanzaba el día. Ahora teme que sea del tamaño de un planeta. Hizo todo lo posible por mantenerse concentrada y no insistir en ello, pero Lena sabía que algo andaba mal. No podía precisar qué era exactamente, solo que algo no estaba bien.

Y cuando enciende la televisión, se da cuenta de que tenía razón todo el tiempo. Tenía buenas razones para confiar en su intuición. A veces, la duda le pica cuando tiene ese sentimiento. Ella se ha equivocado. Pero a veces tiene increíblemente razón.

Es Kara. Por supuesto que es. Siempre es Kara.

Lena se levanta de su asiento en cuestión de segundos, con el teléfono pegado a la oreja y se pone sus temidos zapatos mientras sale corriendo de su oficina. "¿Que pasó?" Pregunta cuando alguien finalmente responde. Ella renuncia a todas las cortesías y elige pasar directamente a lo que importa.

"Bueno, hola". Lena aprieta los dientes, sin algo de su paciencia bien practicada y desarrollada durante mucho tiempo.

"Ahora no es el momento para tus pequeñas bromas. ¿Como es ella? ¿Está consciente? Ella esta herida? ¿Por qué nadie me llamó? Ella toca repetidamente el botón de bajar, deseando desesperadamente que el ascensor se apresure en lugar de viajar lentamente. Toma nota mental de considerar planes para aumentar la velocidad en el futuro.

"Ella está bien", asegura Alex. "Ella sopló sus poderes. Pasa algunas veces. Está un poco golpeada, pero nada que unos días bajo el sol no puedan soportar. Solo necesita recargarse, por así decirlo ".

"Ella no es una batería", responde Lena, entrando en el ascensor. Odia la actitud indiferente de Alex y cómo está tratando toda la situación. Quizás se está volviendo fuerte, pero nunca ha tenido la oportunidad de estar en este lado de las cosas. Ella era una llamada de último recurso cuando el héroe de la capa necesitaba medidas para salvarle la vida. Ella no era la mejor amiga o la novia en pánico. Entonces ella era un medio para un fin. "Vi las imágenes. Cayó varias historias y aterrizó con una grieta ". Su pie golpea al ritmo de los números decrecientes en el panel. Intenta no pensar en la transmisión que se reproduce en bucle en su televisor.