"Resurección"

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*3 meses después...*

(T/N)

Todo era un asco...

Ya habían pasado tres meses... Tres malditos meses desde que Cinco se había ido. Mis hermanos y La Academia me necesitaban así que mantuve los entrenamientos, las misiones y todo eso; sin embargo, aún nadie podía mencionar la cosa más mínima que me recordara a Cinco sin que yo rompiera en llanto, mis poderes eran inestables y había estado teniendo problemas con la intoxicación de mi cuerpo...

Estaba en mi cama, acostada mirando el techo cuando alguien llamó a mi puerta —Disculpen pero no tengo ganas de ver a nadie— respondí y Klaus abrió la puerta —Hoy es el día— anunció el castaño con desgane. Paré la música que sonaba en mi tocadiscos y me incorporé con un suspiro —¿De verdad vas a hacerlo?— pregunté con un hilito de voz —No quiero, pero debo hacerlo— respondió sentándose en mi cama —¿No quieres venir?— pregunto estirándose para acariciar mi mejilla —No tengo interés en que Reginald reviva— respondí de mala gana —Es mas, hasta hace unos días no sabíamos que tus poderes van más allá de la invocación... O los muertos...— dije —Si... Espero poder desarrollar pronto mi telequinesis y a ver qué habilidades poseen los demás— dijo con un rastro de emoción pero esta desapareció al ver que no era mutua. Él suspiro —Además... tal vez distraerte con otras cosas no sea malo...— dijo con cuidado.

—Ya han pasado tres meses desde que Cin...
—Ni lo menciones— Espete de mal humor.
—Tienes que levantarte...
—Los he estado apoyando, he ido a misiones.
—Pues si pero...
—También he seguido entrenando.
—Pero tus podere...
—No tengo porque levantarme, ¿Bien?,

Klaus suspiro —No creas que no me doy cuenta de que sigues dejando las luces prendidas por si él vuelve....— sentí como mi corazón se comprimía. Una parte de mí creía que Cinco volvería y no quería que estuviera todo a oscuras si lo hacía... Pero era más fuerte la voz que me decía que él no lo haría, que debía parar... Aún así, yo me rehusaba —Es mi asunto, Klaus— dije comenzando a llorar y escondiendo mi rostro en una almohada —Bien... Te avisaré cuando lo haya hecho— el chico beso mi cabeza y salió de la habitación...

Lo prometiste Cinco... Lo prometiste...

_Cinco_

Aparecí en la oficina de La Encargada bañado en sangre —Oh, supongo que la misión fue todo un éxito— dijo sonriente la mujer —Sí, el Archiduque murió, fin— respondí cansado —Perfecto— la mujer se puso de pie y caminó hasta mi —Descansa y date un baño, tendrás otra misión—dijo expulsando el humo de su cigarrillo —¿Otra?, No he tenido descansos— me queje —Si bueno... Eres el mejor agente de La Comisión, y esto tiene que pasar— me entrego un sobre rojo —¿Chernobyl?— ella asintió —Esto es en extremo peligroso, espero que me vayas a pagar más de la miseria que me vienes dando— dije entre dientes —Solo tienes que asegurarte de que el reactor explote, no es difícil. Pero esta bien, te pagaré el triple y tendrás vacaciones— contesto La Encargada y se dio la vuelta —No me es suficiente— sentencie —¿Entonces que quieres?— pregunto la mujer al tiempo que se sentaba en su silla —Quiero ver a mi familia— dije recargándome en el escritorio.

—Oh Cinco...
—Es eso, o tendrás que exponerte a la radiación tú misma.

La mire desafiante y después de unos momentos ella suspiro —Bien, pero los verás hasta después de la misión, ¿Trato?— yo estreché su mano y salí de la habitación.

_(...)_

Cuando Cinco salió de la oficina, La Encargada llamó a uno de sus trabajadores —¿Si señora?— hablo un hombre delgaducho y pequeño —Preparen al escuadrón Alfa, iremos por la chica— la mujer sonrió satisfecha —¿A La Academia?— pregunto aquel hombre —No importa a donde— respondió ella con brusquedad —Número Ocho será mía—.

_Klaus_

Llegue al patio trasero, donde Pogo y Mamá me esperaban junto al ataúd de papá —¿Estás listo cariño?— pregunto mamá con inseguridad, yo simplemente me limité a asentir —Bien joven Klaus, adelante— ambos retrocedieron y yo coloqué mis manos sobre la caja.

Despierta...

Sentí ese cosquilleo como de aire frío en mi espalda y mis manos comenzaron a iluminarse con azul.
Entonces los recuerdos me vinieron a la mente.

Un pequeño Klaus de 6 años corriendo y raspándose la rodilla, comenzó a llorar y Reginald lo obligó a ponerse de pie "Tienes que ser más fuerte que esto Número Cuatro".

"No hagas eso Número Cuatro"

"¿Por que no eres como tus hermanos Número Cuatro?"

"Eres decepcionante Número Cuatro"

"Ojalá no te hubiera adoptado, Número Cuatro"

Sentí las lágrimas correr por mis mejillas —Lo siento— sorbí la nariz —No puedo...— Mamá y Pogo me miraban perplejos.

—¿No puedes que Número Cuatro?

EXTRA ORDINARIO (Cinco & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora