"Luther"

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_(T/N)_

Todos estábamos muy nerviosos por lo que pasaría.
Entre Pogo y mamá acondicionaron la sala y el comedor, completamente despejada muebles y solo teníamos acceso a esa sala y la cocina por si necesitábamos beber o comer algo.
En medio de la sala había un gran panel de control del tamaño de un refrigerador y a lado de él había una silla con cables y demás.
Pogo nos explico cómo sería el asunto:
Uno por uno nos iríamos sentando en la silla, los cables serían "adheridos" a nuestra cabeza para que él pudiera monitorear nuestro estado y pudiese ver cómo manejábamos nuestros miedos y demás. Para hundirnos en un sueño profundo que nos provocaría ver nuestro más grande temor se nos inyectaría un suero que él mismo creó junto con nuestro difunto padre. El Simio nos preguntó si queríamos que él estuviera ahí o si preferíamos que fuera entre hermanos, obviamente, preferimos que sólo estuvieran presentes nuestros hermanos, así que Pogo y mamá monitorearían todo desde otra sala...

_Luther_

Estaba muy, muy, muy nervioso. Soy el Número Uno, así que iría primero.
Ni siquiera yo estoy muy seguro de cual es mi mayor miedo, así que estaba consciente de que todo podía pasar —Señor Luther— me llamó Pogo por un radio para bebés que había dejado sobre la mesa —Siéntese por favor— Allison apretó mi mano y me miró preocupada —Tranquila— forcé una sonrisa —Estaré bien— le di un corto beso en los labios y camine hasta la silla, me senté y una especie de corona de metal se posó automáticamente sobre mi cabeza, acto seguido, una enorme aguja salió de algún compartimento de la silla y me inyectó un espeso líquido violeta en el cuello —Agh— gruñí al sentir el metal clavarse en mi piel. Poco a poco los párpados me fueron pesando más y más, la vista se me desenfoco hasta que finalmente cerré los ojos...

Desperté y me di cuenta de que estaba tumbado en una caja de cristal gigante —¿Que demonios?— susurré poniéndome de pie y girando para ver a mi alrededor pero todo era negro. De repente, de algún lado, salió Allison —¡Allison!— exclamé alegre pero la chica caminaba torpemente —¿Allison?— volví a hablar pero parecía no escucharme. De la nada salió una persona, algún tipo vestido completamente de negro y que no tenía rasgos faciales, caminó hasta Allison y la golpeó, haciendo que esta gritara y cayera al suelo —¡Allison!— grité golpeando el cristal. Tenía que ayudarla, tenía que salir de esa maldita caja, pero no podía, no se rompía por mucho que la golpeara.
El tipo seguía pegándole a la morena, que en algún punto se dejó de mover —¡No!— ese no sería mi único problema. De una pequeña tubería comenzó a salir una gran corriente de agua que se encerraba en la caja y subía rápidamente —No...— susurré y comencé a golpear de nuevo el cristal; sin embargo, no conseguía nada, era como si fuese irrompible.
El agua comenzaba a llegarme al cuello y el tipo sacó un arma, apuntando a la cabeza de la chica —¡NO!— comencé a petar con más fuerza, las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos... Y una voz salió del fondo de mi mente.

"Tienes que ser más listo Número Uno, aunque tú habilidad es la fuerza, no todo se puede solucionar con ella, tienes que aprender a usar la cabeza."

Otra lección...

"—Número Uno.
—¿Si padre?
—¿Que se hace si tú no puedes destruir algo o a alguien?
—Haces que se autodestruya.

Tomé todo el aire que pude y finalmente el agua me cubrió por completo.
Me quité la chamarra y nadé hacia abajo hasta encontrar la tubería, hice bolita mi chamarra y la atoré en la boquilla de la misma.
El aire se me estaba acabando, los pulmones me ardían y la desesperación me comía al no poder ver claramente a Allison. Hasta que pasó...

La tubería comenzó a tener fugas por todos lados al no poder liberar la cantidad de agua que tiene que sacar. Poco a poco, a partir de la tubería, el vidrio se fue cuarteando hasta estalló hecho añicos.
Caí al suelo cubriéndome la cabeza, pero en cuando alce la cabeza tomé un trozo de cristal afilado y lo arrojé contra el hombre que golpeaba a Allison, atinando a su cuello...

Abrí los ojos de golpe, sentía el sudor empapando mi camisa y haciendo que el cabello se me pegara a la frente, ademas, tenía la respiración agitada y me sentía desconcertado —¡Luther!— exclamó Allison y corrió hacia mi, abrazándome —¿Estas bien?— preguntó y yo me limité a asentir —Oh por Dios— masculló la chica y volvió a abrazarme.

—Bien hecho Señor Luther, venció sus miedos.

EXTRA ORDINARIO (Cinco & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora