"Drogas"

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_(T/N)_

El sonido de la campana que anunciaba el desayuno me despertó. Abrí los ojos poco a poco y vi a Cinco, aún tenía los ojos cerrados, su respiración era tranquila y constante y en una mano recargaba su cabeza, en la otra sostenía mi mano. Sonreí inconscientemente y me removí para pararme —¿Qué haces?— preguntó de repente Cinco sobresaltándome, el chico se tallaba los ojos y soltó un bostezo —Es hora del desayuno— señalé y el negó lentamente con la cabeza —No, te traeré el desayuno, tú no te levantes— ordenó en tono protector —Cinco, estoy bien. No me trates con pinzas por favor— suspiré y él imitó mi gesto, resignado —De acuerdo, pero llamaré a mamá antes solo para ver qué todo esté en orden—.
Mamá me quitó las intravenosas, me ayudó a levantarme y, después de un chequeo rápido, llegué al comedor con la pijama puesta y agarrada al brazo de Cinco.
No negaré que me sorprendió lo que vi al llegar:
Allison y Luther jugaban entre ellos, reían y se veían con amor, cosa que nunca habían hecho frente a papá. Los demás miraban serios a Lila pero ella ni lo notaba, estaba muy ocupada jugando y riendo con Diego que no estaba tartamudeando. —Hola chicos— sonreí y todos me miraron —¡____!— exclamaron al unísono —¿Como te sientes?— pregunto Ben —Estoy bien, no se angustien— respondí sonriente y apenas ahí caí en cuenta de la ausencia de alguien en la mesa —¿Y Klaus?— alcé una ceja al ver como Ben se tensaba —Esta de un humor terrible, nadie logró hacerlo bajar— me informó Allison con una mueca.

¿Que trae ahora ese chico?

—Iré por él rápido en lo que se sirve el desayuno— dije al tiempo que me ponía de pie —No es necesario— alegó Ben —Te acompañó— dijo Cinco —No te preocupes, puedo sola— le sonreí y me alejé del comedor.

—¿Klaus?

Se oía música a un volumen muy alto; sin embargo, el chico no respondía —Agh, voy a entrar— avisé y puse mi mano en la perilla de la puerta. "Rómpete".
La perrita cayó desprendida y yo abrí la puerta —Ay Dios— mascullé cuando el olor a marihuana inundó mi nariz. Klaus estaba tumbado en la cama fumando mientras la música sonaba a todo volumen —¡Klaus Hargreeves!—exclamé con las manos en la cintura. El chico pegó un brinco y aventó el cigarrillo por la ventana —Heyyy tú— balbuceó —¿Qué mierda crees qué haces?— estaba molesta, realmente molesta —No se de que hablas— dijo nervioso desviando la mirada —Tú habitación apesta a hierba y te vi fumando, ¡Sabes muy bien de lo que hablo!— exclamé y el pelinegro suspiro —Sí— confesó —Sí se de lo que estas hablando— negué lentamente con la cabeza y caminé hasta sentarme a un lado de él —¿Qué esta pasando Klaus?— el chico se soltó a llorar —Te-tengo que decirte algo...— sollozó.

Ay Dios, esto es peor de lo que creí.

—Yo...— Klaus suspiró y clavo la vista en sus pies —Me gustan los chicos— dijo por lo bajo.

Wow, eso no lo vi venir.

—¿Y?— pregunté y Klaus me miró con el ceño fruncido —Ya puedes gritarme— masculló y yo negué con la cabeza —¿Por que debería gritarte?— pregunté bufando y los ojos de Klaus comenzaron a llenarse de lágrimas —Klaus, un gusto no nos va a dividir, si fuera así te habría gritado desde que dijiste que el helado de chocomenta es un asco— dije —Es que lo es– bufó el soltando unas cuantas lágrimas y ambos reímos —Sigues siendo mi hermano, Klaus. Sigues siendo el idiota que siempre me hace reír y con él que me encanta emborracharme, y nada va a cambiar eso— las lágrimas surcaron cada vez más rápido su rostro, pero él sonrió y me abrazó —Gracias— susurró en mi oído —No hay de que— respondí abrazándolo también —Pero eres mi hermano, Klaus, así que tirarás toda la mierda que tengas y si te vuelvo a ver o me entero que lo sigues haciendo, te patearé el trasero ¿Entendiste?—.

Después de haber tirado la droga de Klaus por el retrete y haberlo hecho vomitar, Klaus se dio una ducha rápida y bajamos. Los chicos ya habían comenzado a almorzar pero nuestros platos aún nos esperaban.
Al entrar al comedor, Klaus y Ben se miraron fijamente por unos segundos pero el primero solo se dio la vuelta y se sentó sin más.

¿Qué demonios...

—¿Todo en orden?— preguntó Cinco por lo bajo, yo le sonreí y asentí con la cabeza.

Cuando hubimos terminado de almorzar, Pogo apareció en la habitación —Buenos días niños— saludó —Buenos días Pogo— respondimos todos al unísono. El simio suspiró y nos miró triste —Sé que la ausencia de su padre lo cambia todo— comenzó a decir.

La verdadera pregunta es: ¿Para bien o para mal?

—Pero seguiremos entrenando, ahora más que nunca— sentenció —Sabemos que ahora más que nunca tenemos enemigos— todos miraron a Lila —Y su padre se encargó de hacerlos perfeccionar el arte de la guerra física, pero saben bien qué hay otros tipos de guerra, y el que tenemos que perfeccionar ahora, es la lucha psicológica— todos suspiramos y nos quedamos sin aliento —No quiero presionarlos— confesó Pogo —Pero es necesario que fortalezcan su mente, así que el entrenamiento de hoy será diferente... Se enfrentarán a sus peores miedos—.

EXTRA ORDINARIO (Cinco & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora