"Claro de Luna"

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_(T/N)_

Me la pase llorando toda la noche.
Por momentos me quedaba dormida pero no duraba más de 10 minutos así.
Los rayos del sol comenzaron a entrar a mi habitación colándose por una pequeña ventana frente a mi, yo solo suspiré y me levanté, tenía las piernas entumidas y el cuello me dolía, pero realmente me era irrelevante en esos momentos.
Me paré frente al espejo y me di cuenta de que estaba hecha un asco: mi cabello parecía un nido de pájaros, los ojos los tenía rojos e hinchados por tanto llorar, las ojeras parecían de un cadáver y mis mejillas estaban sonrojadas, parecía un tomate.
Me limité a lavarme la cara con agua fría, ponerme el uniforme y me amarre el cabello en una coleta de lado baja con dos mechones sueltos a cada lado de mi rostro.
Me puse el anillo de serpiente y baje a buscar algo de comer. Para mi sorpresa, no había nadie en el comedor pero escuché algunas voces provenientes de la cocina, así que fui ahí y me di cuenta de que todos estaban ahí, excepto el señor... Papá y yo.

—Alguien tuvo una mala noche— comentó Diego cuando entre a la habitación —Sí— confesé y me senté sin más a lado de Allison y Klaus —¿Te sientes bien?— preguntó Vanya con cuidado, pero yo solo forcé una sonrisa y asentí —¿Por qué no comemos en el comedor?— pregunté tratando de cambiar de tema —Hemos sido exiliados gracias a tu conversación con Klaus ayer— se burló Cinco usando un tono que parecía que yo fuera estúpida —Cállate Cinco, no estoy de humor— sentencié en tono glacial y todos, incluso él mismo, parecieron sorprendidos por mi brusca respuesta. Gra... Mamá comenzó a poner platos frente a nosotros, uno de fruta picada y otro con dos huevos estrellados y dos tiras de tocino que fingían ser la sonrisa de una infantil cara feliz —¿Chicos?— todos miramos a la puerta, Pogo estaba ahí —Buenos días— nos saludó y todos respondimos al unísono —Su padre está un tanto ocupado, así que canceló el entrenamiento de hoy— avisó —Y sí, joven Cinco— dijo mirando al aludido —Les daré su pastel esta tarde— contestó con una sonrisa burlona y Cinco lo imitó —Solo que...— Pogo no parecía muy feliz —A las siete de la noche tienen que estar todos en el vestíbulo— ordenó serio —¿Para qué?— preguntó Luther —No lo sé— contestó el simio a secas —Disfruten el desayuno— eso fue lo último que dijo antes de retirarse.

Yo, por otra parte, me apresuré a terminar y me retiré argumentando dolor de cabeza, lo cual no era del todo falso.

Subí las escaleras y caminé hasta la sala de música, mirando de vez en cuando a mi al rededor para que no me viera nadie. Me encontré con un hermoso piano blanco en un rincón de la estancia, caminé hasta él y deslicé mis dedos por las teclas con cuidado.

—¿Por qué no lo tocas?— habló alguien a mi espalda.

Me giré sobresaltada y vi que no estaba sola —Oh, así que sí hablas— bufé. Ben sonrió y se encogió de hombros —Solo a veces— respondió con aires —Oh, ¿Debería sentirme importante?— pregunté con una ceja alzada —Por supuesto— contestó el chico y ambos sonreímos —Fue un alivio conocerte— dijo el chico —Es genial poder hablar con alguien que no sea Klaus— sentenció y yo reí con desgane —¿Por qué no lo tocas?— preguntó Ben de nuevo señalando el piano con la cabeza —¿No te molesta?— pregunté y el negó —Para nada— respondió él —Muero por escuchar música de calidad— dijo, yo lo miré y sonreí ante el comentario —Tú me entiendes— respondió a mi gesto mientras reía. Me senté frente al piano y comencé a tocar mi sonata favorita: Claro de Luna.
Borré todo pensamiento de mi mente y dejé que mis dedos bailaran sobre las teclas. Uní mi respiración al compás del ritmo y dejé que mi corazón latiera con cada nota, dejándome llevar por la música y cerré los ojos hasta que terminé.

Cuando los abrí de nuevo, Ben me miraba sonriente y con mucha atención —¿Te gustó?— pregunté y el asintió —Me encantó— anunció, ambos sonreímos y de repente Ben se agarró la frente con una mueca de dolor —¿Estás bien?— pregunté —Sí— contestó el chico —Es solo que Klaus me está llamando— explicó.

—Oh, no te preocupes, ve.
—¿Segura?
—Por supuesto.

Ambos nos despedimos con una sonrisa, él regresó con Klaus y yo me fui a mi habitación.
Me quedé tirada en la cama mirando el techo por un buen rato hasta que alguien llamó a mi puerta. Me levanté y abrí para encontrarme con Vanya —Hola ____— me saludó amable —Hola Vany— dije con cariño y ella sonrió ante el apodo —Te traje una rebanada de pastel, espero que te haga sentir mejor— dijo entregándome un plato —Oh gracias, es muy lindo de tu parte— la abracé —Nos vemos al rato— se despidió ella y desapareció por el pasillo. Me senté en el escritorio y comencé a comer el pastel lentamente, pensando en algunas cosas, deseando haberme ido con mis padres y demás hasta que me quede dormida con la cabeza apoyada en mi mano.

EXTRA ORDINARIO (Cinco & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora