No tardó mucho en llegar la hora. A las 6, encontró a sus amigos en el salón, aunque... No esperó que la Bakusquad también estuviera ahí. Bueno, todos menos el rubio. No pudo evitar que el alivio se apoderara de él al ver que no estaba el ojo de su tormenta.
-Todoroki-kun- Uraraka llegó hasta él, alegre, saludando con la mano -¿A que no sabes qué?- Le miró, con ojos expectantes. Esperando una respuesta que no sabía si quería oír.
-No- Respondió, igual más seco de lo que de normal era. No obstante, para su suerte, la chica no lo notó.
-Pues que los chicos iban a quedar también y al vernos- Un borrón rosa se situó frente a ellos.
-¡Hemos decidido ir todos al cine!- Para cuando sus ojos se acostumbraron, vio que Mina era la que había interrumpido la conversación.
-¿No es genial?- Preguntaron, ambas chicas, posando fijamente su vista sobre él. Una pesada que le obligó a plantearse que, tal vez, el rubio fuera también y, tal vez, se sentaría a su lado... -¿Todoroki-kun?- Ochako ladeó la cabeza, mas no obtuvo respuesta verbal, solo un encogimiento de hombros.
Las chicas se le quedaron viendo mientras el bicolor avanzaba hacia el sofá. No quería esperar de pie.
-¿Qué haces?- Volvieron a cuestionar a una voz las dos chicas. Daban miedo, parecía que lo hicieran a posta. Al menos hasta que empezaron a recriminarse por imitarse.
-Heeeey- Kirishima, quien ya estaba en la puerta, les llamó -Que se hace tarde.
-Ya vamos- Respondieron las chicas, llevándose a Shoto a rastras.
¿Por qué Bakugou no venía? ¿Estaría ocupado?
Y, de golpe, como si una explosión de realidad le hubiera quemado la otra mitad de la cara, recordó que Bakugou estaba con Deku. Que ese día le tocaba cuidar al bebé a su explosivo compañero.
-Esto...- Dijo Todoroki al ver que ya empezaban a salir del recinto, captando la atención de Iida, Mina, Eijirou, Sero, Tsuyu, Uraraka y Kaminari -Me voy a quedar- Soltó, antes de que todos le miraran con estrépito asombro -Tenemos que cuidar de Midoriya- Y, sin esperar respuesta, subió por las escaleras. Sin saber, tampoco, que Kirishima sonrió expléndidamente. Él sabía toda la historia y le alegraba ver que había una posible oportunidad de reconciliación. Igual Cupido ya se había cansado de esperar.
Todoroki Shoto le dio al botón del ascensor. Varias veces. Sentía un impulso. Un hambre de sincerarse. De declararle a Bakugou lo que le hacía sentir, aunque ni siquiera él supiera muy bien lo que era. Necesitaba hacerlo. Su corazón ardía dentro de su pecho. Su respiración circulaba irregular, demasiado rápida. Y el dichoso ascensor no hacía acto de presencia.
Consternado, optó por subir por las escaleras, a pesar de que eso no favoreciera a los síntomas que estaba sintiendo.
Se sentía repleto de adrenalina, mientras su mente solo pensaba en esos ojos rojos que le transportaban a otros mundo. Uno en el que quería permanecer todo el tiempo posible. Ese cabello rubio cenizo, visualmente, un erizo, pero, ¿cómo sería su tacto? Esa personalidad explosiva. Las mismas explosiones que ahora sentía en su interior.
Inevitablemente, pasaron frente a sus ojos muchas imágenes. Muchos recuerdos. En todos, estaba Bakugou.
-¡Bakugou!- Verbalizó, llamando, con euforia, a la puerta, buscando así, opacar la batería de su pecho. No obstante, el hilo tiró con más fuerza cuando descubrió que no había nadie allí. No se oía ni un ruido.
Gruñó y sonrió por ello. Igual había pasado demasiado tiempo con Katsuki. Él siempre bufaba, gruñía, renegaba... Pero también era muy tierno. Como un gatito.
Iba a volver a llamar, cuando escuchó un llanto. Era Midoriya. Sonaba en la parte de arriba.
-La azotea- Murmuró, subiendo a la velocidad de la luz hasta arriba del todo. Justo donde tenía situado a Bakugou.
Abrió la puerta, igual demasiado rápido y casi se derrite con lo que sus ojos deleitaron. Katsuki Bakugou estaba abrazando a Midoriya, para calmarle, mientras acariciaba, con mucha suavidad y gracia, su cabello peliverde. Ambos tenía los ojos cerrados. Les rodeaba una partitura tranquila, una de cuna.
Shoto se acercó, despacio, para tocar el hombro de esa persona. De Bakugou. Sin embargo, no esperó que, con tan sólo rozarle, un escalofrío recorriera su espina dorsal. De arriba abajo.
-¿Bastardo?- Shoto detectó algo en sus rubíes, algo parecido al alivio. Incluso sus cejas se elevaron, muy poco, pero lo hicieron -¿Qué haces aquí?
Pero Todoroki no podía hablar. Los latidos se lo impedían, la corriente le carcomía. Y... Solo podía centrarse en el contraste de la fuerte mirada de Katsuki con el cielo vestido con sus harapos naranjas y rosas.
-Bakugou- Dijo. Lo único que habitaba en su mente en ese momento. La llave del candado que tan bien había cerrado.
Se quedaron así, un rato más. Sus ojos estaban clavados en los de otro, como imanes, como unidos por una fuerza innegable.
La del amor.
Hasta que Shoto bajó la vista a sus labios. Brillantes. Suaves. Atractivos. El hilo tiraba. Tiraba muy fuerte. Y, poco a poco, el espacio entre ambos dejaba de ser un impedimento. Hasta que sellaron esos sentimientos que ninguno esperaba tener. Que ninguno sabía cómo llamar. Pero demasiado intenso para ignorarlo.
Parecía que sus corazones latían al unísono. En efecto, encajaban perfectamente. Y, Todoroki, necesitaba solventar la duda que le inundó mientras subía por las escaleras.
Con mucha delicadeza, subió una mano. A su cabello. Enredando sus dedos en esas hebras rubias. Suaves. Una suavidad que casi le derrite.
Bakugou, por su parte, dejó a Deku a un lado y acarició la nuca del bicolor, provocando que se estremeciera y, por consecuencia, que el rubio sonriera, aún dentro del beso. Una sonrisa que Shoto capturó sin pensárselo dos veces. La mejor que podía recibir y que, se prometió, protegería.
Cuando se separaron, no hicieron falta palabras. El espejo del alma transmitía totalmente el sentimiento tan intenso que les dominaba. Las ganas de estar juntos lo que la vida les permitiera -y más-. Lo habían sellado.
-Te quiero- 2 palabras. Pero, que cuando las articuló, Todoroki se sintió liberado.
-Eres un descivilizado, hemos empezado la casa por el tejado, estúpido- Renegó Bakugou, con las mejillas sonrosadas, mirando hacia el bebé.
-Pues ahora habrá que fortalecer los cimientos- Afirmó Todoroki. Un pensamiento que también tenía Bakugou. Y, una vez más, volvieron a besarse, dejándose guiar por el otro. Una promesa que iban a cumplir.
-Wow- Se escuchó, a su lado. Una voz que irritó a Bakugou en seguida -Vaya be...
-¡Cállate maldito Deku!- Gruñó, levantándose amanazante hacia él.
Hasta que se dieron cuenta.
-VUELVES A SER GRANDE, MALDITO NERD- Exclamó Katsuki, señalándole. Al igual que Shoto, estaba sorprendido.
-Midoriya- Sonrió, volvía a ser un adolescente. Ya no tendría que renunciar a su soba fría por las noches.
-¿Por qué llevo pañal?- Todoroki vio que la vena de Bakugou estaba a punto de explotar y que su rostro, si ya estaba totalmente rojo (obra suya), todavía se incrementó más debido al enfado.
-Lo explicaré mientras bajamos.
Y así bajaron las escaleras. Todoroki y Bakugou ganaron satisfacción. Ganaron a los impedimentos que la vida les puso. Se merecían estar juntos. Dejarían de luchar contra esos impulsos que salían casi por instinto.
Pero, sobre todo protegerían el corazón del otro, que se confiaron mutuamente en las manos de su amante. Uno que cuidarían incluso más que el suyo propio.
Ya que era el que mantenía vivo al suyo.
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La casa por el tejado [Todobaku]
FanfictionDebido al quirk de un villano, Izuku Midoriya se había convertido en un bebé. Un bebé llorón del que la clase tenía que hacerse cargo. Por eso, el profesor Aizawa tuvo la gran idea de encargar a sus alumnos del cuidado del infante. Cada semana, una...