Capítulo 3 -Supermercado-

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-Tengo ojos, estúpido- Tras decir esto, Bakugou entró, de mala leche, esquivando a una señora que salía cargada de allí -La gente ya no tiene puto respeto- Gruñó, bastante alto, tanto que la señora aceleró el paso, mientras su moño botaba sobre su canosa cabeza.

-Podrías tratar de dejar de decir palabras malsonantes?- Recriminó Todoroki, entrando con cautela, pues el bebé quería tocarlo todo.

-Vete a la mierda- Dijo el rubio, antes de perderse entre los pasillos. Él se encargaría de los potitos de comida.

Una vez estuvo frente al estante que lo contenía, se asomó para elegir la mejor opción. Y, cuando sus ojos chequearon, uno a uno los ingredientes de la papilla, se detuvo en el de brócoli. Sin duda, esa era la mejor opción. Deku detestaba el brócoli.

Cuando se agachó para coger esa delicia en potencia, un brazo se adelantó.

-¿Qué mierda?- Se giró y vio a una niña pequeña. Su pelo era rosa chicle, recogido en dos coletas, y en sus ojos brillaban dos pepitas de oro, tan pequeñas que apenas se veían -Dame eso, enana- Ordenó, adoptando una posición de ataque, por si era necesario hacer explosiones.

-Ni de coña- Respondió esta, sacándole la lengua mientras guardaba el bote en su chaqueta verde fosforito. Parecía que no iba ni a pagarlo.

Al ver esto, Bakugou, en un abrir y cerrar de ojos, se situó frente a la pequeña, con una sonrisa algo siniestra en el rostro.

-He dicho que me lo des- Repitió, molesto. Pero, la chica, alzó el puño antes de soltar un río de insultos propios de críos.

-Más quisieras, feo- 3 palabras, pero con mucha fuerza. Ambos, empezaron a forcejear. Sin embargo, cuando la chica veía que iba a perder, soltó el bote, provocando que Bakugou cayera al suelo y el cristal se quebrara.

La niña, se fue riéndose, pero Katsuki decidió dejarla. Se había hecho un corte en la palma derecha. Y, encima, debía pagar por algo que no iba a consumir.

En ese momento, escuchó una voz tras él.

-¿Estás bien?- Preguntó el bicolor, con cuidado, mientras Midoriya se acercaba a acariciar la mano que sangraba. Solo había presenciado la última parte.

-Es obvio que sí, imbecil- Bufó el rubio, a la vez que guardaba su mano en el bolsillo. Le dolía, estaba claro, pero no iba a permitir que su orgullo también se hiriera.

-Déjame ver- Dijo el más alto, tratando de acercarse. Mas, Bakugou, se giró hacia un lado.

-Estoy bien, vámonos, idiota- Cogió papilla de ramen, la favorita de Deku, quien asintió a estas palabras y, mientras seguía al rubio, iba repitiendo "idiota". Todos se giraban a verle, pero daba igual. Se sentía humillado.

Bakugou pagó la comida y Todoroki los pañales, pomadas y demás. No hubo más palabras hasta que, una vez fuera, el bicolor puso su mano en el hombro del oji-rubí con suavidad.

-Déjame verla-Bakugou iba a insultarle. No obstante, al ver esos ojos, mirándole fijamente, no pudo hacerlo. Estaba más pendiente de que su corazón no saliera del pecho que de la orden.

Todoroki contempló la herida. Parecía estar limpia, ningún trozo de cristal. Aunque era difícil saberlo por la sangre.

Se sentaron en un banquito, en el parque que había al lado del súper, y así se podía encargar bien mientras Deku jugaba.

-Igual te duele un poco- Advirtió el mayor, sacando de la bolsa iodo. ¿Lo había comprado para él? Sus mejillas se tiñeron de rosa.

-¿Por quién me tomas, bandera canadiense?- Shoto sonrió un poco. Al menos el insulto había derivado a un mote más... Correcto.

Todoroki curó la herida con mucho cuidado. Posteriormente, la vendó.

-Listo- Informó. Estaba bien vendada, lo cual sorprendió un poco a Bakugou.

-Ahora, piérdete- Escupió, aunque menos hostil de lo normal.

Volvieron a ojear el parque, pero no vieron al bebé. Ambos se miraron, alarmados.

La casa por el tejado [Todobaku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora