-Midoriya se ha quedado sin pañales.- No pudo. Toda la fuerza se le fue por los pensamientos.
-¿Y para eso me llamas?- Casi gruñó, acompañado de unas risitas ahogadas en el interior. Ahí se percató de que sus amigos les observaban.
Y que a Bakugou se le mancharon las mejillas de rojo.
-Pues en mi cuarto hay más- Respondió, casi decepcionado. Por un momento, pensó que iba a decirle algo distinto.
Todoroki asintió.
-Me acompa...- Shoto, no pudo terminar de hablar, ya que Mina empujó a Bakugou con tal intensidad que tuvo que acogerlo en su pecho, antes de cerrar con un portazo.
Ambos se quedaron ahí. Podría jurar que sus corazones latían al compas, como si fuera uno solo. A Bakugou, le atontó el aroma dulce de "niño rico" que los envolvió. Y a Todoroki, le acurrucó una sensación de cariño cuando envolvió al rubio en sus brazos para que no cayeran al suelo.
-Sueltame, imbecil-Bien podría haberse soltado él solito, pero no quería. El más alto, carraspeó y le soltó, dejando en su lugar una sensación de frío en ambos cuerpos.
Bakugou, cuando se recompuso de la amarga sensación, optó por moverse para abandonar las arenas movedizas que le ahogaban y pasar a su cueva acogedora.
Abrió y le dio paso a Todoroki a entrar. Al menos, hasta el umbral.
-No te muevas- Le gruñó el rubio, mientras entraba, sin mirarle, al baño, a buscar los pañales.
Shoto, obedeció, aunque, por rebeldía, dio un pequeño paso hacia delante. Y un fuerte olor a nitroglicerina le embriagó. Estaba en la habitación de Bakugou.
Reparó en lo ordenado que lo tenía todo. Además, claro, de la distribución y colores que se alzaban en las paredes. Una estantería como sombrero de la cama, un armario de madera estándar en la pared que quedaba a la derecha. El suelo cubierto por una alfombra negra. No era muy personal, a decir verdad. De hecho, juraría que el cuarto no podría chivarle ninguno de sus gustos.
No obstante, la portada volvió a ser juzgada. Se dio cuenta cuando vio, justo a su izquierda, donde la gente diestra no solía mirar, un estante. Lleno de peluches. Mayoritariamente, de All Might, aunque, también, había uno de un pequeño tiburón. Escondido. Tímido entre la multitud.
Y... Una foto.
Iba a acercarse, parecía que la persona no miraba directamente, pero Bakugou salió de golpe, tirando una pelota de tenis que casi le dio, soprendiendole en el acto y provocando que casi le diera un paro cardíaco.
Claro, siempre internamente.
-Ni te muevas- Juraría que sus mejillas estaban algo sonrosadas. ¿Qué sería esa foto? Ahora tenía todavía más curiosidad -Aquí lo tienes- Le entregó el pañal, de malas maneras. Así podía evitar que sus manos se rozaran. Bakugou no quería convertirse en un tomate andante.
-Vale- Todoroki no se molestó en agradecer. Sabía que Katsuki no le daría importancia.
Permanecieron quietos un rato más, esperaban. Esperaban que el tiempo se detuviera. Que el viento susurrara sus sentimientos. Que las paredes les empujaran a estrecharse entre los brazos.
-Y aho- Sin embargo, el medio albino interrumpió la posible orden del rubio.
-¿Cómo te encuentras?- Esa frase descolocó a Bakugou.
-¿Eh?- Fue lo único que emitió. De repente, no podía pensar.
-Sé que te afectó lo de Mina.
Otro silencio gobernó el ambiente. Quizá, esta vez aún más tenso.
-No te metas.
Bakugou gritaba por dentro. ¿Por qué le había dicho eso? Él no quería ser tan borde con Todoroki. Él quería que su compañero le conociera. Que hablaran. Quería compartir experiencias. Pero los muros que creó eran tan gordos y abundantes que no se le escuchaba desde el interior.
-Si es lo que deseas...- Murmuró Todoroki, antes de girarse. Le pareció ver como Bakugou abría la boca, pero al no escuchar nada, lo decretó producto de su imaginación.
Tampoco pasó por alto los cortes que se asomaron cuando le tiró la pelota.
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La casa por el tejado [Todobaku]
FanfictionDebido al quirk de un villano, Izuku Midoriya se había convertido en un bebé. Un bebé llorón del que la clase tenía que hacerse cargo. Por eso, el profesor Aizawa tuvo la gran idea de encargar a sus alumnos del cuidado del infante. Cada semana, una...