Capítulo 7 -Mineta-

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Los chicos estaban exhaustos. Y lo peor era que todavía debían cuidar a Deku. Es por eso que Bakugou casi lo llevaba por los suelos. En brazos, pero por los suelos.

Y para colmo, habían ido por el camino largo, porque tenían que pedirle a Momo un sonajero para Izuku.

-Hey- Todoroki llamó su atención. También estaba muy cansado, pero lo parecía menos que su compañero -Yo podría encargarme de Midoriya ho- No le dejó terminar.

-Ni de broma. ¡No pienso deberte nada!- Exclamó recobrando toda la energía, en mitad del pasillo, perseguido por un silencio abrumador que los engulló tras esas palabras.

-Vale- Se encogió de hombros y se dio la vuelta, para seguir su rumbo. Sin embargo, unos metros después, se detuvo, tan de repente que Bakugou chocó contra él.

-Pero qué- Todoroki le chistó, flojito, a la vez que ponía una mano en los labios del rubio. Obviamente, este no se lo tomó bien, ni por asomo. De hecho, estuvo a punto de morderle.

Hasta que vio algo inusual. Tan inverosímil que dudó de si se había quedado dormido en el entrenamiento o de verdad estaba despierto.

-¿Ves lo mismo que yo?- Susurró Todoroki, sin poder apartar la vista de la puerta entreabierta.

El más pervertido de clase no les había visto, ya que se escondieron tras la esquina. Todoroki acorralaba a Bakugou con su cuerpo y la mano seguía sobre sus labios.

No obstante, Bakugou se encontraba tan desconcertado que no podía centrarse en sus otros sentimientos. Ni siquiera en la rabia que hubiera emergido en otra circunstancia.

Y es que, Mineta acababa de salir de una habitación.

De la habitación de Mina.

Katsuki no pudo evitar preocuparse un poco. Es decir, al fin y al cabo, era su extra. O, un sinónimo, su mejor amiga.

Se quitó a Todoroki de encima cuando Mineta desapareció de su vista.

-Toma- Le dio a Deku. Para ese entonces, se había mantenido callado. No obstante, como si supiera lo que estaba pasando, de repente se echó a llorar.

Bakugou se acercó corriendo a la habitación, ignorando el llanto. No sabía por qué, pero le olía muy mal.

Y sus preocupación aumentó cuando vio que Mina no se encontraba en el cuarto.

Su corazón se aceleró, tanto que temió que le destrozara las costillas.

-Igual no ha llegado aún- Murmuró Todoroki al ver lo afligido que estaba Bakugou.

Pero negó con la cabeza. Su sexto sentido pocas veces le fallaba.

-Deberíamos seguir al zumo de uva- Al girarse, casi chocó con Deku y Shoto. No parecía que se fueran a mover -Aparta.

-No- Respondió firme el bicolor -Vamos a avisar a un profesor.

-No pienso discutir contigo- El ojirrubi apretó los puños. Sentía que cada segundo contaba. No sabía por qué, todavía, pero le daba muy mala espina todo.

Al ver el rostro de preocupación bastante mal ocultado, decidió ponerse de su lado.

-Vale, tú busca y yo aviso a un profesor.

Hicieron cada uno lo suyo. Los profesores buscaron por todo el recinto. Coches de patrulla observaban fijamente el patio. Helicópteros surcaban el cielo.

Y Bakugou, como lobo salvaje, corría entre las calles de la cuidad.

No vio nada. Y cuando se dio cuenta, era de noche.

Recordaba perfectamente el mal trago que pasó él cuando le secuestraron. No le deseaba eso ni a Deku.

Todoroki siguió buscando un rato más. No era una amiga, pero sí su compañera.

Kirishima no podía pegar ojo, así que fue al cuarto de Bakugou. El rubio, al escuchar la puerta, dejó de intentar darle la papilla al bebé y fue a abrir.

-Hola...- Dijo Kirishima, cada vez más bajito, pues Bakugou no tenía muy buena pinta. Unas ojeras hacían de anillos en sus ojos sin brillo, sobre la piel más pálida que de costumbre de su amigo, quien llevaba todavía la cuchara medio llena. Si no conociera la situación, se habría reído -¿Puedo pasar?- Cuestionó, aunque sintió que le había hablado a una pared -¿Bakugou?- Cauteloso, tocó el hombro de su amigo, obteniendo como respuesta un puñetazo que por poco le da en la cara.

-¿QUÉ HACES?- Retrocedió. La cuchara cayó al suelo, dejando consigo un silencio.

-Te preguntaba si podía pasar- Kirishima no parecía enfadado. Sabía lo mal que Katsuki lo pasó y la cantidad de recuerdos que podría estar despertando en él lo de Mina.

-Haz lo que te de la gana- Respondió, recogiendo la cuchara de suelo para entrar al baño. Algo que no le gustaba para nada a Eijirou, pero su parte más racional le decía que tan solo era para limpiar la cuchara.

De todas formas, no se fiaba, y se puso en el umbral a hablar.

-Seguro que la encuentran, bro- Sonrió, aunque no sabía si Bakugou le había escuchado, pues estaba demasiado perdido en las curvas del cubierto.

-Ya- Eso era lo mejor que se le había ocurrido. No quería ser negativo, pero ahora mismo no podía preocuparse por eso.

Kirishima le ayudó con Deku. Al menos, había algo normal en el caos de las estrellas.

Mientras tanto, Todoroki lo había presenciado todo. Se encontraba delante de la puerta, a punto de llamar, cuando la valentía se le fue por los pies hacia el núcleo de la tierra. Nunca había visto a Bakugou así.

No le gustaba.

No tenía ni idea de que lo había pasado tan mal.

Bajó el brazo y se fue por donde había venido.

Esa noche, nadie pudo dormir.

La casa por el tejado [Todobaku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora