Capítulo 4
No lo iba a gritar a los cuatro vientos, pero había sido la peor noche de su vida. Y eso que había dormido en la comodidad de su cama entre confortables cobijas calientes. Quizás por eso toda la noche soñó que follaba a Gulf. Haber estado unos minutos en el interior de ese muchacho y no poder terminar dentro de él había ocasionado que tuviera una erección durante toda la noche. Y jodido infierno que le dolía como nunca antes.
Cuando salió de su habitación duchado y cambiado con un impecable traje gris se dirigió a la habitación del Gulf. El chico lo esperaba sentado en la cama con las piernas flexionadas sosteniendo su cabeza.
- ¿Qué haces? – cuestionó cerrando la pierna tras él.
- Esperando a que me diga qué debo hacer señor – respondió el joven y Mew arqueó la ceja.
- ¿A qué hora te has despertado? –
- A las seis señor –
- Vamos a desayunar – dijo con seriedad - ¿Puedes caminar? – se asombró de su propia preocupación.
- Sí señor – el joven, con algo de dolor se puso de pie.
Sin embargo para Mew no pasó desapercibido ese gesto y antes de que Gulf pudiera dar un paso lo cargó. Instintivamente, el más joven rodeo su cuello para sostenerse y no caer, quizás si el señor Suppasit se enojaba simplemente lo tiraría al suelo y lo mejor era estar sujeto de algo para que la caída no fuera tan dolorosa.
- Después de desayunar iremos de compras – dijo Mew caminando con Gulf directamente al comedor – necesitas ropa acorde a tu cuerpo –
- Sí señor... -
- Dame un beso Gulf – soltó de pronto – un beso en la mejilla nada más –
Gulf atendió la petición al instante. Ningún amo anterior le había pedido algo así, para los dueños aquello era asqueroso por eso jamás lo pedían. Y ni hablar de besos en la boca, si bien durante el sexo lo obligaron a dar besos de lengua, fuera de esas situaciones jamás había pasado.
Cuando llegaron al comedor Mew acomodó a Gulf en la silla que había ocupado la noche anterior. Miró el rostro del muchacho más de cerca y notó que había ocultado con maquillaje la marca de la bofetada que le había dado ayer.
- ¿Quién te dio maquillaje para cubrir eso? –
- Mi anterior dueño me lo dio para que cubriera los golpes que fueran visibles señor – respondió Gulf.
Cada instante que pasaba no dejaba de sorprenderse con ese muchacho. Estaba demasiado bien entrenado, sonrió de lado por el absurdo pensamiento que asaltó su mente. "Parece un sueño hecho realidad", pensó. Pero apenas era el segundo día de Gulf y éste aún no sabía de lo que era capaz en el sexo, solo esperaba a que pudiera seguirle el ritmo, sería muy decepcionante que tan hermoso y amaestrado joven no pudiera ir al son que él tocaba.
- Lo lamento – dijo Mew de pronto, sin embargo esa disculpa no parecía sincera – intentaré no golpearte en la cara, tienes un rostro muy hermoso como para que tenga moretones –
- Si señor –
- Recuérdame comprar más maquillaje y todos los artículos de higiene que necesites –
- Si señor –
- Bien, ahora come, nos iremos después del almuerzo –
Un par de huevos fritos, dos porciones de tocino, pan tostado con mermelada de fresa, una taza de café y un vaso de jugo era lo que Gulf debía comer, y aunque para mucha gente aquel desayuno era tan simple y sencillo, era todo un banquete para el menor ya que generalmente sus dueños olvidaban alimentarlo o simplemente le daban las sobras.
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Obediente
RomanceMewGulf Si, es verdad que Mew Suppasit es un "dominante", pero al ser un hombre con una reputación intachable, con negocios cien por ciento lícitos y un apellido de abolengo nadie sospecha de sus extravagantes gustos en el ámbito sexual. Nadie sabe...