CAPÍTULO 23
Gulf abría los ojos absolutamente confundido al no reconocer la habitación en la que despertaba. Un extraño miedo de apoderó de él pensando que quizás ya no estaba con Mew.
- Buenos días cariño – la voz de su último prometido le devolvió la tranquilidad que había perdido. Éste estaba sentado en la cama con su espalda recargada en la cabeza mientras observaba su teléfono móvil.
- Buenos días – respondió con voz adormilada.
- Es un verdadero placer verte dormir ¿Sabías? – besó su frente – estoy feliz de que hayas podido dormir muchas horas –
- ¿He dormido mucho? – preguntó el menor un tanto incrédulo.
- Desde ayer en la noche hasta ahora, son las diez de la mañana –
Jamás había dormido tanto tiempo, y ciertamente no recordaba el momento en el que se había puesto la enorme playera que cubría su cuerpo y mucho mejor recordaba haberse tirado a la cama para dormir.
- Te voy a preparar un desayuno ligero – Mew se levantó de la cama guardando su celular en el bolsillo del pantalón corto de mezclilla que estaba usando – mientras cámbiate, quiero que bajemos a la playa –
- ¿Iremos al mar otra vez? – preguntó Gulf nervioso.
- Solo yo entraré a darme un chapuzón – respondió – tú puedes jugar en la arena un rato, puedes llevar a Po –
- Está bien –
El empresario se dirigió a la pequeña cocina equipada para preparar un plato de frutas con cereal, yogurth natural y jugo de naranja. Había despertado de muy bien humor después de darse cuenta de que Gulf había dormido de corrido toda la noche y que despertaba tarde. De verdad quería velar por el bienestar de ese chiquillo encantador.
En la noche, durante su relajante baño en la tina, Mew se encargó de que el menor disfrutara la experiencia de estar sumergido en el agua. El íntimo ambiente era propicio para un masaje relajante, y así lo hizo, paseó con delicadeza sus manos por la espalda, cuello y hombros del más joven consiguiendo que el cuerpo de éste se destensara y disfrutara de aquellas terapéuticas caricias.
Gulf cayó completamente rendido en sus brazos, quedándose dormido a los pocos minutos de haber empezado con dicho masaje. Sonrió con ternura, y quedó satisfecho con el resultado. Entendía que el menor estaba agotado mentalmente pues ese día sus recuerdos lo habían atormentado tanto que su cuerpo no había podido más.
Con cuidado, lo sacó de la tina, secó su cuerpo y lo cubrió con una de sus playeras. Esa había sido una imagen totalmente erótica, pues la prenda apenas y llegaba a la mitad de los muslos y se resbalaba con gracia por los hombros haciendo lucir a Gulf como una sensual deidad mística. Su cuerpo deseaba con todas sus fuerzas fusionarse con el cuerpo del menor, y quizás si fueran otras las circunstancias, poco le importaría si estuviera cansado o dormido. Después de todo ya había abusado de su boca aquella noche en la que se dio placer a sí mismo con los labios de su "sumiso".
Pero ahora no podía y mucho menos quería lastimar a Gulf. No era mentira cuando dijo que no supo ni cómo ni cuándo cayó rendido ante ese muchacho. Lo único que tenía presente cada que pensaba en él, eran sus maravillosos ojos color avellana y la primera vez que los observó directamente. No sabía cómo explicar lo que había visto en ellos, pero lo habían marcado profundamente.
- Ya estoy listo – dijo Gulf y Mew se giró a mirarlo.
Estaba precioso. Aunque sabía que esa palabra no podía definirlo en su totalidad. Gulf lucía unos pantalones cortos de mezclilla que llegaban a las rodillas, una playera de colores con el dibujo de un gato en el centro y un gorro también colorido.
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Obediente
RomanceMewGulf Si, es verdad que Mew Suppasit es un "dominante", pero al ser un hombre con una reputación intachable, con negocios cien por ciento lícitos y un apellido de abolengo nadie sospecha de sus extravagantes gustos en el ámbito sexual. Nadie sabe...