22._Recuerdame

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¿Qué tanto podía alargarse un simple almuerzo?

Esa era la pregunta del millón en la cabeza de Meliodas, mientras ingresaba a su habitación de hotel con la más pura expresión de frustración. Tres horas, ciento ochenta minutos de conversación, para que al final los supuestos nuevos socios dijeran que debían pensar en la oferta ¿Acaso no era suficiente el aliciente de la fusión que salvaría sus miserables empresas de la quiebra total? Claro, ellos no tendrían más voz o voto sobre las decisiones empresariales que tomaría la nueva directiva en cuanto el proceso finalizara, pero podrían retirarse antes de tiempo y seguir recibiendo sustanciosos dividendos mensualmente a cambio de pequeñas labores contables,  que bien podían hacerlas desde un cómodo sofá en el salón de su hogares ¿Qué se suponía debían pensar?

-Definitivamente, Einstein tenía razón: lo único infinito es la estupidez humana –susurró el rubio sirviéndose un vaso de Whiskey del mini bar.

Con paso pesado, el ojiverde se dirigió hasta el balcón, donde tomó asiento en un cómodo sillón exterior y observando el bello paisaje, donde coexistían armónicamente las edificaciones modernas y antiguas, desconectó su cerebro con ayuda de su buen amigo, el alcohol.

La fresca brisa, pronto se llevó sus preocupaciones, mas no se llevó la soledad que habitaba en su corazón. Tenía una sensación fría en el brazo izquierdo, que reposaba extendido en el espaldar del mueble.  Ese era el justo el lugar que ocuparía Elizabeth, de estar junto a él. Siempre a su izquierda, al lado de su corazón. Una carcajada abandonó los labios masculinos.

-Me he vuelto un cursi –murmuró a la nada antes de darle un nuevo trago a su vaso.

De pronto la mente del heredero viajó a un recuerdo no muy lejano: él sobre el regazo de su novia, medio borracho, diciendo las babosadas más grandes de toda su maldita vida, pero, la más grande de todas fue: "Me has transformado en algo que desconozco".

-Pero, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad –se burló de sí mismo en voz alta.

Volvió a llevar el vaso a sus labios, cuando su celular timbró. Un nuevo mensaje. Y aunque hubiera deseado que fuera de su amada platinada, en realidad era de su muy querida nana albina.

Mirana

"La navidad llegó antes este año"

"😃"

"Mirana send you a picture"

Al parecer las chicas habían puesto manos a la obra en el departamento de Elizabeth mientras él estaba ausente. Las luces navideñas colgando del techo del balcón le parecieron una maravillosa idea.

Mirana

"Deberían reproducirlo el porche de nuestra casa"

"Luciría genial"

"¡Excelente idea!"

"Le diré a Ellie"

"Aunque todavía no podremos encontrar luces navideñas en las tiendas"

"😱"

"¿Cómo qué no?"

"Busquen en tiendas online"

"¡Otra excelente idea!"

"Hoy estas que ardes, Meli!"

"¡MIRA!"

"Nada de Mira"

"Voy a buscar esas luces en E-bay"

Decadence ♥Melizabeth♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora