15._ Me muero

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Holaaaaa criaturitas, espero que pasaran unos buenos dias de descanso, yo mas o menos, un poco decaida por no poderles actualizar antes ya que estuve sin rayita de señal hasta hoy, pero bueno, sin mas dilación.

Agradesidisima eternamente con ustedes por lo siguiente:

TENEMOS 3K DE LECTURAS, SÍ TENEMOS USTEDES Y YO, PORQUE ESTE PROYECTO ES DE TODOS, ADEMAS DE LAS MAS DE 400★ Y ENTRAMOS AL TOP 10 DE LA ETIQUETA MELIZABETH ¡Somos los 7 bebés!

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La mano izquierda del ojiazul se posó en la cintura de Elizabeth. Esta, incomoda, se removió inquieta todo en el reducido espacio entre el pecho masculino y mano de Mael, tratando de que su rubio novio no le diera por iniciar la tercera guerra mundial allí mismo.

Meliodas notó la incomodidad de su novia e inhalo profundamente, frunció el ceño, sintiéndose impotente ante la situación. Dentro de su pecho reverberaba la rabia contenida de haberle visto toda la noche pegado a ella, como si fuera el príncipe encantador, una mueca de superioridad se curvo en sus labios. Todo dejó de importarle, incluso Damián Demon.

-No has cambiado nada, Seraph –comento burlón el rubio.

-¿Qué quieres decir? –cuestiono Mael con el ceño fruncido.

-Sigues siendo el mismo chico inmaduro, que cree que haciéndose el príncipe conseguirá a la chica –se burló.

-¿De qué hablas, Mel? –cuestiono Liz.

-Lizzette… -pronuncio con la voz helada como un tempano- Deja de llamarme de esa manera, nunca acepte que te tomaras tales confianzas.

-¡P-pero Meliodas! –intento replicar.

-Creo que nosotros nos retiramos –Mael trato de salir de la extraña situación.

-Al parecer eres de lento aprendizaje ¿La nariz rota no fue suficiente? –Cuestiono con superioridad- Aquella vez quedó claro, pero tendré que refrescarte la memoria. Mantén tus manos quietas y alejadas de mi mujer ¿No quieres una o dos muñecas rotas, verdad? –Dejo escapar una carcajada- Ya lo dije hoy, pero te lo diré a la cara: Un Seraph solo existe para lamer el suelo que un Demon pisa –argumento con arrogancia.

-¿De qué demonios estás hablando? ¡Estas alcoholizado! –exclamo el peligris.

-Eres retrasado definitivamente –avanzó dos pasos hasta Mael y Elizabeth- ¡Quita tus repugnantes manos de MI novia! –exclamó fuerte y claro, tomando la muñeca derecha de Elizabeth para posicionarla a su lado, rodeando con su brazo la cintura femenina.

La platinada continuaba atónita y sin poder pronunciar palabra, tanto había subido el tono de la conversación que los invitados a su alrededor voltearon en su dirección para detallar la escena. De los ojos azules de Liz salían algunas lágrimas. Mael se encontraba pletórico, temblando en su posición, esperando alguna reacción de Elizabeth.

Decadence ♥Melizabeth♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora