Querían dormir hasta tarde, pero la campana del Monasterio de Axis había dejado en ellos el reflejo involuntario de despertarse al amanecer. Tras desayunar, decidieron recorrer un poco la ciudad. Tay hacía de guía.
La atmósfera del lugar era más confortable y plácida que la de Axis. La vida no era más sencilla de lo que había sido antes del Arrebato, pero la gente se había adaptado a ese nuevo ambiente con relativa rapidez. Los horarios de estudio y trabajo eran bastante flexibles y no había tantos impuestos que pagar más que aquellos que eran indispensables para la vida. Había algunos problemas muy graves, claro está, como la salud y esperanza de vida, que dependían mucho de los ahora estancados avances científicos y tecnológicos para ser sustentada y extendida, respectivamente. Ese era otro de los motivos por los que se debía agradecer la condición de avatar.
En Ignis no había lujos o excesos, y si alguien aburrido quería matar el tiempo de alguna forma debía valerse de su ingenio y creatividad para transformar ese desperdicio en una buena inversión. Un niño que llegaba exhausto a su casa luego de un día de diversión o competitividad en el parque era un niño que dormía toda la noche y despertaba a la mañana siguiente con más fuerza que la que tuvo el día anterior.
—Mírenlos —dijo Tay—, son más activos que los niños de Axis.
—Yo diría que son incluso más activos que todos los humanos adultos de Axis —opinó Bya.
—Y pensar que nosotros estábamos así antes de tener internet —comentó Mitya.
—O los celulares —dijo Tay.
—¿Alguno de ustedes extraña la electricidad? —preguntó Bya.
—No mientras todos suframos su ausencia por igual —respondió Mitya.
—Escuché que hay un avatar que tiene el poder de hacer funcionar la tecnología —comentó Tay.
—¿Magia? —preguntó Bya.
—No lo creo —dijo Tay—. He visto antes a avatares de naturaleza mágica tratando de ponerle fin al Arrebato o de hacer funcionar un aparato eléctrico específico, pero nunca ha habido resultado. Creo que no es más que un simple rumor infundado por alguien que estaba muy aburrido.
—Si ese tipo existiera, estaría actuando en contra de la voluntad de la Mónada —dijo Mitya—. Si ella nos quitó la tecnología a base de energía, y por ende, las armas más peligrosas, debe ser porque quería evitar nuestra autodestrucción de forma bélica.
—O tal vez nos quitó la tecnología y sus recursos derivados para volvernos locos y obligarnos a matarnos mutuamente con la finalidad de reducir la superpoblación —dijo Tay—. La tecnología podría volver a funcionar inmediatamente después de <<purgar>> a la sociedad humana —Se encogió de hombros—. Nunca se sabe.
—Creo que la verdadera razón es más parecida a esa última —opinó Bya.
—Pensaste en una posible Tercera Guerra Mundial en igualdad de condiciones, ¿no? —dijo Mitya—. Una batalla en la que todos utilicen los mismos recursos, donde cualquiera pueda ganar dependiendo de su astucia y creatividad.
—Sería una buena de dejarle a los sobrevivientes un mensaje que durará por generaciones —dijo Tay.
—Keseb cree que es posible salvar a la especie sin que ocurra una masacre de por medio —dijo Bya.
—¿Y tú le crees? —preguntó Tay.
—Un poco —respondió Bya—. Pero soy consciente que la región civilizada del mundo está en un estado mucho peor que Ferus.
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Simarg: Primer Libro de Las Guerras de Tabula
FantasyAl igual que una buena fracción de la humanidad, Mitya fue escogido por el Ser Absoluto como un avatar, el receptáculo viviente del poder de un espíritu sobrenatural. Dos años después de mudarse a la Ciudad de Axis, el alcalde lo envía en su primer...