Los tres se pasaron toda la mañana lavándose el cabello con removedor de tinte casero. No lograron mucho, dejándoles sin más opción que esperar a regresar a Axis para conseguir una fórmula un poco más efectiva.
Cerca del mediodía, Mitya, Bya y Tay fueron llamados a la sala de juntas de la base urbana. Se les ordenó ir con todo su equipaje preparado para que pudieran partir apenas finalizara su última reunión con Perún. Ellos pensaron en esa orden como un gesto muy poco amable o grato. Se sintieron un tanto usados y desechados, como si les hubieran dicho <<Gracias por su contribución. Ahora, lárguense>>. Habían arriesgado sus vidas para facilitarle la victoria a Rusia, y ahora debían esfumarse como si no fueran nada. Si Perún les decía que Europa Oriental ya estaba oficialmente aliada con Axis, podían darse por satisfechos.
En esa ocasión solo había dos personas en la sala de juntas: Perún y Keseb. La cristalina y melancólica mirada del ser azulado contrariaba su cálida sonrisa.
—¿Cuándo llegó? —preguntó Bya.
—Hace unos minutos —respondió Keseb—. Aunque también me di una vuelta por aquí unos días antes de la batalla contra Veles.
—Este bastardo casi me mata de un infarto la primera vez que se apareció por aquí —exclamó Perún—. Estaba en mi oficina cuando me di la vuelta y lo vi, sentado, con la mano levantada en plan <<Vengo en son de paz>>...
—Me vi en la obligación de restaurar y reforzar las mentes de aquellos soldados dejados al margen para que todos en esta base pudieran estar presentes en el campo de batalla y así incrementar sus probabilidades de victoria —explicó Keseb—. Me tomó varias noches inhibir la influencia de Nahash dentro de las mentes de los soldados afectados, pero al final pude dejarlos en óptimas condiciones para la batalla final. Creo que pude conseguirlo porque Nahash apenas está empezando con esto la manipulación de la mente a distancia, así que no hay que descartar la idea de que pueda perfeccionar sus habilidades en el futuro. Pero no nos preocupemos de eso ahora, hay algo más importante que debo decirles.
>>El triunfo de ayer y la confirmación de la existencia de Nahash fueron razones suficientes para que todas las naciones que conforman esta alianza decidieran asociarse con Axis y sus países confederados. El mismo presidente de este país copió los documentos del maletín que les encomendé para que los demás mandatarios de esta región de Europa se enterasen de cómo íbamos a proceder a partir de ahora. Buen trabajo. Cumplieron con su misión y ayudaron a Rusia y al resto de Europa Oriental a alcanzar la victoria. Además de eso, lograron que nuestra legión se volviera más grande en un futuro no muy lejano. Más que complacidos, estamos agradecidos y orgullosos de ustedes. No tengo palabras suficientes para expresar todo lo que siento. Salvaron a una buena parte de Europa, y lo mejor es que la anexaron a nuestra alianza. Axis y yo estamos en deuda con ustedes.
Los tres sonrieron. Keseb estiró la mano, hizo un rápido ademán y creó una enorme esfera en un rincón de la habitación. En su interior podía verse a Guanyin y a sus cuatro hijos esperando a las afueras de una enorme casa con muchas ventanas.
—Por el momento, no les quitaré más tiempo —dijo el Hijo Menor—. Yo me quedaré aquí a terminar con el papeleo. Ustedes regresen a Axis cuanto antes. Excepto tú, Mitya. Necesito decirte algo.
—¿Cómo? —dijo el joven albino.
—Creo que sé lo que va a decirle —le susurró Tay a Bya—. Vámonos.
—¿Nos das unos minutos, Perún? —solicitó Keseb.
—Normalmente no recibo órdenes de alguien ajeno a mi territorio, pero qué más da —dijo Perún—. Tómense todo el tiempo que necesiten.
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Simarg: Primer Libro de Las Guerras de Tabula
FantasíaAl igual que una buena fracción de la humanidad, Mitya fue escogido por el Ser Absoluto como un avatar, el receptáculo viviente del poder de un espíritu sobrenatural. Dos años después de mudarse a la Ciudad de Axis, el alcalde lo envía en su primer...