Bienvenido, Archie.

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Melyssa llamó a su mejor amiga, Kate. Se sentía un poco intimidada de que Lowell regresara sabiendo que Archie no estaba en casa.

Kate no demoró en llegar. Preparó un té para ayudar a la señorita Blake con su dolor de cabeza. Mientras tanto esta última le contó acerca del percance con Lowell.

-Ese tipo sí que es un cretino. ¡Qué desperdicio el de sus padres haciéndolo ir a las mejores universidades!- Decía Kate sacando toda su ira.

-Lo sé. Creo que en realidad, Lowell es alguien de cuidado, deberías haber visto cómo se expresaba... ¡Fue terrible!- Segundaba Mely.

Pasaron varias horas charlando y, para sorpresa de Melyssa, su amiga le confesó que estaba empezando una relación con Luke.

-¡Qué gran noticia! Ese chico sí que es afortunado.- La felicitó.

-La afortunada soy yo, Luke es todo un caballero.

-Me alegro tanto, por favor vengan a visitarnos algún día, sé que a Archie le encantaría verlos.- Invitó la joven.

-¿Archie?- Repitió Kate mirándola como si hubiera descubierto algo prohibido. -Creí que era sólo "Archivald".

-Bueno, es una larga historia... Y bastante confusa, pero si vienen te contaré todo.

-¡Oye! ¡Eso es chantaje!- Jugó.

-Jajaja llámalo como quieras, pero tendrán que venir si quieres saberlo.

Luego de un largo rato Kate se marchó. Melyssa comenzó a trabajar en varios asuntos el resto de la tarde, estaba tan sumida en papeles que casi olvidó su malestar; finalmente se fue a descansar.

Los días pasaron uno tras otro, hacía una semana ya desde que Archie había salido de viaje. Los esposos no habían hablado salvo en cortísimas llamadas para informar la situación, el tiempo del que disponía Wilton en el extranjero estaba realmente limitado, su estadía allá se basaba en un ir y venir constante.

Finalmente el día de su regreso llegó. Arribaría directamente a su casa, dado que su hora de llegada sería alrededor de la media noche.

El corazón y estómago de Mely no la dejaban tranquila de la emoción. Durante todo el día se había sentido ansiosa porque al fin volvería a ver a Archivald.

Al llegar a casa se apresuró a cocinar algo para él, se duchó e intento ponerse bonita, aunque nada exagerado. De vez en vez miraba el reloj; pasaban los minutos y nada. Hasta que... Un ruido en la puerta llamó su atención cuando se encontraba en el segundo piso.

¡Era él! Su esposo finalmente hacía su llegada. Entró detrás de un chofer que le ayudaba con las maletas. Le agradeció mucho ese hecho y luego lo premió dándole el día siguiente de descanso. El chofer se alejó agradecido, dejando a Archivald sólo.

Wilton miró la casa, Mely no parecía estar cerca, y era lógico, debía estar durmiendo a tan altas horas de la noche, sin embargo se había ilusionado pensando que ella lo recibiría.

-¡Archivald!- El chico escuchó una dulce voz que pronunció su nombre. Era ella, la única a la que deseaba escuchar en ese momento, Melyssa Blake.

Se aproximaba a él bajando las escaleras, el corazón del joven dio un salto.

-Bienvenido.- Pronunció ella una vez que estuvo frente a él.

Archie hizo a un lado las maletas y tomó la mano de su esposa, tiró de ella atrayéndola hacia su cuerpo. La abrazó con mucha fuerza sorprendiéndola.

-Te extrañé... En serio lo hice.- Susurró en el oído de la chica.

Ella lo rodeó con sus brazos mientras apoyaba su cabeza en el pecho de Wilton. Su aroma era tan agradable como siempre, seguía trayéndole esa paz inexplicable.

El abrazo terminó luego de algunos segundos.
Mely le presentó lo que había hecho de cenar para él y compartieron ese momento mientras charlaban, Archie no podía estar más sonriente.

Después pasaron a la sala de estar y se sentaron en el mismo sillón lado a lado. Archie llevó una manta para Mely y la puso sobre sus piernas que estaban descubiertas. Las horas se les hacían minutos mientras conversaban y reían.
Era increíble cómo iban de un tema completamente absurdo a áreas mucho más profundas.

Melyssa lo miraba llena de admiración por cada una de sus palabras. Parecía que la tenía hipnotizada. Él no podía esconder su brillante sonrisa.

-¿Quieres un poco de agua?- Dijo Archivald levantándose para dirigirse a la cocina.

-No, te lo agradezco mucho.- Respondió ella aún sonriendo.

-Bien, ya vuelvo entonces.- Indicó.

Estaba por alejarse cuando...

-¡Archie!- Lo llamó Melyssa haciéndolo girar hacia ella.

Se levantó del sillón de repente y se acercó a él.

Hizo una pausa mirándolo a los ojos y luego lo besó.

Se había estado reprimiendo toda la noche desde que lo vio entrar, pero no aguanto más. Archie estaba perplejo pero encantado al mismo tiempo.

No lo dudó mucho, la tomó de la cintura e intensificó el beso. Iba lento subiendo la intensidad de a poco, disfrutando cada segundo.

Mely se alejó un poco y lo miró, recuperando el aliento. Era tan atractivo.

Luego fue él quien decidió besarla de nuevo, no había tenido suficiente aún, necesitaba más. Oprimió el cuerpo de la joven contra el suyo, agradecido de estar de vuelta y por el recibimiento por parte de ella.

Melyssa lo atrajo más, rodeando su cuello con sus brazos, indudablemente disfrutaba tenerlo así de cerca, escuchar su acelerado corazón y su respiración agitada. Aún sin estar con nadie más, sabía que él era especial y que no quería a otro.

De nueva cuenta ella fue quien se separó primero, pero era porque tenía algo que decir.

-También te extrañé.- Confesó en voz baja la señorita Blake acariciando el cabello de Archie.

Él la abrazó fuerte intentando transmitirle su agradecimiento y felicidad por sus palabras.

-Ahora vuelvo.- Indicó Archivald retomando lo que haría antes.

Mely se quedó allí sonriendo ampliamente.

Su esposo regresó en poco tiempo trayendo consigo un vaso con agua.
La charla continuó.

En un punto de la conversación, la señorita Blake se recostó en el pecho de su marido, siguieron hablando. Ella estaba encantada de escuchar su voz retumbando en su pecho.

Estaba tan cómoda que sin darse cuenta se quedó dormida junto a él. Ese chico le transmitía una paz inmensa, sentía que estando junto a él era capaz de olvidarse de todos los problemas.

Wilton no tardó en darse cuenta de que se había quedado dormida.
La cubrió bien, besó su frente y su mano e intentando tener el mayor cuidado la acomodó de forma que descansara plácidamente.

Se quedó un rato mirando sus perfectas facciones, encantado con su belleza. No tenía dudas; era la mujer más hermosa que vería jamás.

Mientras hacía eso se le cruzó una idea por la mente.
¡Prepararía una sorpresa para ella!...



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⏰ Última actualización: Jan 09, 2021 ⏰

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