Tempestad en la mansión Blake II.

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A lo lejos se logró escuchar la bocina de un auto.
-Debe ser él.- Dijo Archie para sí mismo.- Vamos Mely, ya llegaron por nosotros.

La joven intentó caminar pero estaba muy débil y casi tropieza.

-Cuidado... Ven aquí.- El joven Wilton la tomó en sus brazos cargándola hasta el auto. Ella descansó su cabeza en el pecho del chico agradeciendo la calidez que su cuerpo le brindaba, pues estaba helada.
Archie se acomodó sin soltarla, le preocupaba su deficiencia de temperatura.
-¡Necesito que vayas a mi casa! Es la más cercana y necesito que Mely se ponga algo seco cuanto antes.- Le ordenó al conductor. -Después de allí quiero que vayas a informar sobre esto a mi madre, sé cuidadoso con la señora Blake, mi mamá sabrá cómo decírselo para no angustiarla.

-Sí, joven Wilton.- Obedeció el chofer.

-Gracias.- Terminó Archie, pocos minutos pasaron para que arribaran a su destino. El chico tomó a la señorita Blake en sus brazos y la llevó a la habitación principal, era muy grande y de buen gusto.
Como si se tratara de algo muy delicado, Archivald depositó a Mely en la cama. Luego fue a su clóset en busca de ropa seca y cómoda para la chica. Encontró algunas prendas y regresó con ella...

Se deshizo del saco que llevaba Mely. Ella permanecía con los ojos cerrados y de vez en vez se quejaba.
Archie prosiguió tratando de quitar el mojado vestido que poseía la joven. Iba a bajar la tela de uno de sus hombros pero una fría mano lo detuvo.

-Archie, por favor, no lo hagas.- Dijo detediendolo.

-¡Tengo que hacerlo! No quiero que empeores.- Suspiró.- Te prometo ser un caballero.- Acarició su rostro.

-No. Por favor.- Insistió.

-Está bien, no lo haré si no te sientes cómoda con ello.- Desistió.- ¿Crees que puedas hacerlo tú misma? No hay forma de que permanezcas así.

-Sí, lo haré.- Respondió aún débil.
Archie le dio las prendas.

-Iré a la cocina un momento. No te preocupes ¿de acuerdo?- Avisó.

-Está bien.
El muchacho se dispuso a salir de la habitación y comenzó a alejarse de la chica, pero algo lo detuvo.

-Archie... Gracias.- Mely tomó su mano.
Él le regaló una sincera sonrisa, y se retiró cerrando la puerta.
Ya en la cocina preparó un poco de té para ayudar a la señorita Blake a entrar en calor.
Luego de algunos minutos subió con una taza para ella.

-¡Toc, toc!- Sonó la puerta.
-¿Puedo pasar?- Preguntó.

-Sí, adelante.- Respondieron del otro lado.

Él abrió.
-Te traje algo de té, necesitas calentar tu cuerpo.

-Gracias.

-Espera.- Dijo mientras ponía la taza en la mesa de noche junto a su cama. Se acercó a Mely y movió sus sábanas cubriéndola.
-¿Mejor?- Cuestionó con una encantadora sonrisa.

-Sí, mucho.- Respondió ella. Entonces le entregó la bebida. -Deberías deshacerte de ese traje mojado.- Sugirió.

-Oh, sí, ahora vuelvo.- Se metió al baño y salió en pocos minutos.
-¿Listo?- Preguntó mirando la taza en las manos de Mely.

-Sí, gracias.- Asintió. Él la recogió y la llevó a la cocina. Mely estaba nerviosa pero aún no había olvidado lo que sucedía en su casa.

Archie regresó y la interrogó.
-¿Cómo te sientes?-

-Un poco mejor.- Mintió.

-No te creo.- La miró a los ojos.

-Hablo en serio....- Miró a Archie.- Estoy muy apenada ¿sabes? Yo, no quería empeorar las cosas. Sé que me comporté como una niña.

-No digas eso, sentirse angustiado no demuestra inmadurez si no que tenemos sentimientos como cualquier ser.- Explicó él.

-No lo sé.

-No te atormentes, mejor descansa y verás que mañana todo mejorará.

-Gracias.

-No tienes por qué agradecer.- Nuevamente la miró directamente a los ojos y antes de volverse loco con esa mirada decidió hablar.- Mejor déjame algo de lugar en la cama.- Se divirtió.

-¿Qué?- Reaccionó con esas palabras.

-Jajaja. No hablo en serio. Iré al cuarto de invitados, tú descansa.- Rió.
Mely se sintió aliviada.

-Buenas noches.- Se despidió Archivald lastimosamente.

-Descansa.- Contestó. El joven salió de la habitación pero antes depositó un beso en la mejilla de Mely.
Ella se quedó helada por el atrevimiento. Cuando él salió, la joven se llevó la mano hasta la mejilla. Agradeció que haya salido de allí tan rápido pues, de no ser así, habría notado su intenso rubor.
Recordó la risa con la que Archie había inundado la habitación minutos atrás, a su mente volvieron esos escasos días en los que reían juntos y sintió una opresión en el corazón al darse cuenta de que esos instantes no volverían.
Luego de meditar lo sucedido ese día, se quedó profundamente dormida.

Al día siguiente regresó a su casa con su madre, quien ya estaba mucho más tranquila. Le agradeció a la señora Wilton su apoyo.

Poco a poco su padre fue mejorando devolviéndole el alma al cuerpo.

Se sentía muy agradecida con Archie, sin embargo eso no quería decir que le perdonaría y regresaría a sus brazos, y el joven Wilton lo tenía muy presente...

Un Inefable Amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora