¿Amor?

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(Narra Melyssa Blake).

Archivald se acercó a mí. Mis manos y mi cuerpo entero comenzaron a temblar a pesar de que mantuvo una distancia considerable.

Aún se me veía exaltada.

-Entonces, ¿no vas a responder?- Pregunté como método para llamar su atención al sentir su mirada recorriendome.

Se acercó aún más a mí, haciéndome retroceder hasta topar mi espalda con la pared. Solté aire por el movimiento inesperado.

Tomó con delicadeza mi rostro entre sus manos.

-Tranquila, no te exaltes. Todo está bien.- Me dijo casi susurrándome. Su aliento recorrió mi cara.

En ese momento comenzó una guerra interna en mí. Por un lado diciéndome que era momento de alejarme y por otro suplicándome continuar allí disfrutando de su cercanía.

Era inexplicable la manera en que me atraía ese hombre. Estaba claro que físicamente era más que atractivo, sin embargo lo que yo sentía por él iba mucho más allá. Me encantaba su inteligencia, cómo se desenvolvía, la forma tan fácil en que lograba agradar a la gente, su elegancia, en fin. Fue entonces que comprendí el significado de aquellas palabras que decían: "es simple desprenderse de un físico, pero de una mente, no con facilidad se logra."

-Si he actuado así ha sido porque he pensado egoístamente.- Habló mirándome a los ojos.

-¿A qué te refieres?- No logré entenderlo.

-Es decir que consideré que tu desprecio me hace daño, así que para evitarlo simplemente guardaré mi distancia.

Parecía decir la verdad. Mi corazón dolió, pero, ¿por qué? ¿Acaso no era eso lo que yo le pedía?

Quitó sus manos de mi rostro.

-Ya entiendo. Siento haberlo cuestionado entonces.- Acepté inaudiblemente.

Por segundos hubo silencio.

-¡Ay mujer, ¿por qué simplemente lo aceptas?! ¿Por qué no puedes pedirme que desista de esa idea? Si tan sólo supieras la influencia que tienes en mí, quizá incluso te aprovecharías.- Dijo alejándose levemente de mí.

Mi mirada se llenó de confusión y mi corazón de esperanza.

Nuevamente me aprisionó contra la pared. Posé mis manos sobre su pecho instintivamente. Gracias a eso pude sentir su agitada respiración casi al compás de la mía.

-No has logrado perdonarme y sin embargo sigo preso a ti, dime entonces qué hago.- Preguntó nuevamente en susurros.

-Sólo deja de tratarme como una criminal.- Pedí mirando sus brillantes ojos.

-¡Qué contrariedad! No puedo ser amable contigo sin querer tenerte así de cerca.- Al momento en que pronunció esas palabras me acercó por completo a su cuerpo con uno de sus brazos. Inmediatamente me devolvió a mi posición anterior.

-¿Por qué me dices todo esto ahora?- Me lamenté con esas palabras, fue una pregunta más para mí que para él. Agaché la mirada.

-Lo sé, fuí un ciego. Pero, ¿puedes responderme esto ahora?... ¿Qué sientes por mí?- Soltó.

Volví a mirarlo.

-No estoy en posición de responder a eso, porque ni siquiera tengo una respuesta para mí misma.- Fue lo único que pude articular.

-¿Debería ayudarte a saberlo?- Preguntó mirándome con un gesto de diversión en su rostro. Sus ojos fueron directamente a mis labios.

Volví a esa lucha interna. Mi mente divagaba.
~Bésame... Sólo hazlo.~ Suplicaba esa parte de mí.

Un Inefable Amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora