Ser crédulo es mi destino. Me gusta tocar el cielo enviciado en tus labios. De todos los errores que he cometido, este es mi castigo. Tú lo besas, le dices "te amo" y yo sólo miro desde la distancia... Hasta que llega el fin de semana.
Gráficos hech...
Involuntariamente sonó mi alarma, olvidé apagarla y era demasiado molesto tener que despertar después de haber estado tan agotado el día anterior. Suplique al cielo poder reconciliar mi preciado sueño, pero era tarde, ya no había rastro de el en mí. Me estiré aún envuelto en las cobijas, tenía ganas de tirar todo por la basura, hasta que recordé que por fin era mi preciado fin de semana. Estaba feliz, pero no tanto. Beomgyu y yo habíamos discutido mínimamente cuando volví del trabajo, pensé que no querría volver a verme, pero tengo suerte de haberme equivocado, entró a mi habitación, al parecer pensó que seguía dormido, deje que siguiera en su mentira y cerré mis ojos.
Levantó las cobijas y entró debajo de ellas, quería reír, pero arruinaría todo. Recargó su mentón sobre mi hombro, debo aclarar que yo estaba dándole la espalda. No oí ni un sonido de su parte, era muy probable que se haya quedado dormido. Sonreí involuntariamente.
—Te quiero, Soobin —oí su débil voz, incluso era grave en ese momento, me hizo pensar que no tenía mucho de pie—. No tienes que responder, ya sé que estás despierto.
Sentí como mi sangre subió hasta mi cerebro, pensé que era buen actor hasta que oí aquello. Lo pasé por alto y tomé sus manos que estaban sobre mi abdomen. Pude oír su ligera risa, morí de amor en tan solo segundos, mi corazón se hizo del tamaño de una nuez.
—¿Puedo darte un besito? —me preguntó susurrando justo a un lado de mi oído, mi piel se erizó y me límite a asentir con la cabeza.
Eso dio comienzo a una pequeña ronda de besos sobre mis mejillas y cuello, pese a que dijo que solo me daría uno. También frotó su naricita en mi cuello, nuevamente mi corazón se hizo pequeño.
—Siento mucho lo de ayer, creo que me pase un poquito.
—Para nada, creo que ambos estábamos cansados y era necesario explotar, aunque fue mala idea desquitarnos con el otro —volvió a dejar un beso sobre mi cuello, sonreí al grado de no poder abrir mis ojos—. Pero tengo algo que decirte.
No podía seguir conteniendo esa amarga sensación, Beomgyu se levantó e hizo que lo mirara a los ojos. Por un momento me perdí en ellos, hasta que trono sus dedos e insistió en lo que debía decirle.
—Creo que ambos sabemos que está mal esto —frunció su ceño—. Me refiero a lo que hacemos, ¿No crees que está mal que seas novio de Dohyun, pero también tengas momentos tan cercanos conmigo?
Se detuvo a pensar.
—Soobin, mataste el lindo momento —me dí cuenta de eso demasiado tarde —. No sé que decirte... Es complicado.
—Eso quiere decir que no lo amas completamente y no quiero que lo niegues, sabes bien que nada de esto pasaría si Dohyun fuera el verdadero amor de tu vida como ambos suelen decirlo.
Estaba apostando todo, pero si quería a Beomgyu exclusivamente para mí, no había otra opción. Lo pensé toda la noche, después de esa pequeña discusión, fue casi imposible no querer solucionar todo eso. Estaba mal, todo era tan malo, pero desgraciadamente cada que mi cuerpo está cerca del suyo, no puedo detenerme y todo se vuelve tan peligroso.
—Soobin, no... Solo que... —y ahí estaba buscando un pretexto para evitar está conversación. No podía obligarlo a hablar, era claro, pero si necesitaba una solución a mi amargo triángulo amoroso.
Tomó mi rostro con ambas manos y juntó sus labios con los míos en un brusco movimiento. Quería poner oposición, pero ya lo dije, no tengo control sobre mi en estás situaciones. Creo que es tarde para intentar ponerle un alto, todo subió de intensidad en poco tiempo.
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Otro amanecer, un domingo por la mañana, nuevamente me costó mucho despertar. El sábado, fue... Agh, no sabría bien como explicarlo, fue diferente al resto, no salimos de casa, pero pasaron muchas cosas que vienen siendo insignificantes.
Por primera vez en mucho tiempo, el nombre de Dohyun no estuvo presente en nuestra pláticas, tomé eso como una respuesta a mi plática con Beomgyu de hace veinticuatro horas.
Froté mi ojo y luego solté un bostezo, no hice mucho ruido y mucho menos alboroto a causa de que Beomgyu estaba dormido en mi pecho. Mi estómago comenzó a rugir, pero no iba a levantarme, no todos los días amaneces en la cama de Choi Beomgyu. Mucho menos después de demasiadas emociones.
Me sentía como un maldito culpable, pero ese sentimiento cesaba cuando mi inconsciente mandaba de nuevo esa sensación de satisfacción que sentí hace solo horas cuando Beomgyu no quería dejarme ir y esa línea roja entre lo que podía pasar con nosotros y lo que no, no fue un impedimento para terminar cruzando el límite imaginario que solíamos pintar antes de hacer algo indebido. Me sentía en el papel del villano de alguna película, pero esa era mi vida, mi realidad frente a la que me sentía terriblemente débil como para resistirme a las provocaciones.
—Lo siento tanto, Dohyun —con hipocresía, me atreví a murmurar como si él tuviera un súper sentido que le permitiera oírme.
Acaricié el cabello negro de Beomgyu y me estire para dejar un beso ahí mismo. No sabía que pasaría desde el momento en el que abriera los ojos, pero si después de eso quiere olvidarme, tendré suficiente y quizás pueda darme por vencido.
Aunque ese no fue el caso.
En cuanto despertó, ahí estábamos otra vez, satisfaciendo la necesidad de sentir afecto por parte de ambos. Nuestros labios rozaban entre si y nos sentíamos mejor que nunca, me acariciaba y yo hacía lo mismo.
Al diablo lo que dijo Yeonjun hace semanas; “Debes tener en cuenta que él tiene pareja, y tú debes conseguir alguien que si este seguro de lo que quiere” Él no tiene ni la menor idea de lo bien que siente el fuego que habita sobre mí y mi corazón.
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