Tres

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No tengo porque describir como fue mi jueves, sabemos todos que fue lo mismo de todos los días.

Por fin, después de tanto aguantar, era viernes. Sentía la misma emoción que cuando asistía al instituto, solo tenía que aguantar unas horas más para que fuera mi deseado y anhelado fin de semana.

No pude descansar, pero me sentía motivado, tanto que dí un brinco para levantarme de mi cama y bailar mientras buscaba mis artículos necesarios para meterme a la ducha. Miré el suelo, no era raro ver que ahí estuvieran todas mis camisas o libretas, también ahí estaba mi cargador que anteriormente demoré en encontrar.

Me sorprendió que Beomgyu no haya entrado, debió estar muy cansado o quizás se quedó estudiando toda la noche.

Da igual, terminé en aproximadamente veinte minutos para estar completamente listo.
Caminé hasta la cocina y abrí el refrigerador, mismos alimentos de siempre. 

Beomgyu apareció aún con el pijama. Sus ojitos se veían tan cansados, su cabello estaba despeinado y ni decir nada de su semblante, todo junto en general hacían a un Beomgyu diferente.

—Buenos días, osito —dije sentando en una de las sillas del comedor, lo analicé y de verdad, quería darle muchos abrazos.

Levantó sus dedos índice y medio, me saludó con ellos.

—¿Quieres comer algo?

—No, gracias.

—Te ves... Diferente, ¿Dormiste bien?

—Ah, Soobin —corrió a mis brazos y me envuelve con ellos.

No entendí el motivo, pero me conmoví. Tan feliz, hasta que escuché que estaba sollozando recargado en mi pecho.

—¿Pasó algo? —dije poniendo mi barbilla en su cabeza.

No me respondió y me preocupe, Beomgyu es alguien muy sensible. Acaricié su cabello, es tan pequeño que quería cuidarlo para siempre y no dejar que nada, ni nadie lo lastime.

Pude sentir su respiración en mi cuello, de alguna forma este contacto fue tan emotivo que no pude evitar mis ganas de llorar.

—Dohyun.

Si que tenía ganas de cortarle la garganta a ese maldito, no sé que le hizo, pero juré que debió haber sido algo muy grave y eso me daba cólera.

—¿Qué te hizo ese pedazo de idiota? —me miró, obviamente levantando su cabeza hasta que nuestras miradas se encontraron entre sí. Esa mirada tan desconsolada me desgarra el corazón.

—Ya sabes como es —superficial, engreído, molesto, celoso, hablador y posesivo — él se molesto conmigo ayer después de la cena.

No me arrepiento de mucho.

—Espero a que te fueras a dormir y solo dijo que se molesto —la forma en que su voz se rompió me hizo creer que nada es como dijo.

—Beomgyu, sé sincero.

—Eso es todo, me dejó de hablar y listo.

¿Cuántos años en prisión me llevaría por matar a alguien? Específicamente al patán de Dohyun.

No es que haya pasado algo malo, solo lo abracé.

Acabamos de cenar y platicábamos. Yo estaba a un lado de Beomgyu, había distancia pronunciada entre nosotros. Beomgyu levantó los platos, aunque yo rogué porque no lo hiciera. Cuando volvió, yo había levantado un vaso que estaba ahí desde hace horas, sin querer ese pequeño chocó conmigo y como reflejo lo envolví en mis brazos. Ambos sonreímos, nos miramos y volvimos a nuestros asuntos. Dohyun observo todo.

Dohyun nunca se molestaba cuando era Yeonjun quien lo abraza o apoyaba su cabeza en los hombros de Beomgyu, siempre soy yo el problema. Como cuando le regalé una cesta de fresas y HueningKai la encontró tirada fuera del edificio, él me ayudó a escogerla y era obvio que se molestará igual que yo.

—Beomgyu, eso es tóxico.

Me miró con cansancio. Debe pensar que estoy equivocado, pero no es así. Algún día entenderá eso.

—Como sea, creo que yo debería dejar de hacerlo —se alejó de mí y caminó a la cocina que solo estaba a unos pasos.

—¿Estás loco? ¿Dejaras de darme abrazos solo porque ese tonto es un inmaduro? —estaba a punto de gritar, pero eso pondría peor la situación.

—Dohyun es inseguro, siento que eso fue lo que pasó ayer —lo miré con decepción—. No quiero que él se sienta mal por mi culpa.

—Eso está terriblemente mal, Dohyun te está chantajeando y no te das cuenta de eso.

Lo amo demasiado y es por eso que odiaba la forma en que pensaba.
Suspiró sirviendo un vaso con agua, que después, ingirió.

—Tú no quieres que él se sienta mal, pero a él no le interesa como te sientes tú.

—Dohyun no demuestra sus sentimientos tal como tú lo haces —dejó el vaso en la cocina y se dirigió hacia mí.

—¿Cómo yo lo hago?

—Sí, eres más expresivo y demuestras mejor lo que sientes. Me das abrazos y cariñitos lindos —ya estaba a una distancia corta de mi, tres pasos más o menos.

—¿Él lo hace?

—Solo si soy yo quien lo hace primero —encogió sus hombros y dejó de mirarme a los ojos.

—Es un verdadero hijo de p...

—¡Soobin! Dohyun no es como todos piensan, él es bueno dentro de lo que cabe.

Me gustaría haber podido terminar mi insulto que aprendí a la cantidad de ocho años en el colegio. Uno de mis compañeros era un verdadero mal hablado y en una discusión con otro niño sobre que maestro era peor con nosotros, mencionó eso, saliendo de la escuela le pregunté que era eso a mí madre, como consecuencia recibí un buen golpe en la boca, pero aprendí que era malo decirlo y solo lo utilizo cuando estoy verdaderamente molesto.

Volviendo a mi gran problema, hubiera deseado tener el poder de hacer que Beomgyu abriera aunque fuera un poco los ojos.

—Como digas.

El silencio nos asfixió, solo me levanté de la mesa, no tenía ganas de comer. Al parecer Beomgyu sí, estaba buscando por todo el alrededor algo comestible, sus ojos deseosos lo confirmaban.

Quería quedarme todo el día a su lado, darle mi apoyo incondicional y todo mi amor, desgraciadamente mi trabajo lo impedía.

Me duele dejarlo incluso actualmente, enserio estaba considerando fingir estar enfermo.

Mi sentido protector ganó y terminé corriendo al teléfono de la casa para avisarle a Chaeryeong que no asistiría.

La sonrisa de Beomgyu compensó todos mis pesares y culpas de ese momento.

Weekend | SooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora