Dieciséis

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Y esa es la forma perfecta en la que una plática sincera termina en besos sonoros que perturban el ambiente. Beomgyu estaba sentando en mi regazo acercando cada vez mi cabeza a sus belfos, hasta que decidí separarnos una vez más.

—Ch-Choi —dije a como pude, fue difícil pero hizo que se detuviera en definitivo.

Odio como se siente una vez que recuerdo que Dohyun aún es su pareja, no quiero solo ser su desahogo, pero cada que llega el momento en el que puedo decir todo lo que siento, todo se pone mal y lo único que quiero hacer es llorar gracias a la presión constante en mi pecho.

—Dime, Soobin —continuó sobre mis piernas mirándome fijamente a los ojos deseoso por información.

—Es que... Tú y yo, creo que es complejo —mi cabeza dejo de mandar imágenes negativas, solo veía un lindo futuro imposible de alcanzar en ese entonces.

—Cada que quiero que digas la verdad, todo se mueve de lugar —sí —, pero lo que más quiero es que seas sincero, no sé que pasa contigo, no sé lo que tienes en la mente.

—Beomgyu es obvio...

Él negó con la cabeza, tal vez era solo un motivo para continuar hablando y soltar todo de una buena vez.

Eso haré.

—Beomgyu, sé que nuestra relación de amistad o en cierto punto, solo de compañeros de piso, es inestable —asintió —, pero llegó el momento en que el hecho de imaginar un día sin ti, es complicado.

Mordió sus labios, no tan fuerte, pues sus dientes no llegaron a marcarse en ellos.

—Yeonjun dice que si hago esto, te irás de mi lado y no quiero esto, pero tú me pides la verdad y esto duele —ahí estaban mis lágrimas tratando de salir de mis ojos, las contuve tanto que dolieron después de un momento junto a mi garganta.

—Solo quiero que seas sincero y confirmes, o niegues, todo lo que he pensando —mi curiosidad pedía saber más sobre eso, pero mi sentido común dice que si alargaba más la situación, Beomgyu se iba a molestar y adiós a lo último a lo que me aferraba.

Tomé aire antes de abrir mi estúpida boca y confesar todo. He hecho cosas peores.

—Beomgyu, desde hace unos meses estoy enamorado de ti —hablé rápido –pero no tanto– con la esperanza de que no entendiera y diera ese tema por concluido en ese momento.

Soobin tonto, Beomgyu se levantó de mi regazo y me miró con los ojos muy abiertos. Solo quería protegerlo, amarlo, besarlo con su permiso y pasar todo el tiempo que pudiera a su lado, eso se estaba viendo perdido.

—Pensé que solo querías llenar ese hueco... Pero ahora que lo dices, siempre fue tan obvio —es lo que dije hace unos momentos.

—No quiero que te molestes conmigo, solo soy un idiota enamorado.

—El único idiota aquí soy yo.

Negaba varias veces con su cabeza, llevó sus manos hasta su rostro y las desplazó lentamente hasta dejarlas nuevamente donde corresponden. Caminó hasta el pasillo y se encerró en el baño.

Me tiré de golpe a la mesa dejando salir aquellas lágrimas que acechaban, lamenté todo y maldije hasta a los vecinos de arriba que movieron un mueble en ese momento.

Ella me estaba abrazando, pues yo se lo permití, necesitaba un consuelo, pero no quería recurrir a los odiosos de Yeonjun y HueningKai, me harían sentir peor

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Ella me estaba abrazando, pues yo se lo permití, necesitaba un consuelo, pero no quería recurrir a los odiosos de Yeonjun y HueningKai, me harían sentir peor. Yoomi fue la primera que se atravesó por mi mente y la que justo estaba diciéndome que todo estaría bien, aunque la verdad creía que no. También acariciaba mi espalda con apenas roces, supongo que quería alcanzar mi cabeza, pero ella no era tan alta como para lograrlo.

En ese momento pensé que sería mejor volver a Ansan con mi familia, pero eso sería de un cobarde y yo nunca seré eso –mis actos me contradecían, pero eso es punto y aparte–.

La noche estaba cayendo, pasé con ella todo el día con platicas motivacionales y uno que otro regaño bastante merecido. Olvidé mi teléfono en casa, pues solo me puse lo primero que saco mi mano del closet y salí después de que Beomgyu también lo hiciera.

Tanto tiempo fuí un tonto, no debí caer por él, no debí enamorarme, pero soy de la idea que nadie manda al corazón y definitivamente eso me destrozaba más de lo que debería. Sabía que tenía novio, aunque sea una basura, era su pareja y lo amaba, yo no debía estar enmedio. Debí haber respetado, pero no, preferí desafiar al peligro y terminar enamorado y consecutivamente en su cama.

Me odio, me odio, me odio...

Volví a casa luego de que mis lágrimas hayan sido secadas por ella. La quiero tanto, no sé que hubiera sido de mi, sin ella.
Abrí la puerta con pesadez y entre de la misma forma. Todo estaba apagado y podía jurar que Beomgyu estaría fuera pidiendo consuelo en los brazos de alguno de sus amigos. Fue suficiente para mi corazón el simple hecho de imaginarlo, pero debía estar consiente de que no me correspondía molestarme por eso y mucho menos llorar por lo dicho, debía engañar a mi subconsciente fingiendo ser fuerte.

Eran las diez, ni tarde, ni temprano, pero mi energía era tan nefasta, que solo me tiré a la cama y acomodé con dificultad mi cabeza en la almohada.

No sé en que momento cerré mis ojos y me perdí, pero si era consiente de que definitivamente había alguien a mi lado sollozando. Abrí mis ojos y encontré a Beomgyu aferrando sus brazos a mi cintura aunque anhelaba que dejará de hacerlo, que dejará de sostener lo que debíamos dejar ir.

—¿Qué quieres? —el tono de mi voz fue ronco por naturaleza, acaba de despertar y era obvio que pasaría.

—No puedo dormir.

—¿Por pensar en él? —burlé para luego bufar con desánimo y ganas de sacarlo de la habitación.

—No... —respondió levantándose y recargando su codo en el colchón — Yo estaba pensando en tí.

Sentí mi corazón contraerse y en mi estómago un hueco del tamaño de la rodilla de un gigante. Eso se sintió tan bien.

Weekend | SooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora