Veinte

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Ya había tenido enfrentamientos antes, ya había discutido antes, también había perdido amigos antes, pero ninguna de las situaciones anteriores se compara con el dolor que me causo saber que quién se llevó mis insultos y quién perdió mi amistad, fue Taehyun, el chico que me acogió cuando no conocía nada de la ciudad, quién me indujo a vivir con Beomgyu, mismo chico que nos vio pelear.

Si contará los problemas en los que me he metido por él, creo que no terminaría nunca, simplemente crucé mi límite y el de todo.

Estaba tan molesto, Taehyun estaba ahí sentado frente a él, tomando su mano, tan sonriente que pareciera muñequito de aparador. Creyó que el camino había quedado completamente libre después de traicionarme diciéndole a Dohyun todo lo que pasaba aquellos fines de semana que se iba de la ciudad. Creyó que romper sus promesas lo ayudaría a cumplir su objetivo, y eso es lo que más duele.

Y Beomgyu... Definitivamente ya no esperaba nada de él, nunca fue suficiente todo lo que hice y lo demostró dándole bandera libre a Taehyun, a pesar de que prometió tener una respuesta para mí.

Quería imaginar que fue la única vez que estuvieron cerca y tal vez no estaba tan equivocado. Al menos llegué antes del momento de la pregunta.

Soy tan egoísta y siempre prometí a mi madre que nunca sería como los personajes de los dramas, pero ahora parezco uno de ellos.

Él salió huyendo, igual que el otro idiota, igual de cobardes.

Me acerqué a Beomgyu, pero no dijo nada, nos miramos y a través de sus ojos noté que comía ansias por hablar, pero no lo hizo y se marchó igual, pero lo más probable es que fuera al departamento.

Y yo, ahí, entre los árboles de aquel parque, bajo el sol ardiente que no quemaba más que mis sentimientos y las miradas de gente necesitada de información.

Durante esos diez minutos que me quedé plasmado ante los ojos de los ciudadanos, entre en razón y ese sentimiento de culpa combinando con la pena de tan poca dignidad que me quedaba, me derrumbó de repente y así fue como volví a casa de Yeonjun, donde estuve viviendo después de haberme quedado en el elevador con Beomgyu.

En cuanto llegué, fingí que nada había pasado y me senté junto a él y sus padres a comer, pero puedo jurar que sospechaba, pues no dejaba de mirarme y hacer gestos de preocupación. No tengo idea de como logré ingerir todo sin salir a vomitar como era de costumbre cada que mis sentimientos negativos se apoderaba de mí.

El resto del día, seguí intentando lidiar con todo eso, pues era lo único que podía hacer. No podía tan siquiera desahogarme, pues Yeonjun ya había cargado muchos de mis problemas y me tenía viviendo con su familia, eso es suficiente como para seguir mortificándolo con mi dolor.

Un día después de ese, él habló conmigo por mensajes. Dijo que me extrañaba, dijo que necesitaba volver a estar conmigo, dijo que necesitaba mi presencia para volver a estar tranquilo, pero yo no creí, sabía que él solo quería compañía una vez más y de seguro tenerme en su cama para que al final dijera que sigue confundido y volver a repetir la historia.

Pero nadie sabe cuánto me costó quedarme en mi trabajo, nadie supo de cuánto sufrí por no ir corriendo tras él y volver a caer, porque él seguía siendo un dulce abrigo dentro de mi interminable invierno.

Salí vivo con las justas, Chaeryeong y Jennie se despidieron de mí como de costumbre, más de una vez sentí que querían preguntar, pero mantuvimos ese ambiente tranquilo y por suerte no fue corrompido.

Fue día de paga, llevaba mi dinero en un sobre que guarde dentro de mi mochila y seguí caminando, casi llevando la misma ruta hacia casa de Beomgyu, donde seguían la mayoría de mis cosas, pero todavía necesitaba respirar. Me dí la vuelta en cuanto recordé que yo no quería estar ahí, quizás inconscientemente sí, pero ya no era lugar para mí y yo valgo más que una noche con él.

Llegué como siempre, normal y con una sonrisa, todos los habitantes de esa casa me recibieron bien, como si fuera un miembro más de ella.

Al final, volví a la cama, como si dormir solucionará todo y lo hacía... Tan siquiera por un momento.

Me gustó despertar siendo cubierto completamente por las sábanas tan calientes que me ofrecieron para mí acogedora estancia. Tan mal estaba, que ni siquiera supe que por fin era sábado, aquel sábado que solía amar antes de todo. Aunque no lo creía, estaba seguro de tener una solución para mi vida.

Me levanté firmemente, tomé una ducha y cuando por fin estuve listo, tomé suficiente fuerza mental para salir y dirigirme a casa de Beomgyu, agradecería todo y después me marcharía.

No quedaba más por hacer.

Tomé la misma ruta de siempre, el autobús fue muy lento para mí desgracia. La ventana estaba abierta y por ella, entró el aire que me dio vibras de nostalgia por darme recuerdos de cuando viajaba con Beomgyu y él tomaba mi mano mientras mirábamos el paisaje que nos ofrecía la ciudad.

Llegué a la parada específica, me bajé y suspiré por última vez antes de entrar al edificio y tomar la escaleras con un alto ritmo cardíaco. Toqué la puerta, la última vez que salí de ahí, no tomé el juego de llaves que él me proporcionó cuando firmé mi contrato de arrendamiento.

Él abrió y nuevamente el vicio estaba apoderándose de mí.

No sé en que momento me abrazó y yo tomé su fina cintura. La alarma dentro de mí comenzó a sonar.

Pero sabía que eso, ya no era lo mismo y por más que sus labios rocen los míos, no volvería a ser igual.

Es demasiado tarde ahora.

¿Creyeron que ya iba a ser el final?
Pues, creo que no está muy lejos AHAHAHA

Gracias por seguir aquí, lxs amo 💕

Weekend | SooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora