Veintiuno: Final.

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 Muchas veces me pregunté si había una diferencia entre una adicción y Choi Beomgyu, mi conclusión es que no. Un adicto es consciente que lo que hace es dañino, pero aún así lo sigue haciendo creando un circulo vicioso. También suele jurar que lo dejará, que nunca más volverá a fumar o beber una botella, pero de eso depende y cree que es la única forma de vivir... Me da pena decir que me siento de esa manera. 

Me da rabia saber que muchas veces me prometí a mí mismo y a las personas que más me importan que jamás volvería a caer en ese juego, que no volvería a perder contra mis emociones, pero ahí estaba nuevamente dejando que sus belfos se desahogaran con los míos de tanto tiempo sin poder besar a alguien más. Se suponía que yo estaba ahí para desaparecer, al menos por un tiempo. Lo alejé delicadamente, pues por más que me molestara sentirme de esa manera, jamás dañaría a Beomgyu en ningún sentido. 

—Beomie, basta —dije ya unos pasos lejos de él. 

—Soobin, lo siento, pero ya no podía estar sin ti. 

Miré al suelo mordiendo mi lengua, con muchas ganas de decir todo lo que pensaba. 
Cuando Dohyun estaba con él, nunca me extrañó, o al menos eso me hizo creer. 
Lo ignore, estaba a punto de volver a echar a perder mi proceso, el esfuerzo de Yeonjun, los abrazos de Kai  y las pláticas con Yoomi. Tomé camino hasta la habitación que rentaba en su apartamento, abrí la puerta una vez que estuve frente a ella y entré. Creo que aunque no lo dijera, estaría claro que Beomgyu me siguió. 

—¿Te vas? —preguntó casi llorando en cuanto me vio comenzar a sacar ropa de los cajones, verlo así hizo mi corazón añicos. 

No respondí, no quería comenzar una pelea, no quería hacer todo aún más complicado de lo que se había vuelto. Siempre odié sentirme presionado, sentir que cada cosa que hiciera lo arruinaría.

Mientras sacaba todo lo que estaba en la cómoda, traté de recordar donde había guardado aquellas maletas que lleve aquel día que llegué teniendo altas expectativas, cuando no pensaba enamorarme.

Cualquiera pensaría que estoy loco, que tomarían otras decisiones en mi lugar, pero la forma en la que yo siento lo que siento, hace que todo se vuelva imposible de solucionar.

Me acerqué al clóset, con mi brazo hice que la puerta se deslizara y encontré aquellas maletas. Las tomé con fuerza y las saqué de ahí, pero Beomgyu me detuvo con sus manos.

—¡Por Dios, Beomgyu! —grité.

—Soobin, piénsalo bien, podemos...

Lo interrumpí poniendo la palma de mi mano disponible sobre sus labios.

—No hables.

Bufó y después cruzó sus brazos, ya no lo miré, me hice cargo de mis propios asuntos, dije que no me distraería de mi objetivo, ser libre de esta prisión llamada “amor”.

Aunque dijera una gran cantidad de promesas estúpidas, sería fuerte, decía.

—Al menos dime la razón —farfulló casi llorando. Dije que sería fuerte, dije que nada arruinaría mis planes.

—¿Aún preguntas? —lo miré por segundos, estaba jugando con las mangas de su sudadera —. ¿No es obvio?

Traté no sonar tan severo, pero fue difícil, pues mi coraje interno, el que no sabía que tenía, ganó.

—¿Es por que no tuve un resolución? —preguntó y acto seguido, me miró como al mounstro que quería hacerle daño, a él, el inocente en la historia.

A pesar de todo, no podía odiarlo.

—No es por eso, Beomgyu —deje de empacar mis pertenencias, para mirarlo y decir todo frente a frente —. Yo no puedo obligarte a tomar las decisiones rápido, tampoco puedo obligarte a amarme tal como yo te amo a ti. Quiero irme para tener tiempo para mí, no quería decirlo, pero de cierta forma estoy lastimado.

Dejo de mirarme y fijo su vista en el suelo.

—Estoy molesto, pero no te odio —suspiré —. Estoy molesto contigo por haberme enamorado de está forma, no es fácil lidiar con esto, Beomgyu. Estoy molesto porque yo ví todo lo que pasaba con Dohyun y no hacías nada por defenderte. Estoy molesto porque le diste alas a Taehyun, aún cuando ni siquiera me rechazaste, sí eso es lo que querías hacer.

—No, eso no —se levantó y me tomó de los hombros —. ¿Crees que para mí lo nuestro no significó nada?

Mordí mis labios nerviosamente. Eso comenzaba a quemar cada parte de mi ser.

—¿Crees eso, Soobin?

Negué con la cabeza.
Beomgyu se paró sobre la punta de sus pies y me abrazó completamente, en ese momento ambos comenzamos a llorar, pero lo que más me dolió, fue oír sus sollozos.
No debía sentirme culpable y aún así, lo hacía, terrible error de mi parte.

—Beomgyu, no sé que creer, un día me amas y después ya no.

—Soobin, decir que te amo es fuerte, pero lo siento, creo que es eso —afirmó aferrando sus brazos a mi cuerpo.

Mi dignidad podía caer nuevamente, no quería caer. Quizás yo solo era su entrenamiento y aún con esa idea, mis sentimientos jodieron todo.

Me alejé, en diez minutos aproximadamente tenía todo listo para volver a la casa de Yeonjun y ahí mismo usar mis ahorros para volver a casa con mamá y papá.

A pesar de las mini peleas y el llanto, llegué hasta la puerta de la entrada, donde recordé la primera vez que llegué ahí. Beomgyu tenía el cabello rubio, dijo que no tenía mucho tiempo con el color, pero le encantaba, fue tan lindo, a pesar de nuestra historia en la secundaria.

Después todo comenzó a ser distinto... No podía pasar un día sin sentir su presencia cerca de mí, aunque Dohyun ya estaba con él... Todo cambió el día que me robó el primer beso, desde ese maldito día, nada volvió a ser igual.

No mucho tiempo después, fue mi primera vez con alguien, ese alguien fue él.

Y no me arrepiento de nada, de lo único que puedo arrepentirme es de haberme enamorado profundamente.

—Soobin, arreglemos todo —habló entre lágrimas más dolorosas para mí, que para él.

Solo me dí la vuelta y tomé la perilla.
Desearía haber tenido la fuerza suficiente para tirar de ella, salir y recuperarme.

Cuando oí sus sollozos, recordé aquellos fines de semana, todo el tiempo que pasé con él.

Me dí la vuelta sobre mis talones, me acerqué rápidamente, tomé sus mejillas y lo besé como si nada más hubiera importado en ese momento.

Desearía haber tenido la fuerza suficiente para haberme negado y superarlo.

Beomgyu hizo que mi corazón se acelerará, pero también que se rompiera.

Beomgyu, eres peligrosamente adictivo.

Fin.

Fin

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Weekend | SooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora