Morir

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La llegada al hospital fue muy rápida, cosas que podía lograr un Urrutia y quizás lo único que Ander agradecía de este cabrón.

De la misma manera varios de los mejores doctores del país ya estaban esperando a Rebeka cuando llegó al hospital.

Pero eso no disminuyó la angustia, Ander sabía que el dinero podía comprar muchas cosas, pero nunca compraba la vida. Negó nervioso, no podía tener esos pensamientos, tenía que ser positivo. Lo que no quieres ni siquiera lo piensas.

Guzmán se sentía muy desesperado y triste. Lo peor era la culpa que lo consumía, sabía que la ojiazul se había metido ahí por que estaba despechada por lo que había pasado.

Y eso era algo que nunca lo iba a dejar vivir en paz, si algo le pasaba a Rebe, se moria, que ya no podía soportar más esta vida que le quitaba todo lo que quería.

Mario tenía la adrenalina al 100. Así que al llegar al hospital y su cuerpo se relajó cayó en cuenta de lo que había pasado, de que Alex casi mata a Rebeka. De que su hermano menor, al que siempre cuidó y consideró indefenso, tenía un arma en casa, tenía y consumía toda clase de narcoticos, y lo peor de todo, que era un violador.

Comenzó a llorar lentamente, lo había hecho todo mal con él, que por algo considero nunca tener hijos, por que era una mierda de padre y Alex era la muestra clara de su ineficiencia.

Y luego estaba Rebeka, no entendía como podía amarla tanto, más que su hermano, verla en ese hospital fue la prueba clara que él nunca debió amarla, todo con ella era tan difícil, y amarla tanto, era algo que siempre lo iba a alejar de Alex, y ella no le quería, así que con la mente más fría, trato de ser Justo, ambos representaban para él el mundo, pero si tenía que tomar una decisión entre a quien apoyaría....

Tenía que tomarla con fundamentos, sin dejarse guiar por el corazón, pero fuera lo que decidiera, no iba a desamparar al otro.

Se acercó al doctor sigilosamente y pidió una prueba para saber si la pelinegra sufría abusos por parte de su hermano. Muy en su interior se negaba a pensar que eso pudiera ser cierto.

Cayetana estaba más desesperada que nunca.

Nunca debió dejar que Rebeka saliera de su casa aquel día, debió de encerrarla o amarrarla, hubiera evitado todas estas tragedias.

Lo que más le dolía era el bebé, era una vida inocente que pagaría el precio de actos que no eran suyos, que pagaría los pecados de Rebeka, de Mario y de Alex.

Ella no rezaba mucho, pero se alejó de todos los hombres a su lado y se acercó a la capilla.

La rubia no creía mucho en Dios, se vio muy desesperada en muchas ocasiones, recuerda haberle pedido con mucha fe que cuidara a su abuelo cuando escuchaba que no podía respirar bien por las noches, recuerda pedir llorando que les ayudara a encontrar trabajo para poder pagar su hospital. Y recuerda que nunca nadie respondió, recuerda que su abuelo nunca se curó y que siempre encontraban trabajos peores que el anterior. Recuerda cuánto le rogó a Dios que perdonara a Polo.

Pero ahora quería volver a tener fe, y se volvió a hincar frente a la imagen en la capilla como cuando tenía seis y creía que todo se podía solucionar con rezar. Y le pidió a Dios que salvara a Rebeka y a su hijo.

En unas horas vería si rezar funcionaba o no.













- Necesito hablar con un familiar directo de la señorita, es urgente - el médico llamo después de mucho tiempo dejando a todos con preocupación.

- Yo soy su novio - Mario se levantó para pedir que su derecho fuera respetado.

- Lo siento, si usted no está casado con ella no puede tomar ninguna desición por ella.

Siempre en mi menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora