Poco a poco las cosas se comenzaban a poner en su lugar, y lo que Rebeka pensó en su momento que era una gran tragedia, poco a poco tenía buena pinta.
Regreso a vivir a la casa de su madre, la última que había tenido luego de mudarse de la casa de Guzmán por que era una manera de sentirse cerca de ella, ahora que solo eran Leonora y ella.
Se sintió bien poco a poco ir adaptando su vida a ellas dos, la rutina que las envolvió fue buena, y Rebeka agradecía infinita mente que Ander estuviera en la película, por que hacía todo mejor y más fácil, ella no tuvo un padre al cual acudir si lo necesitaba o si se hartaba de su madre, y era feliz al saber que Leo si lo tenía y que estaba dispuesto a todo por ella.
Al final dividieron el tiempo con Leonora a tres días cada uno, no importa que días de la semana cayera, eso significaba que ambos podrían llevarla a la escuela, ayudarla con los deberes, y disfrutar de los fines de semana, la pequeña se adaptaba rápidamente y no estaba triste de verlos separados, al contrario, los amaba por igual, y ellos lo estaban llevando bien, por lo menos no se evitaban y Rebe sabía que poco a poco volverían a ser esos amigos tan cercanos que eran.
-Esta tu madre?- ese día Ander había llegado por Leo por que le tocaban sus tres días con ella, y casi siempre solo la recogía, saludando rápidamente a Rebeka, pero no más allá
-Si, está en el despacho- Samu había montado su propia firma de abogados, y le había ofrecido un lugar a la ojiazul en este, dándole mucho sentido a su vida, el trabajo la llenaba de una manera increíble, y al ser administrativo, le permitía hacer home ofice por la tarde los días que Leonora estaba con ella
-Hola- Ander estaba un poco incómodo, aunque su relación era cordial, habían dejado de hablar para cosas que no involucrarán a su hija y verse durante más de dos minutos, que era el tiempo en lo que se entregaban a la pequeña en la puerta -Puedo pasar?- Rebe quito la mirada de su computadora y asintió rápidamente - Cómo estás?- Rebe frunció el ceño un poco desconcertada.
-Bien, muchas gracias, y tú?
-También. Oye que quería decirte que te extrañan en la constructora, se ve que hiciste un trabajo de puta madre- Rebeka sonrió
-Yo también los extraño. Mándales un saludo de mi parte- dijo y volvió a poner su mirada en los papeles frente a ella, dando por finalizada la conversación
-Estaba pensando, que deberías ir a las juntas semanales- Ander volvió a traer su atención a él - Aún eres dueña del 50%, y es importante que nos ayudes a tomar decisiones, usualmente, tu voto se queda sin usar y tenemos que decidir entre los que estamos, y no se, tu voto sería importante
-Perdon, tienes razón, olvide por completo que tengo que votar en el consejo- Rebe miró al vacío -Lo siento...
-Entonces, te esperamos en la siguiente junta?- Ander la miró con esperanza
-No prometo nada, pero voy a hacer un esfuerzo- le sonrió sinceramente y ambos dieron por finalizada ahora si la conversación
Este era su restaurante favorito por excelencia, y se sentía muy feliz de que Rebeka ya no lo evitara tanto y eventualmente recuperaran su amistad.
Su conversación estaba siendo muy amena, por primera vez en mucho tiempo eran de nuevo esos dos adolescentes que se habían enamorado de una manera muy extraña peo única
-Que si, que te digo que si- ambos estallaron en risas luego de que Rebeka le contara a Ander una historia de Leonora cuando era pequeña -Me avergonzó enfrente de todo el vecindario, yo estaba buscando donde meter la cara.
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Siempre en mi mente
Ficțiune generalăNovela inspirada en los personajes de Élite. Parte de sus historias de la serie, pero adaptadas a un universo alterno