Capítulo 12. Frenesí.

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AVISO: ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENA LEMON

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Hubiera asegurado que era su imaginación quien le estaba jugando una mala pasada. En la soledad de su ducha y con el deseo de salir de aquella infernal trampa, juró que fue su cabeza quien la imaginó adentrarse en aquel reducido espacio. Él sabía bien como la mente podía ir en su propia contra. Podía haberla imaginado, hasta el punto de utilizar sus recuerdos para hacerle rememorar el tacto de su piel e, incluso, el de sus labios. Pensó en que era una mentira creada por él, pero no opuso resistencia y prefirió dejarse llevar.

Sus ojos azules no podían compararse ni con cielos ni con mares. Eran únicos, así como lo era ella. Su cabello lacio era suave y desprendía un aroma floral que le llevaba a recuerdos que creyó olvidados. Su piel, su delicada y brillante piel, al tocarla hacía que todo su cuerpo vibrase de una emoción que solo él podía experimentar.

Bulma, no había otra en ese ni en ningún otro mundo, era ella una razón por el que la vida tenía sentido para él. Podía notarlo. Cuanto más se alejaban más vulnerable era él. Si había un ser en el universo que pudiera vencerle, no había dudas, era aquella humana.

–Vegeta–susurró ella a la vez que acariciaba su rostro, mientras notaba como las manos de él recorrían sus muslos, ascendiendo hasta perderse en sus curvas.

–No hables, mujer–ella sonrió al escuchar su tono bajo y suave.

–¿En qué piensas? –Vegeta contempló los azulados y brillantes ojos de Bulma. Su imaginación era única, porque para él era como tenerla realmente allí.

–Recuerdo las mañanas en las que pedías que no saliera de la cama–la sonrisa de Bulma era brillante, exactamente como la de aquella adolescente que conoció en la base de Freezer–. Tenía que haberte hecho más caso. –

–¿Por qué me hablas como si fuera un fantasma? –Bulma bajó sus manos, colocándolas a la altura del pecho de Vegeta mientras éste la abraza contra su cuerpo–. ¿Acaso crees que no estoy aquí? –

–No es la primera vez que despierto de un sueño así–la humana tragó saliva dolorosamente. Agachó un poco la cabeza, rompiendo el contacto visual con el saiyajin. Conocía bien a ese hombre, pero no era capaz de imaginar hasta que punto le afectó todo.

–No es un sueño, Vegeta–Bulma alzó nuevamente la cabeza–. Estoy aquí contigo. Dormirás conmigo y al despertar seguiré a tu lado. –

Vegeta iba a pronunciarse, pero Bulma lo impidió. Rodeó su cuello, le atrajo hasta ella, cerró los ojos y robó de sus labios un beso pasional.

Era tan real que le dolía. Temía que sus sospechas fueran ciertas y estuviera en un sueño. No quería abrir los ojos y darse cuenta de que su cabeza había vuelto a burlarse de él, pero esta vez de una manera superior, porque podía tocarla y besarla de una manera más auténtica.

Rodeó su cintura, apretándola con cuidado contra él, mientras profundizaba el beso. Con lentitud y suavidad la guió hasta la pared de la ducha, pegando la espalda de ella contra el muro. Sentía un ardor interior que se iba extendiendo por su cuerpo. La soltó solo para poner sus manos a ambos lados de ella, acorralándola mientras ésta aumentaba el nivel de aquel beso.

Sintió una de sus manos hundirse en su puntiagudo cabello, mientras la otra acariciaba su espalda. El beso, que empezó inocente, casi tierno, elevaba la temperatura de ambos cuerpos, hasta el punto que el agua caliente llegó a ser molesta. Vegeta apartó una de sus manos colocadas en la pared, primero para cambiar la temperatura del agua y, después, para tocar el cuerpo femenino que tembló de placer ante el contacto.

Almas Unidas [BulmaxVegeta] ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora