Capítulo 9. Dolor

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¡Aquí os traigo el capítulo 9! Espero que os guste.

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene un poco de lime. 

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Cuando abrió sus ojos azules se encontró con los negros del saiyajin, contemplándola con un deseo que se transmitía también a ella. Tragó saliva por culpa de los nervios, bajó su mirada para observar sus labios y, pronto, los echó en falta. Se estremeció al sentir sus grandes manos sobre su cintura, tocándola con una delicadeza que parecía no corresponder a su ruda apariencia. En ese momento pensó que besaba mucho mejor que en sus sueños, pero que también su comportamiento era diferente a como imaginó. Ella pensó que sería un hombre bruto y demandante, pero la realidad era diferente a sus prejuicios. Vegeta se mostraba más atento a ella que a él mismo.

–Vegeta–él emitió un leve sonido de silencio para que no siguiera hablando.

Él pudo notar como su cuerpo temblaba mientras sus ojos le miraban con curiosidad. Azules y brillantes, como siempre los vio y ahora de nuevo podía volver a apreciarlos. Sintió sus manos descendiendo por sus fuertes brazos y acariciándolos con suavidad, utilizando la yema de sus dedos como navegantes. En ese momento de silencio él solo esperaba que ella fuese capaz de recordarle a él, a sus labios y a sus caricias, pero podía leer en su mirada que no estaba pensando en eso. Ella estaba sonrojada y acalorada, deseaba que lo que comenzó de pie terminase en el colchón.

–Te deseo–dijo ella con un tono bajo pero audible para él. Su rubor se intensificó y sus ojos brillaron como cuando era una adolescente. Para el Príncipe no había imagen más bella en el universo.

Vegeta se aproximó nuevamente a su rostro, acortando la poca distancia que los separaba. Ella, impaciente por volver a sentir sus labios sobre los suyos, se inclinó hacia delante para que el beso tardase menos en llegar. Alzó sus manos hacia su nuca, hundiendo sus dedos en el cabello de él, mientras el Príncipe intensificaba el beso y descendía sus manos hasta el trasero de ella, haciendo que ambos cuerpos estuvieran más pegados. La temperatura entre los dos fue incrementando de igual forma que lo hacía el beso que, a diferencia del anterior, éste no era dulce o delicado, sino pasional y ardiente.

El Príncipe la arrastró hacia su cama, recostándola sobre el colchón debajo de él y sin despegar sus labios de los de ella. Bulma recorrió con sus uñas la tonificada espalda del saiyajin, mientras él se perdía por las curvas del cuerpo femenino. Embriagados por la palpitante lujuria, el beso incrementó cuando la lengua del guerrero se encontró con la de ella. Bulma gimió al sentir una corriente eléctrica que se centró en su entrepierna. Notaba como su interior era un volcán activo qué él se encargaba de encender, el cual calentaba con su curiosa exploración, metiendo una de sus manos por debajo de la blusa y apoderándose de su pecho izquierdo. Ella volvió a gemir y, como reacción, flexionó su pierna derecha, haciendo que su rodilla acariciase el duro miembro de él, que también dejó sonar su gruñido ante el contacto.

El beso se iba a romper, pero, antes de perder aquel delicioso contacto, Bulma atrapó con sus dientes el labio inferior de su amante, mordiéndolo con una sensualidad que alentó su deseo por quitarla la ropa y darse al placer de manera inmediata. Se devoraban con tan solo una mirada que podía quemar al otro. Ella tenía la respiración agitada mientras que él tenía su lucha interna por quitarle la ropa de un tirón, pero fue más sensato que su deseo. Había esperado por aquel momento desde que se la cruzó por el pasillo y, ahora que ella estaba dispuesta a estar con él, pensó en disfrutarlo como si fuera la primera vez.

La humana agarró la mano del Príncipe que estaba sobre su pecho, haciendo que éste despertase del embrujo al que estaba sometido, contemplando los ojos azules. Vegeta vio como le guiaba hasta el punto donde ella quería, dejándola en el comienzo de su pantalón. Él alzó una ceja y le mostró una sonrisa ladina como respuesta a la iniciativa de Bulma. No dudó un segundo en meter su mano por dentro de la prenda, incluso por debajo de la ropa interior, decidido a hacer contacto físico con su entrepierna. Ella soltó un gemido más elevado al sentir la yema de sus dedos por los labios de su húmeda entrada. Aquel sonido para él era una melodía de la que no estaba cansado, por lo que se dispuso a volver a escucharla. La acarició lentamente mientras se perdía en la belleza de su rostro. Su mirada brillante, sus mejillas sonrojadas y su boca entreabierta. 

Almas Unidas [BulmaxVegeta] ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora