El joven medio saiyajin empezó a abrir lentamente sus ojos mientras un dolor intenso se instauraba en su cabeza, como si un martillo golpeara de forma repetida en ella. Miró a su alrededor, estudiando donde se encontraba. Estaba sentado sobre las frías baldosas, mientras su espalda se recargaba en la dura pared. Sentía en sus muñecas una fuerte y heladora presión. Bajó la mirada hasta sus manos, encontrándose con cadenas rodeándole. El metal tenía una fuerte luz azulada que resplandecía en aquel lugar.
Giró hacia un lado para ver numerosos barrotes de metal que le separaban de la salida de aquella sala. Un pequeño gruñido le hizo mirar delante suya. Allí se encontraba su padre en la misma postura que él y con los mismos grilletes que le apresaban.
–¿Qué es esto? –el joven miró hacia su izquierda para encontrarse con Raditz que contemplaba las cadenas que le tenían preso. Intentó romperlas pero no lo consiguió.
Trunks volvió a mirar a su padre que estaba despertando tras el escándalo de Raditz con las cadenas. Vegeta despertó desorientado, miró a su alrededor hasta encontrarse con los azulados ojos de su hijo, para luego ser consciente de que estaba preso en una celda con las manos esposadas.
–Cooler–fue lo primero que dijo el Príncipe.
Vegeta recordó la fatídica batalla con el hermano de Freezer. Luchó en su forma super saiyajin, incluso en compañía de su primogénito bajo la misma apariencia, pero ambos fueron derrotados, así como Raditz que más tarde se unió con la intención de acabar con el enemigo.
–Madre y Bra–una punzada se clavó en Vegeta al escuchar a su hijo. Con los ojos abiertos buscó a ambas por la celda pero se encontró únicamente con Trunks y Radtiz, el cual seguía en un intento nefasto de conseguir liberarse de las cadenas.
–Estarán en algún planeta a salvo–dijo Raditz mirando a Trunks–. Ambas se fueron junto con Nella en busca de una nave. –
–¿Las viste montar en alguna nave? –preguntó Vegeta con tono frío y demandante. Raditz ya había aprendido a lidiar con un Príncipe diferente al que conoció bajo las ordenes de Freezer. A pesar de que seguía intentando mantener esa postura que tanto le caracterizaba, no podía evitar ocultar cuando se preocupaba por algún componente de su familia, y lo entendía, pues en ese tiempo él también había sufrido bastantes cambios.
–Las ordené–contestó Raditz. Vegeta frunció el ceño, no contento con aquella respuesta.
–La gran nave que evacuaba el planeta fue destruida antes de que lo abandonase–recordó Vegeta, pues aquella explosión no pasó desapercibida para nadie–. ¿Las viste subirse en ella? –
–Príncipe Vege...–
–¿De qué mierda me sirve que me digas si están a salvo si ni siquiera las llevaste hasta la maldita compuerta de una nave? –Vegeta se levantó amenazante mientras Raditz mantenía la calma.
El soldado comprendía que el Príncipe estuviera nervioso, a tal punto él incluso lo estaba. Pero no quería creer que la vida de la pequeña y la científica se evaporaba junto con el planeta Akrog.
–Nunca he visto esa actitud en un saiyajin–Vegeta se giró a gran velocidad al escuchar la voz de alguien que no conocía. Los tres guerreros contemplaron al hombre que había tras los barrotes, el cual se divertía observando al Príncipe–. Me resulta bastante repulsivo. Sería mejor que dejases de hacerlo. –
Vegeta miró a aquel sujeto con rabia. Tenía una apariencia física como la suya, pero su color de piel era azul. Su cabello rubio era corto y sus ojos amarillos. Iba vestido con un traje de combate morado, con la armadura verde en la cual, a la altura del abdomen, tenía un símbolo que el Príncipe supo identificar como uno de los soldados de Cooler.
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Almas Unidas [BulmaxVegeta] ORIGINAL
FanfictionUA. Segunda parte de Almas Perdidas. Tras años de tranquilidad, Cooler y Cold aparecen para que la historia vuelva a repetirse para Bulma y Vegeta. Ahora el Príncipe deberá luchar para salvar a su familia, pero no lo hará solo. ¿Quiénes son los que...