Capítulo 10. El primero no se olvida

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AVISO: Este capítulo contiene escena de abuso.

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Tres días después.

Tras la brutal paliza sufrida por Cooler, Trunks iba diariamente a la enfermería para curar sus heridas y cambiarse las vendas. A causa de que los médicos se negaban a atenderle y abandonaban la sala nada más él entraba, Aloy se encargaba de tratarle ya que, tras la discusión con Vegeta, Bulma ya no lo hacía.

Trunks estaba sentado sobre la camilla metálica, con el torso al descubierto mientras la joven se dedicaba a limpiar una herida que tenía en el costado izquierdo. El muchacho no dejaba de mirar a la rubia, quien estaba pasando una gasa con cuidado por el corte. Desde hacía pocos días notaba que Aloy tenía un comportamiento inusual. Evitaba mirarle, sonreía forzosamente o contestaba con monosílabos.

Aloy terminó de curarle, agarró una venda y cubrió su torso nuevamente. Al acabar, alzó la mirada para encontrarse con la de Trunks, quien seguía cuestionándose qué le ocurría a ella. Tragó saliva nerviosa y le dedicó una sonrisa tímida, aumentando más las sospechas en él.

–Ya está–se colocó un mechón rubio detrás de su oreja y se apartó. Le quitó la mirada, limpiando las gasas que había encima de la camilla para tirarlas en una pequeña papelera que había al lado de ésta.

–Gracias–Trunks se levantó de la camilla mientras la contemplaba.

El muchacho se colocó la parte superior del traje de combate y los guantes mientras la contemplaba. Ella se dio la vuelta cuando terminó de limpiar y volvió a dedicarle una sonrisa que él pudo apreciar que era forzada y nerviosa como la de antes.

–Tengo que ayudar en el comedor–dijo ella a modo de despedida–. Luego nos vemos. –

Aloy se dio la vuelta, con la intención de abandonar la enfermería, pero, a diferencia de los tres días anteriores, Trunks no la dejó marchar. La agarró delicadamente por la muñeca, obligando a que se diera la vuelta y le viera con el ceño fruncido y la mirada analizadora. Ella no le había visto así antes y eso hizo que sus nervios fueran en aumento.

–¿Necesitas algo? –Trunks la soltó mientras ella intentaba mantenerse tranquila, o, al menos, fingirlo.

–Saber qué te ocurre–Aloy era un libro abierto, sus reacciones eran evidente con sólo mirar a su rostro y éste decía que algo callaba.

–¿De... de qué hablas? –huidiza, apartó la mirada de él hacia cualquier lado de la sala, aumentando más las sospechas del medio saiyajin.

–Aloy–Trunks se acercó a ella, consiguiendo de nuevo su atención. Puso sus manos sobre sus hombros y con un tono suave le habló–, puedes contarme lo que sea. Si te ha pasado algo, si alguien te hizo cualquier cosa o es el recuerdo de tu padre lo que te hace estar así, me lo puedes contar. –

Ella soltó un suspiro lento que por dentro le desgarraba. Miró los ojos de Trunks y se perdió en ellos. Sus iris azules eran iguales que los de su madre, cristalinos y hermosos, al igual que expresivos y compasivos. Solo mirándolos se sentía segura y a la vez notaba como los puñales de la culpabilidad se clavaban en su espalda.

–No quiero que me odies–Aloy bajó la mirada y agarró el collar que Trunks le regaló. Lo acarició con la yema de sus dedos mientras él contemplaba la escena confuso–. Hice algo que estaba mal. –

–¿Qué has hecho? –con una de las manos que tenía sobre los hombros de ella, la llevó hasta su mentón e hizo que elevase la cabeza, para que pudiera contemplar la frustración y el dolor en el rostro de la joven–. Aloy ¿qué ocurre? No voy a odiarte. –

Almas Unidas [BulmaxVegeta] ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora