Capítulo 6. Familia

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Aquí os dejo con un nuevo capítulo con cosas interesantes

¡Que lo disfrutéis!

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Dos días después

Bulma estaba apoyada contra la pared metálica de la sala de naves. Tras haber conseguido sacar información a algunos trabajadores, de forma que no sospechasen, supo que ese día Vegeta regresaría de su misión. Sonrió sin poder evitarlo. Recordó su último encuentro con él y las palabras que mantuvieron. Aquel trato que le propuso había estado en su cabeza desde la última vez que le vio. Ella debía presentarse cuando regresara y él la seduciría de tal manera que acabaría por besarle. No dejó de pensar hasta donde sería capaz de llegar, o lo que podía llegar a decirla, para cautivarla. Lo único que tenía claro era que ese hombre sería capaz de todo, pues mostró un interés que no paraba de sorprenderla.

Recordó una conversación que tuvo con Aloy el día anterior. La muchacha dijo que el saiyajin parecía embaucado por ella. Que parecía que le tuviera embobado ya que, en esa base, ningún hombre se hubiera tomado semejante molestias con ella tras haber sido rechazado. En cambio, el Príncipe saiyajin, se coló en su habitación para proponerla aquel trato. Si lo pensaba detenidamente no era muy normal. Era cierto que los soldados de allí no se tomaban nada bien las respuestas que no les gustaban. Otro en su lugar hubiera abusado de ella como reprimenda, pero Vegeta ni siquiera intentó volver a besarla, sólo le hizo una propuesta.

–No te he dado permiso de salir del laboratorio para que vengas a vaguear aquí–Bulma resopló al escuchar la voz de Bonnet. Giró la cabeza y miró en dirección a la puerta, donde se encontraba el ser de baja estatura.

–¿No te cansas de ser un estorbo, Bonnet? –el hombre frunció el ceño y ella le dedicó una falsa sonrisa dulce que le molestó más–. Quiero estudiar las naves, pero hasta que no se vayan los de mantenimiento no puedo empezar. ¿Entiendes? –

Bonnet contempló a los operarios que se encontraban comprobando la situación de las naves, recargando las baterías y limpiando las manchas o arreglando los rasguños externos que tuvieran.

–Ese no es tu trabajo–recordó el hombre–. El tuyo está en el laboratorio, no aquí. –

–¿Qué maldito problema tienes conmigo, enano de las narices? –Bulma se apartó de la pared y contempló al hombre que se sobresaltó ante el tono de voz de ella–. Todos los que están trabajando en esa mierda de proyecto están cansados de mirar un maldito plano. Hasta que no vengan los materiales no se puede trabajar en eso, así que, en vez de estar de brazos cruzados y dejándome la vista mirando un papel, prefiero estar aquí y hacer algo de utilidad. –

–No eres más que una mujer osada y...–Bulma sonrió sarcásticamente.

–Que me da igual lo que me digas. Que estoy harta de ti y de tu voz–le interrumpió ella. Su tono era agresivo y eso asustó a Bonnet–. ¿Qué harás? ¿Chivarte a Cooler? Adelante, ve. Pero esta vez de verdad. Porque amenazas con palabras y al final no haces nada, y es porque nada puedes hacer. –

La mujer volvió a chocar su espalda contra la pared. Volvió a mirar al frente mientras escuchaba los pasos de Bonnet alejarse de allí. Bulma sonrió satisfecha. Al principio estaba asustada y él se encargaba de ello, pero ahora mismo no sentía lo mismo. Él la amenazaba por todo y siempre era con ir a decírselo a Cooler, hasta que la humana se dio cuenta de que a él no le convenía ir ante el tirano y hablarle de ella. Estaba cansada y no quería aguantar más órdenes de él, así que optó por no dejar que la manipulara.

–Abrid las compuertas–Bulma miró a su derecha. Había un técnico que estaba hablando por su scouter, dando órdenes a alguien–. En dos minutos aterrizarán las naves del escuadrón saiyajin. –

Almas Unidas [BulmaxVegeta] ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora