Cooler había convocado al escuadrón saiyajin ante su presencia. Estaban colocados en una fila mirando directamente hacia la dirección donde estaba el tirano. Vegeta no paraba de contemplarle, analizando sus movimientos y su postura. El lagarto andaba de un lado para otro mirando a cada uno de los guerreros, la cabeza la mantenía alta, las manos las había colocado detrás de su espalda y su cola se meneaba de un lado hacia otro, llegando a azotarla sonoramente en diferentes ocasiones. El Príncipe podía comparar aquella actitud con la de Freezer, lo único que le fallaba era que aquel que tenía delante no era como su hermano.
Vegeta, así como la mayoría en el Universo, conocía los celos que procesaba Cooler a su hermano. Freezer siempre fue conocido por el más temido, su padre, el Rey Cold, lo veneraba casi como a una deidad, mientras que éste, que andaba de un lado hacia otro ante él, era el segundón. Para una raza que ambicionaba tanto la dominación mundial ese puesto era un insulto. Pero nunca existió un enfrentamiento entre ambos y era obvio el motivo. Cooler podría ser ambicioso, pero no idiota. Hubiera muerto si se hubiese enfrentado a su hermano.
Con Freezer fuera del terreno de juego, Cooler era en ese momento un ser temido en el Universo, pero el Príncipe sabía que, incluso muerto, su hermano siempre estaría en primer lugar. Ahora debía demostrar que no era así, que él era un ser al que debían respetar y por eso había optado aquella postura de tirano temido.
Finalmente paró su andar, justo delante de Vegeta. Sus sanguinarios ojos se encontraron con los oscuros del Príncipe. Intentaba intimidarle, sacarle alguna reacción al saiyajin que demostrase que él era el que estaba al mando y que debía obedecerle sin rechistar, pero el guerrero no era así. Hizo una mueca de desprecio, casi diciéndole que era una mierda que apestaba allá por donde iba, pero Cooler se lo tomó con humor, ampliando su malévola sonrisa.
–¿Cómo fue el encuentro con los tuyos? –preguntó Cooler haciendo referencia a los demás saiyaijins–. Imagino que ha sido una grata sorpresa. –
Vegeta no contestó. Solo se dignó a despreciarle con la mirada y eso, en vez de molestar, hizo que Cooler quisiera seguir hablándole y atosigarle.
–Ya veo–siguió el tirano, observando desde la planta de los pies hasta la punta del cabello al guerrero ante él–. Siempre quise que llegase el momento de presentaros pero Freezer no era muy participe. Creía que os uniríais para ir contra él. Irónico ¿no es cierto? –Vegeta siguió sin hablar, contemplando como el lagarto seguía con sus palabras–. Sus monos fueron los que se revelaron mientras que los míos aquí siguen, fieles a mí. –
–Tan traidores como tú–Cooler desvió la mirada al guerrero al lado izquierdo de Vegeta. Raditz fue el único que se atrevió a hablar.
–¿También creéis que yo intenté matar a Freezer? –el lagarto volvió su atención a Vegeta, quien se mantenía en su postura.
Cooler dio un paso hacia atrás y volvió a andar de un lado hacia otro bajo la mirada de los guerreros allí presentes, retomando su postura inicial.
–Debéis destruir un planeta–dijo con firmeza, llevando la conversación al motivo por el que estaban citados–. Salza os informará con todo detalle sobre la misión–Cooler volvió a detenerse, pero esta vez delante del guerrero más joven, Trunks–. No quiero fallos. –
Trunks apretó la mandíbula a la par que sus puños. La sangre le hirvió contemplando la sanguinaria mirada y la cínica sonrisa del tirano. Vegeta observó durante un par de segundos aquella escena. Sabía lo que pasaba por la cabeza de Cooler. Su hijo no era el más débil allí, bien lo sabía, pero si el que más se podía dejar llevar por sus emociones. Él jamás mataría a alguien, por no mencionar que hasta el momento no lo había hecho, por lo que destruir un planeta ya eran palabras mayores.
ESTÁS LEYENDO
Almas Unidas [BulmaxVegeta] ORIGINAL
FanfictionUA. Segunda parte de Almas Perdidas. Tras años de tranquilidad, Cooler y Cold aparecen para que la historia vuelva a repetirse para Bulma y Vegeta. Ahora el Príncipe deberá luchar para salvar a su familia, pero no lo hará solo. ¿Quiénes son los que...