Había amanecido en la base de Cooler, pero Bulma apenas pudo dormir algo en aquel incómodo colchón. Llevó la mano a su frente y soltó un gran suspiro de cansancio. Se incorporó en la cama y apartó las sábanas mientras se ponía en pie. Lo primero que hizo fue buscar a su compañera de habitación y la encontró levantada, vestida y haciendo su cama.
–Buenos días–sonrió Bulma, vio como Chi Chi la miró de reojo para luego volver a su labor. La peliazul frunció el ceño ante el gesto y se levantó de la cama con desgana–. Así da gusto amanecer. –
Bulma comenzó a alistarse con rapidez, quería abandonar aquella habitación y alejarse de la mujer que, estaba claro, no quería ningún trato con ella. Se puso un vestido violeta y un calzado cómodo. Tras terminar de prepararse, hizo la cama.
–Te mostraré donde está el comedor–habló Chi Chi, quien esperaba a la peliazul al lado de la puerta–. Allí podrás ir después al laboratorio. El camino de vuelta ya te lo sabes. –
La científica optó por no decir nada. Veía que de parte de la morena no iba a recibir nada más que mera información fácil de recordar.
Ambas mujeres abandonaron la habitación. Bulma sentía que la imagen de ayer se repetía. Chi Chi andaba a la cabeza en silencio y ella contemplaba unos pasos más atrás. Durante la noche pensó en alguna manera de acercarse a ella y poder entablar una conversación, ya que allí no conocía a nadie y, tras el encuentro con los dos soldados que llevaban encadenadas a las tres jóvenes, sentía que no sería fácil encontrar a alguien con quien hablar.
El tiempo transcurrido desde que salieron de la habitación hasta que llegaron al comedor fue alrededor de tres minutos, si le preguntasen a Bulma podría decir que pasó como media hora. Cuando llegó al lugar se encontró con una sala pequeña y con un aspecto tan deplorable como, imaginó, cualquiera de las demás de aquella área. Sólo había una mesa de madera gastada que llegaba desde un lado hasta el otro del lugar, con taburetes a ambos lados de ella.
Los asientos estaban ocupados por diferentes especies del Universo que, como ella, estaban obligados a trabajar para el lagarto. Algunos, por sus batas, intuyó que trabajarían con ella o en la zona de enfermería. Podía ver a algunas mujeres de avanzada edad servir la mesa, lo que le dio a entender que se trataba del servicio.
–Vamos–Bulma miró a Chi Chi que la hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera.
Las dos mujeres ocuparon dos lugares cerca del inicio de la mesa. Bulma contempló una servilleta debajo de un par de cubiertos y delante un pequeño vaso de cristal verde.
–¿Qué queréis tomar? –la científica alzó la mirada al escuchar una voz detrás suya. Se encontró con una joven de dorados cabellos recogidos, con una mirada triste y una sonrisa forzada. La humana se impresionó al ver a alguien joven atendiendo, ya que allí todas eran mujeres mayores.
–Leche y tostadas–pidió con seguridad Chi Chi.
La joven anotó en una pequeña libreta la orden de la morena, luego alzó su mirada hacia la peliazul esperando por una respuesta.
–Lo mismo–vio a la chica anotar nuevamente para después marcharse e ir a buscar lo ordenado. Bulma se giró a ver a Chi Chi que estaba contemplando a un par de reptiles discutir sobre la dolencia de un guerrero–. ¿Por qué es tan joven la chica que nos atendió? –
Chi Chi miró a Bulma cuando escuchó su voz. Alzó una ceja al no comprender la pregunta que le estaba haciendo así que la humana decidió ser más detallada.
–Hasta el momento en esta zona todas las mujeres que he visto son de avanzada edad, sobre todo las de servicio, mientras que esa muchacha es más joven que yo–concluyó la peliazul.
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Almas Unidas [BulmaxVegeta] ORIGINAL
FanfictionUA. Segunda parte de Almas Perdidas. Tras años de tranquilidad, Cooler y Cold aparecen para que la historia vuelva a repetirse para Bulma y Vegeta. Ahora el Príncipe deberá luchar para salvar a su familia, pero no lo hará solo. ¿Quiénes son los que...