Décimo Tercero Capítulo

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A D R I E N

Bajarme del autobús puede ser una de las peores decisiones de mi vida. Debí haberme quedado en el asiento escuchando música y dejando que el conductor me llevara a un lugar muy lejos de mi ciudad. Dejo mi bolso en el piso buscando las llaves mientras mis pies ruegan que huyamos. No las encuentro por ningún lado, o solo no quiero buscar bien porque encontrarlas significaría estar más cerca de afrontar a mamá.

—Bienvenido a casa, Adrien.

Ahí está mirándome con una mirada de autosuficiencia. Se hace a un lado dejándome pasar mostrando piedad antes del veredicto. No esperaba gritos, no de inmediato, conozco a mamá lo suficiente para saber que lo primero que hará será ignorarme para construir una pared entre nosotros y luego comunicar lo que siente entre gritos.

—Hola, mamá.

Me deja ir a mi habitación, e incluso me permite dormir hasta tarde. Porque ella espera que baje a hablar con ella, la verdad lo he estado arrastrando para la hora de la cena simplemente porque luego de discutir podré volver a envolverme en las sabanas de mi cama.

—Tenemos que hablar.

—¿En serio?, Dime hijo que es lo que quieres decirme—cruza sus brazos atenta a mi respuesta.

—Lo siento, mamá. No debí...

—Cada día te pareces más a él—interrumpe—. Ambos creen que saben que es lo mejor para mí, toman decisiones sin avisarme y piden disculpas por mí. Yo soy la madre y tú el hijo. No al revez. Quiero que escuches atentamente porque lamentablemente no puedo divorciarme de ti—golpe bajo, mamá—, deja de intentar asumir lo que es mejor para mí. ¿Sabes lo ridícula que me sentí cuando vi a la parejita perfecta tocar mi puerta?, no porque tú no entiendes mis sentimientos. Ella me miraba como si pudiéramos ser amigas, ese prototipo de mujer perfecta y yo ¿Amigas? Los puse en su lugar, yo no estoy arrepentida de lo que escribí Adrien. No voy a ser una hipócrita y felicitarla por el hijo que va a tener con quien pensé era el amor de mi vida. Los mandé a la mierda a ambos, tu papá y ella están de regreso a su ciudad bien lejos de aquí. Tal vez ya que todos ustedes les gusta vivir en un mundo de falsas apariencias puedas visitarlo el próximo fin de semana. Me ofrezco a pagarte el taxi.

— ¿Terminaste?

— ¿Qué clase de actitud es esa...

—Si terminaste puedo decirte que lo siento por apreciarte. Lamento de verdad amar a mi mamá y a mi papá lo suficiente para desear que tengan una relación decente. Y si eso me hace un hipócrita, pues lo siento. Asume tu culpa por haber criado a un hipócrita, mentiroso, ansioso que pasa todo el día pensando en alguien que no lo quiere. Porque yo ya asumí que en esta relación siempre seré el mal hijo y tú la madre quien lamentablemente tiene que soportarme.

— ¿Estás haciéndote la victima?

Es ridículo. Pelear con ella nunca será un debate justo. Es solo una ruleta rusa, esperando que no todos sus comentarios sean muy hirientes.

—Buenas Noches, Mamá.

Lunes, 9 de julio del 2018.

D E B B Y

No debería ser legal mantener conversaciones importantes en la madrugada, donde varios de tus sentidos están medio despiertos, medio dormidos. La razón y la moral duermen junto a la mayoría de las personas. Así que debería estar prohibido hablar con otro ser humano en la madrugada. Porque de esa manera yo no hubiera discutido con Adrien.

Sin embargo, lo hice y no hay vuelta atrás. Entre el pelinegro y yo hay una incomodidad, de la que no estoy segura puedo escapar.

—Deb, no puedes evitar a Adrien para siempre.

¡¿ELLA ES MI AMIGA?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora