Vigésimo Segundo Capítulo

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A D R I E N

Pensé muchas veces en este día. Pero ninguno de los escenarios que se formaron en mi cabeza se asemejan a cómo en realidad el día está ocurriendo.  Por diferentes razones, pues porque no pensé que llegaríamos a esta competencia después de perder de manera tan catastrófica el año pasado, no ingenié que tendríamos una nueva entrenadora y que de alguna manera ella lograra que le admitiera a Deb mis sentimientos.

También depende a que versión de mi persona le preguntes, el Adrien de diez años pensó que la natación solo sería un pasatiempo y que lo abandonaría en la vigésima competencia siendo positivo.

Aunque no puedo negar mis sentimientos, claro que se siente genial estar aquí, especialmente después de aquella alocada pero satisfactoria noche con Debby.

Ver a mi mejor amigo desde lejos con otro equipo también no es un escenario que esperaba. Puedo ver en la mirada que Megan le da a Michael que ella tiene sentimientos encontrados con verlo en otro equipo, sin embargo, cuando mi amigo nota su mirada le esboza una sonrisa para transmitirle calma.

La capitana del equipo de porristas es la que más alterada se muestra con el cambio repentino de capitanía. Los demás miembros se mantienen callados sin entender del todo la tensión en el ambiente.

La competencia empieza, el drama del equipo es pausado por la mirada que nos dedica el entrenador cuando nos recuerda que esta nuestra oportunidad para demostrarle que somos jóvenes diciplinados y que sus valores sembrados en nosotros han crecidos bien.

—Yo creo en ti. Creo en ti porque siempre has demostrado ser una retadora, una ganadora.

Sin que el entrenador vea pues aún no le hemos revelado que estamos juntos, beso fugazmente la comisura de sus labios.

Ella se encamina hacia competir con una pequeña sonrisa y quiero gritarle a quienes compiten con ella que yo soy quien provocó aquello.

Debby queda de primera en las competencias de estilos específicos y en el de estilo libre queda de segunda. Está aprovechando sus confusos sentimientos para impulsarse.

Calvin queda de tercero en su categoría favorita, la premiación es la más tensa. Michael y yo compartimos la percepción de eso, pues nos miramos con la misma confusión. Chad gana en su categoría, Debby recibe el abrazo en el que Chad la envuelve ante su emoción.

—Ellos no tienen un bando.

Yo asiento, más que una afirmación para mí es para ella.

Debby compite contra Michael en la de capitanes, no puedo verle la cara bien, pero cuando debieron enfrentarse en el podio creí verla sonreír.

—Lo harás bien—murmura Debby en mi oído cuando es mi turno.

Puede que sí o puede que no, no lo digo en voz alta pero no me importa, no como debería importarme. Puedo ponerle todo mi rendimiento al relevo porque comprendo el sacrificio de mis amigos y el de Debby, sin embargo, en la competencia individual no siento una necesidad de ganar.

Quedé de cuarto, sin pensar demasiado sobre la falta de mis padres cerré lo ojos y estuve satisfecho del resultado.

La hora de los relevos llega, Megan nos reúne para darnos un discurso estratégico y puedo notar que Debby la escucha mientras su mirada se mantiene en el piso. La entrenadora no lo percibe, piensa que ella no la está escuchando.

Los milisegundos se pasan en miradas de ánimo, los segundos se pasan en exhalaciones buscando ahuyentar los nervios, los minutos en concentración. El tiempo parece doblarse al antojo del equipo, de la misma manera que las ondas de la piscina con cloro.

¡¿ELLA ES MI AMIGA?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora