N.I: está historia ya está terminada y espero poder actualizar cada segundo día, espero sus buenas vibras y que la lectura sea de su agrado.
FIESTA.
Y ahí estaba parado... En una galante fiesta en donde definitivamente no cuadraba, donde no entendía por qué tenía que humillarse con los poderosos para continuar trabajando. Vio con pesar como las figuras ricamente vestidas de atuendos exquisitos a la vista pasaban a su lado sin siquiera mirarlo, como si fuera un mueble más del lujoso edificio, quizá solo era eso, una persona más del montón para estos snobs.
Portaba un traje de tres piezas que le incomodaba bastante, parecía que tenía vida propia pues hipotéticamente lo sometía a su voluntad, limitaba sus movimientos obligándolo a caminar como un mediocre robot; además de que le picaba todo el cuerpo. Unos zapatos que no se ponía desde hace muchos años y que guardaba para momentos de ocasión. Traía un estúpido moño que lo estaba ahorcando y claro, no hay que olvidar que se sentía como un idiota entre tantas personas importantes, con sus trajes tan malditamente caros y sus malditos accesorios ostentosos y tan malditamente felices como si esta fiesta no costara miles de pesos. En lugar de estar haciendo fiestas costosas para la caridad deberían mejor donar ese dinero de: bebidas caras, trajes de diseñador que no se volverán a poner y servidumbre para hacer su buena acción del día y no andar haciendo que los demás perdiesen su tiempo. - “asquerosos cerdos millonarios, capitalistas devoradores de sueños, avariciosos vividores, derrochadores de impuestos” pensaba malhumorado el DI cruzándose de brazos.
Suspiro mientras trataba de darse ánimos así mismo, no todo estaba tan mal, no todo era tan malo, no era como si se fuera a acabar el mundo; aunque se sintiera de esa forma. Creía que darse ánimos en esta situación no era del todo conveniente ya que aún sentía que podía escuchar su corazón crujir dentro de su pecho. Como si se estuviera rompiendo en miles de pedazos, y su alma desanimada quisiese abandonar su viejo cuerpo para poder al fin conseguir un poco de paz, algún consuelo en alguna parte lejana así que, su intento de ánimos solo quedo en eso, en un intento.
Era un milagro que no estuviese llorando justo ahora.- se felicitó por ese pequeño logro interno y recordó la razón de su mal humor, de sus tristezas y sus pesares; recordó casi en automático su muy mala experiencia desde que salió del trabajo.-(bueno, que joder, últimamente le llovía siempre sobre mojado al pobre Inspector)
Y pensar que todo su mundo se vino abajo hace solo un par de horas. El cielo se veía jodidamente despejado cuando salió de Scotland Yard y el calor estaba reinando hasta al punto de desear volver a su pequeño despacho donde había aire acondicionado. Subió a su carro y se dio cuenta que no traía las llaves, tuvo que regresarse para buscarlas solo para darse cuenta que las había perdido, después de su pequeño “accidente” optó por tomar un taxi pero el trafico estaba terrible y su conductor no era la persona más conversadora del mundo o la mas simpática; además de que era un maldito avaricioso aprovechado y si no fuera suficiente cuando bajo del taxi se dio cuenta que las llaves no fue lo único que extravió; sino también su muy querida cartera con su efectivo. Al taxista no le pareció muy cómico cuando Lestrade se lo comento y le pidió que lo esperara para ir a su casa para pagarle, unas maldiciones entre dientes y un “apúrele” le dieron a Lestrade pase libre para no dejarle el celular como garantía de que volvería. Entró a su casa corriendo, esperando ver a su esposa en la sala o en la cocina, o alguna otra parte pero al no verla enseguida supuso que había salido. Tomando así el dinero que tenían de reserva en la cocina salió para pagarle al chofer. Cuando volvió a su casa se dio cuenta que dejo la puerta abierta antes de salir y escucho un extraño ruido salir de su alcoba, su corazón se tensó y lo primero que hizo por instinto no fue hablar, sino llevar su mano a la funda de su arma. Trago saliva y sigilosamente comenzó a caminar escaleras arriba, el mismo ruido se volvió a escuchar parecía que alguien trataba de gritar pero no podía, y se apresuró corriendo preocupado creyendo que al final su esposa si estaba en su hogar y algo malo le hubiera pasado por su culpa.
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Hielo
RandomLo más frió en el alma de un hombre Puede llegar a ser su propio corazón. (MYSTRADE. Sherlock Holmes BBC)