PUTAS GANAS
Con la cabeza en alto cual valiente gladiador resultante vencedor de una batalla. Con la mano puesta en su sombrilla negra, como un rey europeo con su cetro real rodeado de lacayos miserables. Con la actitud del puto amo del mundo, se encontraba en un pequeño puesto político quizá el hombre más importante de todos los tiempos... Mycroft Holmes.
Mycroft Holmes, era un hombre delgado, cuya delgadez lo hacía ver más alto de lo que realmente era. Su piel era blanca, fina, pareciere que estaba hecha de porcelana con aquellas pecas salpicadas como única vestidura y con esa inseparable sombrilla obscura para protegerla de los molestos rayos del sol. Su cabello rojizo estaba peinado de lado perfectamente en orden, sus ojos azules no eran mas que el reflejo de un mar congelado que no mostraba vida, labios delgados de un color pálido y vestido con aquel traje de diseñador hecho a su medida por las mejores manos del sastre de su parecer.
- Creo que subiste una libra ¿Te rendiste por fin con la dieta?
- Una libra y media hermano y, no, no he roto con la dieta, solamente no he podido ejercitarme como es mi costumbre, unos asuntos me tienen ocupado y la mala alimentación me tienen atareado aunque pronto volveré a ella no te preocupes por eso.-
- Estar de niñero para Corea y para los Norteamericanos no es estar ocupado es estar perdiendo el tiempo.-
- Pues gracias a estar perdiendo el tiempo tú puedes estar correteando de aquí para allá libremente con tus ridículos juegos infantiles... ya sabes lo que le hacen las guerras al tráfico y lo que el tráfico te hace a ti.
Sherlock chasqueo la lengua de mala gana, no le gustaba que su hermano tuviese razón o que le dejara sin palabras pero de todo lo que odiaba lo que más detestaba de todas las demás cosas era ese maldito día en que su hermano llego a la casa con esa chamarra negra, sucia, vieja y, que no le pertenecía sin decir ni una sola palabra, sin dar una maldita explicación; y desde entonces ya no fue el cerdito lindo, cobarde, imbécil y carismático que era. No, ahora era un amargado que no permitía que le pusieran ni un dedo encima, estricto con una dieta impecable y un comportamiento extraño, y por decir extraño era decir sociable y si era sociable entonces al parecer de Sherlock era muy extraño demasiado para su hermano. Mycroft empezó a entablar relaciones no solamente con los chicos más importantes de la universidad, sino también con sus padres, con todo aquel que tuviera algún puesto importante en el mundo ya fuese financiero, político o social. Mycroft dos años después, ya con la dieta que le estaba haciendo milagros a su cuerpo, tuvo una novia y no fue esa rara que siempre llevaba el celular en la mano, no. Fue una novia linda, con ojos verdes y cabellera rubia hija de un importante político.- (la chica era lo de menos, Sherlock lo sabía. Mycroft solo estaba con ella por el padre con quien entablo una extraña relación de camarería) después de un año y medio terminaron; pero Mycroft continuo con la buena relación que sostenía con el padre y ya que al parecer la chica era la que le había engañado el señor creía que estaba en deuda con el mayor de los Holmes. Según Sherlock después de eso, su hermano había tenido un par de aventuras mas.- (sin amor) con un par de mujeres más con algún familiar importante en el gobierno británico, la quinta había sido mucho mayor que este, pero parecía que la edad no le importaba a su hermano y de vez en cuando se daba un vulgar "revolcón" con alguna mujer importante de otro país para cerrar algún negocio importante. Si, su hermano había dado un cabio grotesco de 180° y al parecer el único que se daba cuenta era él, ni su madre que los había engendrado podía notar que algo malo le había sucedido a su hijo al contrario ella pensaba que había recapacitado y que seguramente madurado... pero que ingenua mujer.
-¿Ya terminas de hacer un recuento del pasado hermano?- pregunto Mycroft con tranquilidad sentado en aquel cómodo sillón del Diógenes, con una taza de té aun lado, el periódico matutino en sus piernas y las manos entrelazadas, sacando de su ensoñación al menor de los Holmes. – Anthea te podrá mostrar la salida, si es todo puedes irte a jugar con ese detective Gavin del que me hablas.- con su mano hizo una seña para que Sherlock se retirara y este solamente arrugo el ceño y partió sin decir más.
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Hielo
RandomLo más frió en el alma de un hombre Puede llegar a ser su propio corazón. (MYSTRADE. Sherlock Holmes BBC)