Notas iniciales: no recordaba que está historia fueran más de cinco capítulos
HERMANOS.
Lestrade necesitaba desahogarse con alguien pero ahora sentía que todas las cámaras de la ciudad lo observaban y que personas lo seguían como si de verdad fuese muy importante. -(maldita paranoia) casi no salía de su recién adquirido departamento nada más para lo más indispensable y no había hablado con nadie de la Yard ni siquiera con Watson porque de alguna u otra manera siempre era interrumpido, los teléfonos públicos se descomponían o estaban en reparación o se le arruinaba el día misteriosamente con algún suceso anormal “una manifestación”, “una marcha”, “un desfile” “un accidente”, “una persona en peligro”, “quedarse dormido sin tener sueño en una cafetaria cuando había un asalto cerca” solo por mencionar los más extraños sucesos que llego a vivir.
Comenzaba a sentirse paranoico, solo y fracasado. Aun no terminaban sus vacaciones y solo dios sabría donde había dejado el celular puesto que no lo había visto desde el día en la cena de caridad.
Salió a trotar como era su costumbre en la mañana, ya que su cuerpo se levantaba a cierta hora en las mañanas sin necesidad de despertador y por desgracia ya no podía conciliar el sueño. – (además ya estaba viejo y no quería perder la condición), era como si ya estuviera programado en vida cuando salía al parque. Se planteó nuevamente ante la puerta, siempre que salía, lo hacía por enfrente, por ahí donde había una cámara de seguridad de la calle cerca del semáforo, quizá no era nada. Mycroft Holmes había dejado muy en claro cuanto lo odiaba. “maldito pelirrojo, pero ya vera… vera que tan ¿Cómo me llamo? Idiota, distraído, predecible, tan…” entonces la misma voz, fría como un tímpano de hielo atravesó sus recuerdos dándole una apuñalada donde debería estar el corazón -“Ahora entiendo porque su esposa prefirió a otros hombres antes que a usted, porque desesperadamente buscaba compensación en cuerpos ajenos en lugar de buscarlos en su hogar, era claro que nunca encontraría la felicidad en un hombre tan atorrante como lo es usted inspector. ¡Maldito seas Mycroft Holmes, pedazo de idiota, bipolar excéntrico, maniático controlador”-Suspiro deprimido, realmente esas palabras le habían dolido bastante y más ahora con la finalización de su divorcio; aunque tenía un buen licenciado que le cobraba barato (ya que había despedido al otro que Mycroft contrató en su momento para ayudarle) consejos no le faltaban, asesoría constante lo único complicado era encontrarse con su esposa para discutir lo de la pensión, siempre se le hacía difícil muy difícil que ella alegará que merecía el 70% de todos sus bienes y salario.
Después de unos minutos de recapacitación sin dejar de ver la cámara de vigilancia y sobre lo que haría por su propio bien, salió por la parte trasera del lugar usando unos lentes negros y una sudadera con capucha que tomó prestada de la lavandería. Se sentía como si estuviera jugando al espía secreto por un momento se sintió muy divertido como cuando era niño y comenzó a andar tranquilamente esquivando las cámaras que se había aprendido a causa de su adquirida paranoia, tal vez todo estaba en su cabeza, tal vez estaba exagerando y no era nada, tal vez se estaba dando demasiada importancia o se estaba sintiendo acosado, siguió caminando hasta que se encontró en ese pequeño parque, el único espacio libre de… ¿pero qué mierda era eso? ¿Una cámara en el parque? No… esto era el colmo apenas ayer había estado corriendo por aquí y no había nada. Paso por un lado de ella tratando de que no lo captara, se encontró con un corredor habitual de ese lugar y se le acercó curioso para preguntarle por lo de las cámaras, el sujeto solo pudo contestar que habían sido puestas apenas al parecer después de medio día como medida de seguridad por la creciente violencia en el vecindario o algo así había oído de sus amigos los oficiales del parque.
Greg le dio las gracias y se fue de ahí rápidamente por no decir que corriendo como si no hubiera un mañana esquivando a toda costa las demás cámaras de seguridad.
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Hielo
RandomLo más frió en el alma de un hombre Puede llegar a ser su propio corazón. (MYSTRADE. Sherlock Holmes BBC)