Un último latido

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Notas finales: Hola a todos, me había dado flojera ya seguir subiendo capitulos je, una disculpa por eso, pero acá andamos en el último capítulo que espero de todo corazón les guste para darle cierre a esta historia/fanfic, estoy feliz de ponerle fin en Wattpad concidero que gracias a ustedes he crecido un poco más y puedo ver cómo he evolucionado de los primeros a los últimos capítulos, gracias de nuevo por su apoyo y por hacer posible esta historia.

CORAZÓN.

Llevaba semanas sintiendo esa desconfianza dentro de sí mismo. No era natural que el hombre más inteligente del mundo se sintiera de esa manera, tan… ¿cómo podría definirlo sin sentirse tan obsoleto, felíz, inquieto y temeroso? Bueno cualquier término podría servir porque sentía como todo le daba vueltas.

Estaba muy nervioso ¡Nisiquiera sabía cómo es que aún se mantenía de pie! Recordó pues hace menos de un año como se encamino al pasillo entrando por la gran puerta de caoba que había en su habitación solo para verlo dormir. Su propio detective, su propio pez de colores descansaba sobre el sofá después de haber tenido unas semanas largas y agotadoras. 

La estancia donde convivían era grande, con un par de ventanas adornadas por unas largas y finas cortinas claras. Había no muy lejos del sofá donde se encontraba Gregory una discreta chimenea con un par de diplomas en la parte superior y una foto de la extraña familia Holmes cuando los dos hermanos aun estudiaban uno en el bachillerato y otro terminando la universidad; foto que por cierto Gregory había rogado para que la pusieran ahí. El suelo era de madera y estaba revestido en el centro de la habitación con un fino tapete chino que le habían regalado al pelirrojo en una firma de tratados con aquel país. Una cama y una cómoda eran los más banales de los muebles que se habían integrado a la llegada de Lestrade quien, por cierto parecía que siempre prefería ese incómodo sofá en lugar de un fino colchón donde dormir. 

Tomo una silla y se sentó frente al hombre durmiente que incluso parecía roncar quedamente sin darse cuenta que lo estaba mirando dormir. Mycroft se conformó solo con admirar ese rostro cansado relajarse, con aquella chaqueta negra que por el frio se había puesto, con la mano recargada en el pecho y la otra tras su cabeza. Sonrió sorprendido de la excelente pieza de arte seria Lestrade si solo posará para que lo esculpieran.

- Sigues siendo perfecto Gregory, desde antes y hasta ahora…– Murmuro como si realmente Lestrade pudiera escucharlo. – Recuerdo, que la primera vez que te vi simplemente te me hiciste atractivo y aunque vestías como cualquier otra persona, a mis ojos seguías siendo distinto. También recuerdo lo del callejón, oh dios… como si lo hubiera podido olvidar – Lestrade se removió en el sofá como estirando sus músculos involuntariamente engarrotados para girarse levemente mientras un hilo de saliva salía de su boca; Mycroft sonrió por lo infantil que se veía aquel hombre y con un pañuelo impecable que saco de su traje le limpio la saliva y le tomo de la mejilla – siempre te me has hecho un hombre infinitamente imposible de alcanzar. Siempre estás un paso delante de mí Gregory como cuando me besaste en esa callejuela… me hiciste sentir que valía algo para las personas, que era importante y me di cuenta que yo quería ser como tú. Ser el valiente hombre que salvará a los demás y estar rodeado de buenas personas. Tu me hiciste lo que soy hice una dieta infernal, me metí a varios debates de oralidad, leí infinidades de libros inservibles para ser sociable, para encajar con las personas, para tener amigos por si nos volvíamos a encontrar pudiera mirarte como un igual. Tú ya sabes cómo somos nosotros Gregory… los Holmes somos competitivos. Yo… simplemente quería que cuando nos volviéramos a ver, las personas te contaran cosas buenas de mí. Quería que te sintieras orgulloso de tenerme cuando menos como amigo, que no te avergonzaras por mi peso, o mi forma vestir, que te pudiera devolver la mitad de la felicidad que me diste; pero mira como fui a terminar, olvide como fue que empecé a querer encajar, me trate de olvidar de ti, de tu sonrisa, de tu mirar, de tu aroma y solo porque tenía miedo de…  - Mycroft se quedó un momento callado sosteniendo la mano de Lestrade y en acto la soltó, se inclinó un poco delante de donde estaba y se llevó las manos al rostro – tengo miedo Gregory… Miedo de que cuando recuerdes que yo era ese niño gordo y feo que nadie quería te rías de mí y me dejes. Que no aceptes que te haya mentido, que te repudie estar con un ser tan asqueroso y ruin como yo. Tan despreciable, tan sucio, tan inútil, tan falso…- Mycroft creyó que estaba al borde de las lágrimas y trató de controlar su agitado respirar tenía un nudo atorado ya en la garganta, no podía articular palabra alguna cuando escuchó la voz de Lestrade.

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