RESIGNACIÓN

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Notas iniciales: Creo o a mi parecer este capítulo está un poco largo y espero que sea de su agrado, ahora sin más a leer...

RESIGNACIÓN

No podía decir expresamente que sensación tenía realmente, ya que poseía muchos sentimientos dentro de su estómago revolviéndose salvajemente con la mezcla de alcohol que había bebido con tanto afán en un intento de olvidar su mal día y los nervios. 

No podía parar de pensar en el ridículo que había hecho delante de todos. Seguramente ahora sí que lo despedirían después de paganamente masacrarlo en la jefatura, ni siquiera podría tener un trabajo normal.

Estaba tan concentrado viendo su reflejo en el espejo del baño de caballeros divagando que no se dio cuenta que a su lado se había situado un hombre de características únicas. Era alto, de ojos pequeños y románticos. De poco cabello blanquezco y arrugas pronunciadas, no era más que un anciano con mucho dinero y poca humildad. El hombre entró acompañado de lo que parecía ser su guarura y al verlo frente al espejo solo atino a sonreírle. 

 – Vi lo que sucedió, Inspector – dijo con una voz añeja sonando amenazante y burlesco -  sí que está en problemas por lo que paso - Lestrade se concentró en ese hombre que solo le recordaba lo que había hecho ¡faltaba más! 

- Si bueno, si quiere un autógrafo en este momento estoy ocupado - respondió en un gruñido Lestrade viendo al hombre por el espejo pudo adivinar sin ser Sherlock Holmes que el hombre era de clase alta, con bastante dinero como para tener a su propio guardaespaldas adentro del baño

- yo podría ayudarlo - le dijo entonces el adinerado con tono más amable, acomodándose el moño que parecía asfixiale, se acercó un poco más a Lestrade sin borrar esa sonrisa socarrona del rostro - La teniente Sally cuando viene con su otro compañero me hacen una muy buena compañía a cambio de una cuantiosa donación nada exagerado por supuesto pero si lo necesario para no rogar por más, usted ya me entiende, no somos niños… si quiere puedo ayudarlo - el hombre aun no terminaba de hablar y el corazón de Greg había dado un brinco de preocupación dentro de su pecho. Lejos de sentirse aliviado comenzaba a dudar y sentir lastima por sus subordinados que tenían que hacer tantas cosas y nunca recibir ninguna clase de agradecimiento. 

- ¿Qué es lo que quiere de mí?- preguntó directamente, no le gustaba andar con rodeos.

- Me agrada que sea tan perspicaz. Las cosas en la vida no son gratis. Usted es un hombre inteligente y atractivo. Tiene un buen físico para su edad y me gustan los hombres como usted en mi cama… si sabe a lo que me refiero.- Lestrade se quedó viéndolo horrorizado con la boca abierta ¿Le estaba proponiendo lo que creía que le estaba proponiendo? No…. Era imposible ¡eran hombres por el amor a dios! – ¡Oh! por favor inspector, no se haga el inocente conmigo que es lo que más odio de las personas, quiero que me la mame cuando yo se lo ordene, que se ponga de rodillas y se deje coger por las noches que yo quiera hasta que me aburra y créame que no le estoy pidiendo mucho a cambio de librarle de este lío, está claro qué, a sus otros compañeros no les pido tanto pero usted entenderá que ellos no están en, como le diré (?), en su misma situación tan vergonzosa – Lestrade se quedó sin aire por breves momentos. Eso si que había sido directo incluso para su mal gusto y si era un broma no era ni de cerca un poco graciosa.

- Ya sabré liarmela yo solo, gracias - contestó rápido Pero de pronto una mano descarada toco su trasero y lo apretó con lujuria. Esos ojos románticos se habían tornado viles. Lestrade se llenó de ira ¡Le rompería el brazo por haberlo tocado! ¿Quién diablos se creía que era este hombre? Y prácticamente en cuanto se hizo la pregunta interna apretando los puños conteniéndose para no golpearlo directamente el viejo descaradamente se acercó a su oído, tomándole por sorpresa de la cintura para susurrarle mientras le pasaba la lengua por el rostro.

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