Deuda

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Notas iniciales: Hoy me había dormido temprano esperando morir mientras duermo sin embargo, recordé mi deuda y también que la vez pasada no publique toda la historia porque el borrador que tengo guardado en el celular no es el mismo que está ya publicado espero sepan perdonar y  antes de volver a dormir que haré con gusto después, les vengo a traer el siguiente capítulo que espero disfruten y lo que faltó de el capítulo de fuego...

FUEGO

Lestrade creía que Mycroft no le apartaba la mirada de su persona “dios y ¿si también me quiere secuestrar?” pensó intranquilo y nervioso, echaría todo por la borda ya no importaba si su pregunta interna tenia respuesta positiva o negativa él no la quería conocer. Su esposa, su jefe,  no se podían comparar con el miedo que le tenía a aquel pelirrojo ya que era el temible hermano mayor de Sherlock Holmes y si el menor era un demonio hecho y derecho entonces el hermano mayor debería tener el título de “Satanás”. Dios debía ser un ente muy malvado si podía permitir que un hombre además de porte, elegancia, fortuna, suerte y demás atributos fuese alguien atractivo, alto y con el ICU más alto de todo el mundo. Definitivamente dios lo odiaba.


Mycroft Holmes estaba aquí...


Se mordió las uñas, un tic que creía que se había quitado hace tiempo, mientras la camarera lo guiaba a la barra para servirle su pedido.

Mycroft Holmes el hermano mayor del sin alma de Sherlock lo miraba...

Seguramente estaba planeando secuestrarlo y seguramente él, como todo buen cabezota no le permitiría hacerlo de nuevo, lo arrestaría.

Mycroft Holmes que parecía muy molesto que estuviera platicando con la joven camarera...

Seguramente estaba pensando “él es quien se aprovecha de mi querido hermanito, y lo ha encarcelado y míralo… ahí esta como si nada”

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de la camarera que tenía rato que le hablaba

– Se le ve muy angustiado de estar aquí - murmuro la camarera – la verdad yo tampoco termino de acostumbrarme de trabajar para ellos, los hombres solo quieren meterme a su cama como si solo fuera un objeto sexual, quizá solo sea eso y mi padre tiene razón debería dejar de tratar de ser algo más - el tono de voz de la chica parecía triste sinceramente ella no sabía porque se estaba sincerando tanto con aquel hombre pero que más daba, total solo era otro más que no la miraría a los ojos y la dejaría con el comentario en la boca o haría una muestra de desagrado como los otros pero Lestrade sintió de repente estar frente a la hija que nunca tuvo pero que siempre quiso.

– No deberías pensar así. Mira la vida no es fácil y nadie dijo que lo fuera, unos debemos esforzarnos el triple para tener lo poco que tenemos que en comparación con... bueno con lo que tienen estas personas se podría decir que es nada pero es nuestro de nuestro esfuerzo y no por trabajar más valemos menos que ellos. No te conozco pero al verte creo que eres una chica muy inteligente y que vale mucho, no eres ni por cerca un objeto sexual, eres una persona que está cansada y está bien que te sientas así, a veces solo merecemos un poco de comprensión para sentirnos mejor pero eso sí nada de pensar en rendirnos ¿No lo piensas así? - el detective sonrió viéndola a los ojos - eres hermosa y no está bien que dejes que los demás te hagan sentir mal con los miedos que ellos cargan -

La chica sonrió con los ojos vidriosos a punto de llorar pero sin hacerlo ¡sus palabras habían resultado! Bueno por lo menos para algo servía. – Gracias….- dijo ella mientras se le escapaba una lagrima y en definitiva parecía que iba a llorar al llevarse una mano a la boca - muchas gracias solo eso necesitaba - agachó la cabeza y Lestrade se preocupo de que las personas pensaran que había sido grosero con la chica hasta hacerla llorar y trato de animarla hasta que logro calmarla y conseguir su número de teléfono, Greg se despidió de ella dándole un beso en la frente y se fue con las bebidas que le había pedido madame Virgil.

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